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Crisis laboral

“Corremos el peligro que un discurso monocromático aniquile al periodismo”

Flavio Frangolini, Secretario de Organización de la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa, analizó la difícil situación que atraviesan los y las periodistas. Subrayó la responsabilidad de los propietarios de medios y del Estado. Además resaltó la necesidad de una transformación profunda.

 

Una ola de despidos de trabajadores y trabajadoras de prensa se lleva adelante a en el país, medidas que se repiten tanto en los medios públicos como en los privados. Flavio Frangolini, periodista y Secretario de Organización Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN), explicó que gran parte de la responsabilidad de esta crisis radica en la posición de los propietarios de los medios de comunicación y del Estado. “Siempre les interesa, por sobre todo, el rédito político y la ganancia económica, cuando en realidad el periodismo tiene otros principios”, remarcó en entrevista con Radio Universidad.

Este escenario no sólo pone en riesgo los puestos laborales de muchos trabajadores y trabajadoras de prensa sino también el derecho a la información de todos los ciudadanos. “Estamos corriendo el peligro que un discurso monocromático y solamente orientado al interés económico de los medios termine por aniquilar el periodismo” enfatizó Frangolini, quien además mencionó que las universidades que ofrecen carreras de comunicación y periodismo deberían acercar el contexto laboral a sus estudiantes. “Muchos jóvenes ingresan a estas carreras con una visión totalmente sesgada de lo que es la actividad y no contribuye a la formación ni suma a generar una consciencia como trabajador”, afirmó. Por último, realizó una autocrítica del papel que los mismos trabajadores y trabajadoras de prensa tienen ante esta situación. “Nunca hemos tenido consciencia suficiente para abordar esta situación con la fuerza necesaria”, detalló el periodista.

¿Cómo evalúan la situación laboral periodística en el país?

Es un escenario dramático y escandaloso. Sabíamos que en algún momento íbamos a lograr romper el cerco mediático para poder visibilizar un poco más nuestra situación frente a la comunidad. Históricamente ha sido muy difícil acceder a los medios de comunicación para los trabajadores y las trabajadoras de prensa como puesto laboral. Esta situación, si bien viene decantando en la última década, ha tenido mucha más fuerza en los últimos tres años. A partir de diciembre de 2015, con la asunción del gobierno del presidente Mauricio Macri, se desencadenó un escenario de crisis terrible para los trabajadores de prensa.

Por supuesto que esta crisis deviene de diversos factores, no solamente de la situación política y económica que vivimos sino también del momento histórico de la comunicación. La convergencia y las nuevas tecnologías han afectado nuestra tarea en cuanto a la producción de contenidos. Esto se suma a la ambición empresaria, ya que los dueños de los medios no son periodistas y sus intereses primordiales siempre son económicos. También hay un poco de responsabilidad nuestra porque nunca hemos tenido consciencia suficiente como trabajadores para abordar esta situación con la fuerza necesaria.

A partir del gobierno de Mauricio Macri, con la quita de la pauta publicitaria, una gran cantidad de medios comenzaron la pérdida de puestos de trabajo que ya lleva alrededor de 3500 puestos registrados en todo el país. Esto sin contar los retiros voluntarios y los trabajos precarizados. No es una situación que sólo ocurre en Argentina, ya que hay una crisis global en la forma de producir y de hacer periodismo. Pero esta situación de Télam con 357 despidos ha sido un punto de inflexión. Desde ese momento en todas las pantallas y los diarios por primera vez se ve reflejada nuestra situación.

¿Hubo alguna situación similar en otro momento de la historia o esto tiene que ver con las variables de la coyuntura de la actual época?

Hemos estudiado e indagado con muchas personas que trabajan desde hace mucho tiempo en los medios y no se recuerda una situación similar en el país. Antes de 1947 tal vez, cuando no existía el estatuto del periodista profesional. Pero desde entonces hasta la actualidad no registramos ninguna situación tan crítica, mucho menos desde el advenimiento de la democracia a esta parte. Tal vez se pueda comparar con la situación de la última dictadura, donde más de 150 trabajadores y trabajadoras de prensa perdieron su puesto de trabajo y fueron secuestrados. Pero ese contexto probablemente afectó a todas las actividades por igual. Tenemos la certeza de que es el peor momento en la historia del periodismo en tanto fuentes de trabajo y situación laboral.

Respecto de las situaciones que atraviesan quienes pierden su puesto de trabajo, ¿Cómo es la recepción desde la Federación?

