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Ajuste presupuestario

“Las universidades tienen que volver a un rol de lucha”

Fabiana Caruso, directora de la Escuela Nacional “Adolfo Pérez Esquivel” (UNICEN) plantea una “situación complicada” en torno del manejo presupuestario y advierte  sobre el freno de obras y el condicionamiento de algunos servicios.

 

El actual ajuste se ve reflejado en los números que permanecen idénticos a 2017. Mediante esos mismos recursos hay que mantener en pie el funcionamiento  de las instituciones. Asimismo, se frenan obras, se demoran proyectos, se duplica la solicitud de becas y el presupuesto no se amplía. Por eso, la licenciada Fabiana Caruso, directora de Escuela Nacional Pérez Esquivel (ENAPE) habla de una situación “complicada” porque “el recorte es importante” y se evidencia en los “gastos cotidianos”. Además destacó que la UNICEN “está dentro de las universidades no beneficiadas” y que hay “un montón de situaciones que se viven a diario como la cancelación de obras proyectadas”.

Fabiana Caruso explica que el ajuste genera otros condicionamientos. “No se sabe si algunos concursos se van a sustanciar” o, como sucedió con “el servicio de contratación de emergencias médicas que recién lo confirmamos en abril. También la contratación de limpieza tiene algunos recortes y se les paga lo mismo que el año pasado”, puntualizó.

“Es una situación caótica la que hay que enfrentar (…) Siempre el lado flaco es la educación. El recorte es terrible. El Gobierno evidentemente va por la educación pública (…) Desde los órganos de conducción debiéramos luchar porque esto recién empieza”, subrayó la directora de ENAPE. Su preocupación es el rebote social de estos ajustes. “No sé si la sociedad alcanza a dimensionarlo. Depende de la universidad, de todos nosotros, hacer que esto sea público”, reflexionó.

La ENAPE depende directamente del Rectorado y no tiene una partida presupuestaria autónoma. Para 2018 tiene asignados 19 millones de pesos pero en Olavarría sólo se manejan con “una caja chica, en términos de administración, que son nueve depósitos de 4000 pesos. Los servicios de luz, gas, los paga la universidad. Hasta el año pasado pagábamos EMO, el servicio de la alarma, los gastos cotidianos... Este recorte hasta ahora no nos afecta directamente, se ve en lo macro”.

Por eso, posa la mirada sobre un tema sensible: los fondos destinados a las becas. “Otorgamos becas en fotocopias y en el menú del comedor. Este año solicitaron el doble que el año pasado y el presupuesto es el mismo” aunque “el Rector ha dado su palabra de que no va a haber modificaciones en el menú”. Por su lado, “las fotocopias de los Centros de Estudiantes siguen más o menos al mismo valor pero las becas que van a otorgar son con el mismo presupuesto”.

Por otra parte, lo que sí frena el ajuste son los proyectos. Con una matrícula de 356 alumnos, “no vamos a tener las dos aulas que nos faltan” y “la empresa de limpieza va a reducir la cantidad de horas” aunque “por suerte aún no se ve en los salarios”. Justamente por eso es que Fabiana Caruso está convencida de que “las universidades tienen que volver a un rol de lucha y poner en agenda esta problemática”./ AC-FACSO