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“Estamos discutiendo un mundo”

Susy Shock y su mirada sobre los activismos, el contexto sociopolítico y la posibilidad de repensar las formas de vincularnos.

 

Artista trans sudaca: ese es el modo que eligió Susy Shock para nombrarse y dialogar con este mundo. Hablar de un mundo parece difícil pero a medida que sus palabras comienzan a proyectarse es posible percibir la urgencia que se manifiesta en volver a repensar todo. El pensamiento de Susy Shock no sólo es una subjetividad individual, es una propuesta que se enmarca dentro de un colectivo identitario que invita a abrazar nuevas formas de vincularnos, de nombrar, de ser. En la presentación de su libro “Crianzas” en Olavarría, Susy Shock recorrió mediante sus palabras y pensamientos las diversas formas de habitar este mundo.

La palabra "shock" ¿tiene alguna intencionalidad?

Me parece que hay algo con preguntar los nombres que tiene que ver con... ¿Por qué no le preguntan a Norma Aleandro por qué se llama así y me preguntan a mí por qué me llamo Susy Shock? Eso siempre lo digo para pelear pero en realidad tengo mi construcción porque yo empecé a jugar a ser "La Susy". ¿Cuáles son nuestros mitos? Nos fundamos robándole o pidiéndole prestado a la mujer biológica y a toda su estética para armarnos las mariconas. La Susy era Susana Giménez. Esa, la anterior a los milicos, esa estética de Susana que también es una ideología para mí, antes de los milicos. Después de los milicos nuestras divas son fachas. Esa es una construcción que es muy distinta en Europa. Me decían que Rafaela Carrá, por ejemplo, eran abonada al Partido Comunista y súper jugada. Nuestras divas son fachas pero en esa época no lo sabíamos y nos copiábamos de su estética y yo jugué a hacer la Susy Shock, y todo eso, y en realidad es algo que en juegos de adolescencia, un poquito más jóvenes, que nos juntábamos en la esquina de Tigre a hacer las fiestas nuestras, que era la excusa de montarnos y estar juntas y celebrarnos y estar en libertad y todas teníamos nombres. Por lo general son de fantasía. Nunca somos sencillitas para nombrarnos porque también tiene que ver con eso que diría Marlene, que es como se nota, que se note amiga. Entonces siempre lo fuimos haciendo y pensé que era un juego, que como soy actriz y vengo del teatro… Para mí todo siempre fue un hecho artístico y a mí me fueron nombrando Susy Shock, fuera de esos juegos en los que obviamente sacaba mi trava, mi performance, sacaba la diva, los shows de transformismo. Yo que venía de un teatro serio y culto, también era una cosa que se hacía a los costados. Sobre todo después del 2001, ahí fue la posta de entender que yo era eso que decían que era, que empezó a resonar en algún lado y les significaba no a mí sino a todo un alrededor que veían en eso algo que les contaba. Y después descubrí que el Shock no es nada frívolo, que los milicos cuando torturaban a los detenidos decían "ponele la susanita a la picana" porque le hacía shock. Ese nombre, que yo que pensaba que era frívolo en realidad connota todo eso que somos también, la tragedia que también somos, porque yo no sé qué sería ser trava en Suiza, o en otro lado, pero acá en Argentina connota todo eso, está atravesado por nuestra historia, por la palabra identidad, estamos hablando de los pueblos originarios. Hay una identidad borrada, una identidad que se viene buscando, como con los nietos apropiados. La palabra identidad es tan gigante acá… y el nombrarse es importante. También me gustó la insolencia del Susy Shock porque en realidad como canto folclore se espera que yo me llame no sé "Juanita del Monte, Juanita del Río"… No, soy Susy Shock, bancátela.

¿Qué implica la “transformación”?

Yo no sé si es transformación, la palabra es “devenir”: vamos siendo. Hay que sumarle el gerundio. Yo no negué ninguna de mis partes, sigo siendo ese niñito. No se puede negar ese niñito que ha sido abrazado. Cuando hermanas o compañeras borran su pasado, cuando vas a la casa y no hay señales de su infancia porque quemaron las fotos, no quieren borrar su infancia, quieren borrar el dolor de esa infancia. Esa marca que les demuestra al ver la foto de ese niño que ha sido lastimado, abandonado, no ha sido querido, no ha sido lo suficientemente abrazado en todo caso. Yo soy un devenir. Transformar me da la sensación de que vos transformas y desaparece lo otro. Yo soy todo de eso. No sé que voy a seguir siendo. Por eso es que tampoco llegué a ningún lado y eso es buenísimo. Si hay algo que a mí no me da miedo es imaginar el futuro porque yo no tengo idea de qué voy a terminar siendo. Está bueno seguir siendo. Lo otro es como un hecho acabado. Tenemos que estar en ese presente, con todo lo que somos.

