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“Hay que pasar al siglo XXI porque la sociedad lo está demandando”

La arqueóloga Alicia Castillo Mena repasó los desafíos para los cientistas sociales en contextos de conflicto y la vinculación entre paisajes y urbanismo además de la influencia de los estados y sus políticas en los patrimonios culturales.

 

Alicia Castillo Mena es doctora en Historia y arqueóloga especializada en Patrimonio Cultural. Además se desempeña como profesora del departamento de Prehistoria en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid donde co-dirige el grupo de investigación de Gestión del Patrimonio Cultural. Es investigadora principal de proyectos del plan nacional I+D+I sobre paisajes históricos urbanos. Durante el Simposio Internacional de Patrimonio Cultural y Comunidad Local brindó la conferencia “Comunidad local en transición”. En entrevista con Radio Universidad repasó las relaciones y extensiones del patrimonio cultural, los paisajes urbanos y las comunidades locales.

¿A qué te referís con comunidad local en transición?

Cuando hablamos de comunidades en transición hablamos de un momento actual: vivimos en un contexto muy globalizado, el cual tiene cosas buenas y cosas malas. Y una de las cosas más positivas es que las comunidades son variadas a pesar de que se nos intente ver como un grupo homogéneo. Esto se ve claramente en las ciudades donde transitamos.

¿Cómo trabajas lo vinculado a los paisajes históricos urbanos?

Una a esta altura no sabe si los paisajes son históricos urbanos o urbanos históricos. Es un juego de palabras que responde a mirar a las ciudades desde la historia. Y bajo la idea de paisaje, ya que es un espacio percibido por muchas personas, por muchos tipos de comunidades. A los paisajes históricos urbanos nosotros intentamos entenderlos más como herramientas de trabajo porque la ciudad tiene muchos puntos de vista. En el último tiempo estoy hablando más de ciudad que de paisaje histórico urbano porque me parece que en un momento determinado el patrimonio necesitó significarse y necesitó crear figuras o categorías, formas de entender la ciudad como son los conjuntos históricos. Pero a lo largo del tiempo fuimos viendo estas transiciones, estos cambios de valores que en las ciudades se ven muy bien y descubrimos que el patrimonio cultural debe estar integrado con otras series de valores que pasan en la ciudad. Me doy cuenta que volver a hablar de ciudades es importante, por eso está bien lo del patrimonio urbano para acercarte a las miradas patrimoniales pero también está bien hablar de ciudades, todas las ciudades son históricas y por ende todas tienen este componente patrimonial.

¿Cómo se da la relación con los estados-nación?

La visión de patrimonio nace con los estados-nación. Y por eso y porque son bienes de interés público son valores comunes, hay un interés expreso o debería haberlo por nuestras administraciones públicas. Al contexto argentino lo conozco poco, he trabajado en otros países de América como investigadora pero pienso que lo primero es sensibilizar a través de la gestación de programas para reconocimiento de valores culturales y también pienso que se han hecho cosas muy interesantes en este sentido. Desde planes hasta leyes. Yo no entiendo el patrimonio cultural sin la política. Está bien que así sea, nosotros en España tenemos planes vinculados al patrimonio cultural, este año la Unión Europea empezó una política pública para el patrimonio cultural que es el “año europeo del patrimonio cultural” para el 2018. Lo que veo en mi entorno también es ese tipo de esfuerzo, hay un interés que deba fomentarse más desde la política en Argentina.

¿Cómo se une la cultura digital con la cultura patrimonial?

En cuanto a esto hay dos temas vinculados: las tecnologías más la comunicación. Las redes sociales, todo lo que nos ayuda comunicar y a informar sobre el patrimonio cultural en otros canales es un soporte fantástico. Las redes sociales nos acercan más a una generación que se ha desvinculado quizás con los valores del patrimonio cultural y es una forma de canalizar e informar cosas de todo tipo. Y luego en el contexto del patrimonio cultural está ayudando mucho a la conservación desde las tecnologías, como pueden ser los satélites que nos permiten ver yacimientos, por ejemplo. Hay muchísimo que se está aplicando a lo relacionado con patrimonios culturales, y ayuda a una parte de la gestión que tiene ver con la planificación y eso tiene que ver con la tecnología.

¿Qué reflexión harías acerca del desafío de los cientistas sociales en un contexto de conflictividad?

Creo que es un gran desafío y creo que el patrimonio cultural no es el único desafío, hay más cosas pero desde el ámbito de las humanidades. La mejor palabra es proactividad: pasar del análisis crítico de los discursos o de las construcciones a la acción. Como especialistas de las humanidades tenemos que darnos cuenta que las ciencias han cambiado, hay otros métodos y formas de enfrentar el conocimiento y creo que nos hemos quedado en el siglo XX… Hay que pasar al siglo XXI y con urgencia porque la sociedad lo está demandando.

¿Nos podrías contar acerca del doctorado que estás brindando?

Es un curso metodológico orientado a dejar metodologías para que los trabajos que se han estado haciendo de interpretación de pasado común y de valoración crítica de como se trata a los patrimonios culturales pueda volverse algo activo. Sin lugar a dudas es importantísimo el marco crítico de las cosas pero tenemos que convertirlas en una acción. A partir de ahí el curso se ha hecho para mostrar que es lo que hace un gestor de bienes culturales  porque una cosa es la investigación de gestión; y otra la investigación en sí misma. Lo que buscamos inculcar en nuestros investigadores o en las personas que están haciendo investigación es dar estrategias más prácticas para que sus ideas puedan aterrizarse sobre el territorio. Estoy tratando de formar estrategias mucho más horizontales de creación de conocimiento porque esto nos afecta a todos y la creación de conocimiento está cada vez más vinculada a estrategias de otro tipo./ AC-FACSO