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Conversatorio en la Secundaria Nº7

César González y la resistencia mediante el arte

Vida y percepciones sobre las instituciones de encierro y la desigualdad. Un camino donde la expresión de sus sentimientos mediante disciplinas artísticas le posibilitó una nueva forma de ser y estar.

 

César González adoptó el seudónimo Camilo Blajaquis por dos razones que son una declaración de principios: Camilo por Cienfuegos, uno de los líderes de la Revolución Cubana; y Blajaquis por el militante asesinado en “¿Quién mató a Rosendo?” que contó Rodolfo Walsh. Nació y vive en la villa Carlos Gardel, en el oeste del conurbano bonaerense. Tiene 26 años, es director de cine, escribe poesía y produjo un ciclo televisivo en Canal Encuentro. Durante su adolescencia estuvo preso por secuestro y robo, pena que pago en cuatro institutos de menores y dos penales. Un profesor de magia que recorría los pabellones fue quién le permitió indagar y reflexionar sobre la desigualdad social y económica como desencadenante de la violencia. Esto amplió sus intereses,  acercándose así a la filosofía, los temas políticos y diversas obras poéticas. Al recuperar su libertad, con plena voluntad de cambio, se inscribió en el CBC para la carrera de Filosofía en la UBA. Su percepción y visión, a través del cine y la poesía, sobre la vida en un contexto de opresión y desigualdad lo transformaron en una voz necesaria de escuchar.

El nacer y vivir en una villa, ¿qué tipo de sensibilidad te otorga para expresarte en el campo artístico?

Todo eso que yo tenía cargado en mi vida, que lo nombro como una potencia muy alta que la destinaba para cosas negativas porque iba a robar con mucha gana, con mucho deseo, simplemente todas esas mismas cosas las empecé a re-direccionar en algo positivo como el arte. Y la verdad que tarde menos porque todo lo que vive uno lo hace más despierto. Al criarte con ausencias, al criarte con un montón de cosas que te faltan, eso te hace fuerte hasta inconscientemente; así que en ese sentido me costó menos darme cuenta de un montón de cosas por la vida que uno tiene. Existe como una vibración alta. Yo simplemente tuve que aprender y eso si fue un aprendizaje, poder destinar esa potencia alta en aprender, tomar conocimiento, leer. La sensibilidad está. Los pibes tienen mucha energía pero está mal direccionada lamentablemente.

¿Qué es lo más difícil de haber convivido en la exclusión, la discriminación y la injusticia?

Hasta antes de robar y caer preso, yo ya vivía en la pobreza, en la marginación, todo esto que vos contas lo viví, que me discriminen, que vayas a manguear y llamen a la policía. Uno va naturalizando eso y es terrible porque uno cree que es así, que es inmodificable y la verdad que la discriminación y la exclusión suenan a conceptos pero que en realidad son cosas que hacen los seres humanos, son acciones. Uno tiende a idealizar la discriminación, la exclusión, etc., y no decimos “los humanos excluyen”: nosotros discriminamos. No hablamos de que cada uno desde su lugar puede ejercer y ser un discriminador, ser un excluidor.

¿Cuáles son los peores aspectos de las instituciones de encierro?

Hay un montón de aspectos del plano edilicio primero y principal, la mayoría de los lugares están destruidos. El hacinamiento, la superpoblación, la mala alimentación, el mal estado de las escuelas, el poco material didáctico, poca ropa. Desde un montón de puntos de vista hay cosas que están mal en la institución carcelaria. Lamentablemente pareciera que es necesario que sea así. Pareciera que cuanto peor estén las cárceles, más contenta va a estar la gente.

cg1César González visitó Olavarría y brindó un conversatorio en la Escuela Secundaria Nº 7./ Foto: Prensa FACSO.

¿En base a qué delimitas o elegís los temas para tus películas o publicaciones?

Cada película tiene una temática diferente. En la primera estaba muy presente el tema de una familia en la villa con una madre “transa” para poder tocar el tema del narcotráfico y como está la policía en el medio. Trataba más de indagar las causas de la violencia y como hay todo un “mercado de la violencia”, como el pibe va a robar para poder comprar unas zapatillas de marca, es decir, para acceder a la sociedad de consumo. La segunda se movió más en el terreno de cuestionar el trabajo y qué tipo de trabajo son los que tienen los pibes para hacer. Se trató de reflejar detalladamente la realidad del trabajo para un villero.

¿Cómo convivís con la mirada del otro en el contexto artístico y en la sociedad en general?

Por parte de la sociedad, y quedó demostrado, tengo mucho apoyo, tengo un afecto de la clase alta, media y baja. Eso es lo más lindo y lo trato de cuidar, es como un capital para cuidar y ser responsable. En el mundo artístico soy muy negado, en especial por la gente que tiene que financiar festivales, el circuito del cine y los artistas. Ojalá tuviera el afecto que tengo del pueblo. Pero aquellas personas que tienen el poder o que arman festivales y movidas de arte nunca me han convocado. Yo tengo algo que es más lindo, que es el apoyo de la gente y que no cualquiera lo logra pero lamentablemente al no contar con ese otro apoyo no vienen los recursos, que para seguir filmando, es lo más importante. Si la decisión la tomara la gente estoy seguro que ya tendría el recurso para hacer mis revistas, películas, un programa de televisión, etc.

¿Qué es lo peligroso de un “ser pensante”?

Si cada uno se asume como un ser pensante, como un sujeto que puede, a partir del pensamiento, cambiar su vida, nos vamos a quedar con muchos puestos vacios en los trabajos más indignos. Si el obrero, el albañil, etc., toman una conciencia mínima, llegaríamos a una sociedad igualitaria pero eso también lo digo a partir de mi experiencia. Las torturas en la cárcel siempre vinieron a partir de que yo empecé a leer, a hablar y pensar de esta forma que no era lo normal en un preso común. Al tener un preso común que no decía nada y se comportaba como preso, no pasaba nada; pero por ser un preso que tenía su discurso y que pensaba por sí mismo fui torturado. Ahí me di cuenta que es más peligroso pensar que robar.

El Conversatorio realizado el viernes 26 de junio en el SUM de la Escuela Secundaria Nº7 de Olavarría fue organizado por la Facultad de Ciencias Sociales, el Programa Educación en Contextos de Encierro, el Programa Universidad en la Cárcel de la  Secretaría de Extensión de la UNICEN e Insurgente. Durante la jornada, César González formó parte de una actividad similar dirigida a estudiantes detenidos de la Unidad Penitenciaria Nº38 de Sierra Chica./ AC-FACSO