Ciencia

Un recorrido al interior de un centro vacunatorio

En el Servicio Territorial N° 2 funciona una de las cuatro postas de vacunación de la ciudad, en esta ocasión Agencia Comunica recorrió este espacio para contar a la comunidad cómo se vive desde adentro el día a día. 

Vacunatorio 1

28/06/2021

Luciana Pedernera - Agencia Comunica

Es una mañana gris, pasaron 10 minutos de las nueve, hace 10 minutos arrancó una nueva jornada en las cuatro postas de vacunación de la ciudad pero aquí el recorrido será por Alberdi y Coronel Suárez. Al interior del edificio hay 14 vacunadores y unas 20 personas que esperan el tan ansiado momento de la inoculación. Sputnik, AztraZeneca, Covishield ¿con cuál será?

La bienvenida la da una enorme puerta de rejas, abierta de par en par. A un costado, una "carpa de campaña" vacía. Unos metros más adelante, 10 personas en la fila y antes de llegar a la puerta una joven de voz muy tranquila impide el ingreso al lugar. Me anuncio porque hoy vengo a buscar a Álvaro Flores.

Pasaron algunos minutos y él llega: cofia, barbijo, anteojos, guardapolvo, guantes. Debajo de todo ese atuendo, Álvaro Flores, el coordinador del operativo de vacunación en esta sede, también antropólogo y docente de Bioética en la Facultad de Ciencias de la Salud, anfitrión de esta historia.

Un poco de sanitizante y un pequeño aparato digital que toma la temperatura son el primer peaje, el ingreso. Quienes llegan a vacunarse deben haberse registrado en la página “Vacunate”, estar libres de síntomas de Covid y así podrán ingresar al dispositivo este sistema permite “tener un control y un registro de cada persona”.

Vacunatorio 2

El operativo de vacunación inició en febrero, en la Escuela Secundaria N°1, luego se mudó al edificio del Servicio Territorial N°2 debido a que el plan de vacunación que sería por tres meses se extendió. Para Álvaro, esta experiencia es “única” y agregó que cuando lo convocaron en diciembre no dudó un segundo, porque “acá lo que prima es la causa humanitaria, esto es un cambio de era”.

El primer transbordo en este recorrido es el triage, la entrada al circuito de vacunación: allí realizan un diagnóstico, vuelven a tomar la temperatura corporal, preguntan sobre contraindicaciones y corroboran que la persona que está por ingresar al circuito corresponda al rango etario que hay que vacunar en ese momento.

Luego se pasa al segundo puesto de este recorrido, donde se realiza la declaración jurada, se reiteran “preguntas sobre patologías y en caso de que afirme tener alguna se realiza una declaración jurada porque esta vacunación es voluntaria”. Frente a esto se informa nuevamente a la persona sobre la vacuna y las contraindicaciones “la declaración es un consentimiento por parte de la persona”.

En la tercera parada se corrobora el registro y que la persona que ingresó al dispositivo esté correctamente inscripta: se constatan las patologías enunciadas y de ahí “pasa al puesto de aplicación”. Aquí es donde conocerás a Nicolás y algunos jóvenes más. El es de Azul y está cursando el último año de medicina en la Facultad de Ciencias de la Salud de Olavarría.

Vacunatorio 3

La mayoría de los chicos y chicas que asisten a la población en las postas son estudiantes o tienen hijos, trabajan por turnos –mañana y tarde- de lunes a lunes. Nicolás afirmó que la diaria se vive como “una familia” porque esto es todas las semanas, “no se corta”, y si no hay dosis para vacunar igual están “para despejar dudas”.

Después de la aplicación llega el quinto puesto y los 15 minutos de espera, donde las emociones son compartidas. Tanto Álvaro como Nicolás detallaron que la gente recibe su dosis “con mucha esperanza, mucha gratitud”, acto que los olavarrienses traducen en diferentes formas de agradecer, porque “la gente sabe de la importancia de las vacunas”.

Finalmente, la última parada, después de la espera se pasa al carnet. Para recibirlo se corroboran los datos, constatan nuevamente la identidad de la persona y después “se les hace el carnet y los datos sobre la vacuna que recibió”.

Nicolás resumió la imagen que llega a sus ojos cuando la gente se despide y detalló que “se van feliz, esto es un trabajo soñado” relató mientras recordó que hace mucho que no ve a su familia y que hasta que la vacunación no termine eso no va a pasar.

Por su parte, Álvaro, al llegar a casa reflexiona y siente lo “importante que es” lo que están haciendo. “Trabajamos todo el día, con mucha gente, estamos muy expuestos al virus”, expresó, finalmente agregó que “hace 4 meses que estoy y en casa no dudamos un minuto en participar de esto, porque un poco participamos todos. Porque es algo que implica una salida, lo necesitamos”. (Fotos: Dante Lartirigoyen/Agencia Comunica)