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Compromiso social

“El Municipio te da la espalda”

El comedor "Rincón de Luz" se plantea como un termómetro de la realidad social. De 100 chicos y chicas que asistía hoy recibe a 166 más 44 madres.  Sin respaldo estatal pero sí con fuerte apoyo comunitario, advierten que este  “invierno será peor que el anterior”.

 

“Va aumentando todo, todos los meses. Gente que se va quedando sin trabajo y eso se ve en el comedor y mientras la gente me ayude no tengo problema pero se  está poniendo bastante brava la situación”, plantea Hilda de los Santos, la mujer que desde 2001 sostiene “Rincón de Luz”. Tristemente ese comedor comunitario que surgió como respuesta a la crisis social y económica es, aún hoy, un termómetro de la realidad social. “En una semana se sumaron 6 familias más que tienen 6 o 4 chiquitos. Es gente que se ha quedado sin trabajo, que no cobran y que no tienen para pagar la luz o el gas. La situación es bastante fea, al paso que vamos no sé…”, plantea Hilda de los Santos, en diálogo con Radio Universidad FM 90.1.

No es fácil subsistir y mantener la ayuda pero Hilda se las ingenia para seguir adelante. “Tengo la cuota-socio en la calle más empresarios que vienen o mayoristas, panaderos que me conocen y saben cómo trabajo y colaboran muchísimo… Es la única forma”. La escalada de necesidades se palpa a diario. “Tenía 100 chiquitos, ahora tengo 166 y 44 mamás”, explica, con angustia, cuando repasa las caras, los nombres y las historias que golpean a su puerta. No es una tarea sencilla y busca ser justa al momento de tender una mano. “Si me viene un mayor con la documentación en la mano le doy la ayuda, me manejo así” porque la intención es “poder verificar que realmente esa mujer que viene es una mamá que necesita y que tiene los cinco chiquitos  que dice que tiene…”, comenta la militante barrial.

Del Municipio, no

Su capacidad de ayudar descansa en el apoyo que recibe de la comunidad pero no así del Estado.  “Del Municipio mejor ni hablemos. Se fija en el centro o en los barrios ProCrear. Yo tengo situaciones acá, por ejemplo, con mamás que se quedan con 5 chiquitos en la calle… La gente viene y plantea eso. Hay muchos problemas acá pero el Municipio no les da una casa”, cuestiona De los Santos.

En la misma línea, dispara contra las autoridades locales. “El Municipio te da la espalda. A mí nunca me dio nada, jamás me dio nada y a las madres es como que les cierra las puertas. De este nuevo Gobierno no recibí nunca y del anterior menos. Me ayuda mucho la gente con la cuota-socio y los que saben cómo trabajo se me acercan y traen cosas”, diferencia.

No obstante, la capacidad de dar se mantiene intacta. “Seguimos con la calidad en los alimentos.  Yo cocino como si fuera para mí. No les podes dar cualquier cosa a las criaturas. Empezamos con recreaciones los sábados de 15.30 a 18 y se les da la merienda. Uno ve más por las criaturas porque uno grande se arregla como puede pero una criatura no”. Como ejemplo, comenta que a la sede de  Celestino Muñoz 1204 “el otro día vino una señora que hacía unos días que no tenía ni pan para comer. Se me cayó el alma y le dije, ´¿por qué no viniste? Acá la gente siempre viene. Yo tengo stock´. La reté un poquito, le dije que venga. Los nenes no tienen la culpa de las cosas de los grandes. Tiene cinco chicos, que comieron acá, y le dije ´si no te alcanza yo te doy, cómo vas a pasar sin comer. El comedor es comunitario, la palabra lo dice”.

Un peor invierno

Habla con autoridad y lleva años tomándole el pulso a los barrios que rodean al comedor. Por eso, advierte que “vamos para atrás en vez en vez de ir para adelante”. “No puede ser que te aumente tanto todo, la luz, el gas; es una barbaridad. Se está yendo todo al carajo, perdonando la expresión”, dice, como dándose permiso para renegar. “Vamos mal –repite-. Yo converso con mamás y papás… hay gente que estaba pagando 500 pesos y le vino 3 mil de gas. Yo mientras pueda y la gente me colabore, las facturas para los nenes, las masitas estarán, y voy  seguir ayudando a la gente”. Imagina que “éste invierno va a ser peor que el anterior, si ahora están haciendo cortar el gas porque no pueden pagar, imaginate en el invierno… Van a volver las garrafas. Está yendo todo para atrás”.

Aún así, pelea y contagia de  ganas. “Le digo a la gente que no baje los brazos y mientras les pueda dar una manito en lo que esté a mi alcance, no tengo problema.  Les digo a las mamás: ´vení y cocina acá, sábados y domingos te vas con la comida hecha y gastas acá´. Yo el gas lo puedo pagar porque me lo pagan los socios, Eso sí que me limpien la cocina, que me ayuden. También  piden ropa, calzado, colchones, vienen o me dicen ´te encargo dos frazadas´. A quien me pregunta qué les hace falta y les doy la dirección para que lo lleven directamente y comprueben ellos mismos cómo esta situación afecta a los que menos tienen”./AC-FACSO

 

Entrevista realizada en el programa “No todo está perdido” de Radio Universidad FM 90.1