Yo soy dirigente sindical pero ante todo periodista. Los medios en todo el país están al borde de la quiebra y en ese contexto la situación nuestra es patética. Puede resultar difícil de explicar porque a uno lo embargan las emociones. Hemos estado en lugares donde echan a trabajadores y trabajadoras que tienen más de 20 años de antigüedad. Además tenemos que entender que también se están reconvirtiendo rápidamente las redacciones históricas donde trabajaban muchos periodistas, sobre todo en los diarios en papel. Están atravesando un momento de la historia donde se reducen mucho porque ya no son viables. Nuestra tarea ha cambiado de una forma totalmente drástica. Hoy un trabajador de prensa con un celular puede recibir, enviar y producir en un día más información que la que hace 30 años podía producir en un mes.

En este contexto, desde la federación no podemos hacer frente a la situación. Lo que hicimos fue hablar con las universidades, sabiendo que existen muchas radios universitarias y que muchos organismos del Estado comienzan a tener muchos periodistas trabajando, y fuimos a pedirles que reconozcan a los trabajadores de prensa como tales. Tanto con un salario acorde como con condiciones dignas. Ya que en las universidades quienes trabajan en el área de prensa son denominados como no-docentes.

Muchos periodistas tuvieron que responder a directivas de sus jefes y terminaron de todos modos perdiendo su trabajo. ¿Qué opinión tiene al respecto?

Eso es una historia que se repite y no nos hemos hecho cargo como trabajadores y trabajadoras de los contenidos de los medios y de la responsabilidad que tenemos sobre ellos. Los propietarios de los medios muchas veces no son periodistas y sin embargo intervienen en la producción de la información como si lo fueran. Eso no pasa en otras actividades, las realidades están bien separadas. Nosotros tenemos una profesión que tiene una graduación académica en las universidades y no debería haber ningún condicionamiento en el trabajo de la persona que sale preparada para producir información. Pero es tan fuerte la tendencia a generar recursos a través de la pauta pública que eso condiciona permanentemente la línea editorial. Los periodistas cada vez tenemos menos libertad de pensamiento para producir información. Aunque según la Constitución Nacional sí tengamos ese derecho, está naturalizado que exista la línea editorial. Si desde el poder están desmantelando los medios públicos, es porque no los necesitan como un servicio y porque los medios privados están a su disposición.

En el corto plazo, ¿Cuál es la tarea que tienen por delante y cuál es el escenario que están visualizando?

Creemos que tenemos responsabilidades también, no solo la tienen los propietarios de medios, los gobernantes y la tecnología. Nuestra responsabilidad radica en que no somos los suficientemente conscientes como trabajadores y trabajadoras para tener una organización colectiva fuerte que pueda torcer las decisiones que nos afectan. Ahora que estamos saliendo a la calle, y era algo que no hacíamos, estamos vislumbrando que por primera vez logramos preocupar a aquellos que nos pueden ayudar que son los poderes públicos. Ante las comisiones de las cámaras de diputados y senadores hace ya bastante tiempo que venimos bregando y presentando documentación y proyectos.

Pensamos que debe haber una transformación profunda. Que debemos hacernos cargo de algo a lo que no le hemos prestado la suficiente atención. En nuestra actividad descansa buena parte de la libertad de expresión y es una garantía fundamental para la democracia. Estamos corriendo el peligro de que un discurso monocromático y solamente orientado al interés económico de los medios termine por aniquilar al periodismo. Eso también era una garantía para la libertad democrática de muchos lugares y no es poca cosa que se esté por perder.

En cuanto a lo económico, los empresarios nos están ofreciendo apenas el 15% de aumento cuando la inflación ya es de 25%. Es decir que además el salario se está degradando continuamente. Lo mejor que podemos hacer es militar, explicar que esto no puede ser así y que hay muchos actores, inclusive el propio Estado y los propietarios de medios, que nunca han tenido en cuenta estas cosas. Siempre les interesa por sobre todo el rédito político y la ganancia económica, cuando el periodismo tiene otros principios. Nos tenemos que recuperar y buscar la forma de discutirlo y encontrar la posibilidad de rearmarnos.

Otra fuente muy fuerte son las universidades. Más allá de que en las carreras de comunicación y periodismo se ve el estatuto del periodista, donde aparecen los derechos y las condiciones en las que debe trabajar. Si pudiéramos mostrarles a los estudiantes el escenario laboral con el que se van a encontrar podríamos estar dando un paso, es una deuda pendiente. Muchos jóvenes ingresan a estas carreras con una visión totalmente sesgada de lo que es la actividad y no contribuye a la formación ni suma a generar una consciencia como trabajador./ AC-FACSO

 

Entrevista realizada en el programa "No todo está perdido" de Radio Universidad FM 90.1