Ciencia

Donar órganos: acto de amor y derecho de todxs

Agradecimiento eterno, segundas oportunidades y mejores calidades de vida comparten Laura, Silvana, Pedro y Pablo. Narran sus historias desde el momento en que tuvieron que trasplantarse para vivir mejor.

personastrasplantadas

Camila Ale - Agencia Comunica

07/06/2021

En el marco del Día Mundial de las Personas Trasplantadas, cuatro olavarrienses cuentan cómo es vivir con un trasplante y algunas sensaciones que tienen en común, recuerdan la importancia de la información y el avance de la ciencia, y por último remarcan el trabajo del sistema de salud y la donación y el trasplante de órganos como derechos.

En lo que va del año 2021 598 personas recibieron sus trasplantes, 224 personas donaron sus órganos y aún 6965 necesitan un trasplante según la página oficial del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI), que impulsa, normatiza, organiza y fiscaliza las actividades de donación y trasplante de órganos, tejidos y células en todo el territorio argentino.

Por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el objetivo de este día es “fomentar una cultura de donación de órganos y dar una oportunidad de vida a pacientes”. El trasplante es una práctica diaria y es posible por el trabajo de todo el sistema de salud, “miles de personas reciben un trasplante cada año, otras miles lo esperan”. Además es una problemática médico social ya que se resuelve también con la participación de la comunidad, “representada en el acto de donar”, establece el Incucai.

Laura, Silvana, Pedro y Pablo recibieron trasplantes. Comparten el agradecimiento eterno, segundas oportunidades y mejor calidad de vida. Hoy acercan sus historias y cuentan cómo es vivir con un trasplante. También expresan algunas sensaciones que tienen en común, recuerdan la importancia de la información y el avance de la ciencia y por último remarcan el trabajo del sistema de salud, y la donación y el trasplante de órganos como derechos.

Pablo en marzo cumplió 20 años de trasplantado

“La única mejor vida que tuve fue después de esa operación” introduce Pablo. En el año 2001 recibió un riñón de su padre con quien comparte la vida permanentemente. “Al principio era muy extraño vivir con un órgano que no era mío pero a medida que pasa el tiempo se siente distinto. Las cosas que te van sucediendo y lo enfocado que estés o no en otros aspectos de la vida hace que te olvides un poco” explica. Hoy es enfermero profesional y admite que su trabajo lo ayudó a entender el problema y sobrellevarlo.

A partir de la operación, la relación con su padre "tiene otro sentido, es un agradecimiento enorme. En el fondo me dio la vida dos veces y para mi es algo extraordinario” define Pablo. La idea del trasplante es poder hacer una vida normal y saludable. Después de trasplantarse, el olavarriense viajó a muchos Juegos Mundiales de personas trasplantadas representando a Argentina en atletismo y conoció siete países. “Tuve la ilusión de formar una familia y esos objetivos se cumplieron y disfrutar hoy de mis hijos es lo que más quiero” expresa conmovido el deportista.

personastrasplantadas2

Pablo en los Juegos Mundiales de Personas Trasplantadas que se llevó a cabo en el año 2015 en la ciudad de Mar del Plata - el primero en Latinoamérica-. Foto: Infoeme

Laura, en la espera de su quinto trasplante

Al igual que Pablo, Laura está apoyada y acompañada por la familia. “En este momento de espera junto con la ayuda desde la iglesia o de profesionales porque acepto esto que estoy viviendo, no desespero, estoy tranquila” sostiene quien desde el año 1988 ya tuvo varios trasplantes de córnea (de sus dos ojos) exitosos. “Hablar en ese año de trasplantes era complicado, no me enteré de demasiadas cosas. Sin embargo con los controles y el reposo, ese primer trasplante (en el ojo derecho) tuvo una buena aceptación y lo tuve hasta el año 2016 cuando terminó su vida útil” explica.

Laura celebra la evolución de la ciencia, de los tratamientos y de la selección de tejidos. “Ese primer trasplante era de un señor de 80 años, yo tenía 20. Solo se buscaba que no se rechace el tejido. Es decir que nunca vi de manera perfecta, solo mejoró un poco mi calidad de visión”. Hoy los órganos se eligen de otra forma, y aún más cuando no es de urgencia, como en el caso de Laura.

Pedro recibió su trasplante en 2019

En cambio, Pedro sí estaba en la lista de espera como emergencia nacional para realizarse un trasplante hepático. “Me pasó de repente, tuve que familiarizarme con la cicatriz primero y luego me fui interiorizando en lo que significa ser trasplantado” manifiesta, y agrega que “a pesar de ser una operación como cualquiera, una persona que pasa una situación como esta es un antes y un después”.

Para Pedro fue realmente un cambio positivo “a nivel anímico y personal, he mejorado mi vida, no llevo una vida limitada por el hecho de haber pasado por un trasplante”. Reconoce y celebra que “en todo el proceso los profesionales te acompañan y el trabajo que hace el Incucai es fundamental, inclusive en pandemia se han realizado trasplantes hasta de médula ósea que requiere un trabajo extra”. En general nota mucha desinformación ya que “hasta que no me pasó a mí no conocía el Instituto”.

personastrasplantadas1

También destaca la solidaridad de la gente, “había personas dispuestas a realizar ese gesto de amor aunque estaban pasando un momento difícil, no se negaron a hacer la donación”, y hoy Pedro lleva una mejor calidad de vida. A su vez reflexiona y se pregunta “por qué no vivimos siempre como si fuese nuestra segunda oportunidad (trasplante)”.

24 años atrás

Al igual que Pedro, Silvana también se trasplantó el hígado. Ella tuvo dos operaciones y recibió dos órganos en 1996, para mejorar su calidad de vida. Fue de manera repentina y urgente y su caso alcanzó trascendencia nacional. “Vivir con un trasplante me costó más de 10 años de acompañamiento psicológico”, comparte Silvana y agrega que “los medicamentos que tomo de por vida son un costo que tengo que pagar para vivir”. Después de 24 años, “mi perspectiva sobre las cosas cambió, lo que no cambia es el agradecimiento enorme” asegura la olavarriense.

Por otra parte destaca el incipiente trabajo del banco de medicamentos local que surge a partir del contacto de más de 20 personas trasplantadas para prestar o regalar medicamentos y sacarlos de la urgencia. “Hay empatía porque estamos en el mismo equipo”,reconoce y agrega que es necesaria la “educación” por eso se interiorizó y formó parte, por muchos años, de la Fundación Argentina de Trasplante Hepático (FATH).

La donación de órganos es un derecho. En ese sentido, Pablo concluye que “hay que poner la información arriba de la mesa y concientizar que la gente decida a favor”.Por suerte la Ley Justina (toda persona mayor de 18 años es donante de órganos o tejidos salvo que haya dejado constancia expresa de lo contrario) le ha dado “un gran empuje” y que “la ayuda y acompañamiento a las y los que están a la espera de su nuevo órgano es sumamente necesaria”. Junto con Laura coinciden que “el avance de la ciencia es increíble”.

Las personas trasplantadas tienen un marco normativo que las ampara, “como el 100% de los medicamentos gratuitos que suelen ser muy caros” explica Pedro, y repiensa en relación a la importancia de la “difusión y viralización en las redes y los medios cuando una persona está en lista de espera como emergencia”. Silvana concluye que a pesar de que sea de manera repentina o no “uno aprende a vivir con esto, pero el trasplante es una posibilidad que está en manos del mundo entero”. (FACSO - Agencia Comunica)