¿Podrías repasar la síntesis que realizas entre conceptos que parecen distantes? Por ejemplo, amor y política.

Eso fue hace mucho tiempo. Tendría que decir que ahora estoy más enojada con esta época. Muchísimo más enojada: la coyuntura me enoja, sentir que no estamos en la agenda emocional de nuestro país me enoja. Inclusive decir esto, que no hay una muerte superior a la otra, pero sí nos hacen entender que hay una muerte inferior a la otra, que es la muerte de una trava, porque el país no se paraliza ni pide el mismo grado de justicia ni hace quilombo cuando se muere una trava. Después de tanto recorrido, sentir que cambia la coyuntura y no tenes ese abrazo… De hecho yo estoy más hojarasca, como el libro que es una poesía que escribí durante todo el año pasado, en entregas por meses en La Vaca y que lo sacamos hace menos de un mes. Y en el medio de todo eso, la editorial me propuso sacar “Crianzas”, un trabajo que tiene cuatro años. Yo estaba en otra propuesta y ahora estoy recorriendo el país para presentar algo de una ternura que sé que también gusta y abraza pero en el medio de una bronca y de estar enojada como estoy en hojarasca y me parece una paradoja interesante porque no tenemos que perder ese norte poderoso de abrazar las infancias. ¿Qué culpa tiene la infancia inclusive de mi bronca legítima? ¿Cuál es la justificación para decir tengo que ir a romper todo y abandonar la infancia porque es más importante lo otro? No sé, me cuestiono eso, y me lo cuestiono a mí porque tengo que estar: "Bueno, vamos a hablar de ‘Crianzas’, vamos a ver cómo pensamos en el mundo, está llegando al mundo el mensaje del amor” y yo quiero decir "son un fracaso ustedes, han construido un mundo de fracasos, lo siguen sosteniendo y yo quiero gritarles en la cara eso". Camila Sosa Villada dice algo así como que ya estamos acá, cada vez vamos a estar más mezcladas, vas a subir a un remis, te vamos a llevar, vamos a manejar nosotras; vas a ir a la pediatra y va a ser una trava que va a atender a tu hijo; vamos a estar en todos lados, cada vez más. Y seguramente te vamos a tratar mejor de lo que vos nos trataste a nosotras.Eso dice Camila Sosa Villada que capaz que también lo escribe en otro contexto. Pero esa es la sensación en la que estoy. Pero también es de una emotividad seguramente que me permito. Pero con la infancia ¿Cómo hacemos? ¿Cómo hacemos para salir de esa bronca y que te vengan dos nenitas como hoy con el libro corriendo para que se los firme? Ellas necesitan ese tiempo, no me importa lo otro, no me importa que la grandota quiere que vaya a ver la escultura, primero acá están las chicas que quieren que les firme. Eso multiplicalo por todo lo que hagamos, todo el tiempo.

Gran parte de la propuesta del libro es recuperar la voz de niños y niñas, ¿A quién va dirigido el libro?

Es muy loco porque piensan que hicimos un libro para niños y niñas pero en realidad no es así. Lo que pasa es que lo abrazan los niños y las niñas porque no los tratamos de estúpidos, porque hablamos de los temas que también les van a interesar porque no les hablan a los pibes de esto. Saben que no les mentís, saben que no sos ni varon ni mujer. Pero te lo preguntan y seguimos jugando. Hay menos hipocresía. Y me parece que esto es como una invitación a que los pibes pregunten y a que los adultos y las adultas también se pregunten si quieren, si tienen ganas. Pero en realidad siento que es una época de monólogos. Yo que soy artista y tengo ego, porque ser artista es tener ego, es tener foco en el momento que tenes que tener. Sé bajarme del escenario y bajé. El mundo es tan copado. Los activismos son tan altruistas que creen que van a cambiar el mundo y que están para el servicio de esto y tienen más ego solapado, más ego que el resto y eso nos convierte en una época de monólogos. Quienes tendrían que ser nuestras alianzas están monologueando. ¿Qué esperamos de aquel otro que ni siquiera está comprometido con una causa, que lo único que hace es sobrevivir, trabajar, prender Tinelli? ¿Qué vamos a esperar si el activismo, si la gente comprometida es la gente que está haciendo política, está pensando en su ombligo nada más? Y en el medio están las infancias. Nadie dialoga. Ese es el mundo que le seguimos construyendo a nuestras infancias y que sigue lastimando creo que a los niños y las niñas interiores. Mira si no hay para estar enojada.

