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Derechos humanos

“El mayor desafío es hacer pequeñas cosas que modifiquen el nivel de conciencia”

En el marco del juicio Monte Pelloni II, Stella Bassi, fundadora de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de Tandil, cuenta el vínculo por el cual se decidió acompañar las audiencias y su lucha por la defensa de la memoria, verdad y justicia.

 

El 18 de agosto comenzó en el Tribunal Oral Federal de Mar del Plata el juicio oral y público por el segundo tramo de la causa Monte Pelloni, el cual comprende el circuito represivo ilegal que operó en la subzona militar 12 (Olavarría, Azul, Tandil y Las Flores) durante la última dictadura cívico-militar. Antes de su inicio, diversos organismos de derechos humanos de Olavarría y la región pidieron el cambio de sede de Mar del Plata hacia Olavarría. Finalmente, la realización de las audiencias en una ciudad distante de los hechos como Mar del Plata le restó una carga simbólica y social al juicio. Desde sus inicios, las jornadas de Monte Pelloni contaron con la participación de Stella Bassi, quien a fines de los '70 fundó en Tandil la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) y posteriormente el Frente por los Derechos Humanos y la Dignidad de Mar del Plata. Desde aquellos años de compromiso y lucha, se ha mostrado presente en la defensa y promoción de los derechos humanos, reflejado en su libro “Piedra que late”,  el cual narra historias de los detenidos-desaparecidos en los '70.

¿Cuál es el vínculo por el cual acompañas el juicio?

Nací en Tandil y viví ahí hasta 1987. Durante 1976 y 1977 estábamos en Tandil con un grupo de compañeros. Primero formamos la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH). Después hubo problemas justamente con la comisión central de la asamblea, que también Olavarría los tuvo. Nos disolvimos y formamos el Frente por los Derechos Humanos. Desde aquella época he estado siempre en esta lucha por los derechos humanos que, por lo menos en mi concepción, no tienen que ver solamente con este episodio tan terrible del terrorismo de Estado sino que, además, tienen que ver con los derechos sociales del hombre.

Registré muchísimas cosas en aquellos tiempos y en 2011 edité el libro “Piedra que late: detenidos y desaparecidos de Tandil, Azul, Olavarría y Las Flores”. Se empalma con la actualidad porque lo que planteo en el libro es que en esas ciudades hubo dos genocidios: el de los pueblos originarios y el del Estado terrorista. Para la edición del libro asumí los costos. Busqué auspiciantes pero me ponían limitaciones. Entonces decidí hacerlo domésticamente con la ayuda que pude conseguir, sobre todo con la labor de una de mis hijas que es periodista. Así salió.

En ese trabajo que habíamos tenido militando por los derechos humanos en Tandil, tuvimos mucho contacto con Olavarría porque lo conocía a Alfredo Pareja. Cuando edité el libro, lo que más quería era señalar toda esa parte que el resto de la gente no ve de los familiares o de los sobrevivientes. Primero milité los juicios de Memoria, Verdad y Justicia que fueron muy ricos pero en realidad, valga la comparación, fue como lo que pasó con la CONADEP y lo que Alfonsín había prometido. La CONADEP no tenía facultades para investigar, sólo recibía denuncias. Pero hubo muchos vacíos en la CONADEP que a mí me interesaba destacar. Por ejemplo, en su informe se blanqueó a la Fuerza Aérea cuando en realidad había tenido exactamente la misma participación que cualquier otra de las fuerzas en este plan de exterminio.

Lo importante es escribir, registrar cosas y después socializarlas. Luego que edité el libro me encontré con el problema de la distribución. Como no podía pagarlo, lo distribuí en algunas librerías y por correo. De hecho, después lo empecé a regalar  porque mi interés era que se difunda al mayor número de personas posible.

¿Tuviste oportunidad de presenciar o estás al tanto de cómo fue el juicio Monte Pelloni I?

No fui pero estuve en contacto con Natalia Messineo (integrante del equipo técnico del Centro de Asistencia a Víctimas de Violaciones de Derechos Humanos Dr. Fernando Ulloa) y con más gente que vive en Olavarría. He mantenido contacto a través de internet. Es más, cuando Seambelar estaba internado en Mar del Plata nosotros le hicimos un escrache y pudimos hasta acceder a su historia clínica, donde no aparecía la enfermedad que él decía tener. Y ahora, en las últimas audiencias, me enteré que está viviendo en Olavarría cuando por una cuestión legal no está en las audiencias. Otro de los abogados defensores del juicio es quien se encarga de todas las domiciliarias en Mar del Plata, de seguir amparando a los genocidas.

¿Crees que después de este juicio sería necesario continuar con otros aspectos de la sociedad civil?

Por experiencia no creo que sea posible. Tenemos la certeza de que no va a pasar.

¿Cómo surgió la idea del habeas corpus que presentaron en la primera audiencia por Santiago Maldonado?

El colectivo de La Plata “Justicia ya”, del cual formo parte más allá de que vivo en Mar del Plata, me manda permanentemente material. Y una de sus abogadas me envió el modelo de habeas corpus para que en todo lugar se realizara un habeas corpus por Santiago Maldonado. Yo lo envié a otros organismos de acá pero no me respondieron…

El mayor desafío es hacer pequeñas cosas que modifiquen el nivel de conciencia. Creo que mientras la población no tenga en claro qué significa vivir en un sistema capitalista no va a pasar nada. Porque lo que hemos vivido siempre implicó, en mayor o menor medida, el avasallamiento a los derechos. La política conservadora o liberal nunca tuvo en contemplación a los derechos humanos. Lo único que pueden establecer son las garantías individuales. Nuestro objetivo es tratar de cambiar, dentro de nuestras posibilidades, el nivel de conciencia de la gente. En Mar del Plata siempre hubo movilizaciones por los derechos humanos pero hay mucha desunión. Y lo mismo sucede en otros lugares./AC-FACSO