¿Cómo se define el colectivo? ¿Cuál es el aporte a nivel de representaciones y prácticas que se está gestando?

Nosotras pertenecemos claramente a los espacios de los derechos humanos. Mediante el abrazo a la cultura y las artes somos parte de una construcción, somos una generación. Tenemos la generación del “Nunca más”. Absorbí un momento del país donde se volvía a hablar de lo que no se hablaba, volvían los que se habían ido, todo un esfuerzo de tragarse a bocanadas la libertad postergada, exorcismos colectivos. También los retrocesos dentro de eso: los 90, la década de impunidad pero que también implicó creatividad y resistencia. Yo veo que esto es un desafío y nosotras quizás tengamos la posibilidad, a pesar de cierto desencuentro, pero ya nos vamos a parar y agarrarnos de los corazones todos y todas porque creo que hay una punta de lanza para proponer y ser creativos. Pensar esta coyuntura como los 90 es un error a pesar de que haya ciertas similitudes. Hay que pensar desde otro lado, hay que ser creativas. Me llama la atención cuando hay una nostalgia que nos mueve como los 80, que fueron maravillosos pero ya fueron. Hay que pensar en lo nuevo. Voy a peñas donde ponen "Todavía cantamos" y se ponen a cantar como si se hubiera escrito ayer y es porque no hay nada nuevo que se cante. Y que no haya nada que se cante en el campo popular implica que no se ha gestado nada. En ese punto es como que hay una nostalgia pedorra. Yo he llorado con "Todavía cantamos" pero ya fue. Fueron los 80. Pasaron tantas cosas. Pero esa heterosexualidad no nos leyó. Si nos hubiese leído, no cantarían de esa manera esas cosas.  Desde el feminismo para acá, todos los movimientos que han dado vuelta cada lógica, hubiesen abrazado otra cosa. No lo han hecho porque no nos miraron, porque se siguen mirando el ombligo, porque siguen su propio monólogo. Parte del fracaso de que esté la derecha se lo debemos a ellos porque no han producido ninguna novedad. Porque la derecha sí fue piola y tomó discursos y modos, y hasta estéticas para ablandar su discurso. Y la mayoría se lo compró y ahora se tiene que comer el sapo. Pero en realidad el error fue no seguir pensando, y ese es el desafío, pensar lo nuevo para abrir un nuevo horizonte para huir. Y para dentro de siete años o quince pensar otra nueva estrategia y huir. Así es en los estados democráticos representativos burgueses. No estamos pensando en revoluciones. Si estuviésemos hablando de revoluciones estaríamos hablando de otra cosa pero claramente es así. Creo que claramente no nos han leído. Quizás alguien de cerca, quizás le parece como algo que "esa gente, esas cosas", “esos derechos que necesitan”... En Chaco dijeron "La situación de ustedes", pensamos en pingüinos empetrolados, en las tortugas que no pueden llegar al mar, y pensamos en los travestis también, y es como si fuera una temática más y nosotras estamos discutiendo un mundo. La hegemonía no puede ver el fracaso de ese mundo y ese es el peor de los fracasos. Y por prejuicio, por hipocresía, no puede aceptar que nosotras podamos elevarle el piso de discusión. Porque si fueran todo lo vanguardista, lo corajudo que dicen que son, y estoy hablando solamente de nuestro propio sector, no estoy hablando con Macri, yo con Macri no hablo, pero digo, abrazarían desde nuestras propuesta, y las ampliarían… Pero les parece demasiado fuerte sentir que las travas les llevamos las vanguardias. Curtansén. Que no. Que no ponelo, es re tucumano./ AC-FACSO