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"Nos despedimos con un 'nos vemos el lunes', pero no nos vimos nunca"

Realizaron el UPD sin imaginar que sería su última reunión social como promoción (hasta ahora). De la fiesta total, al encierro indefinido. En el horizonte sólo hay un futuro incierto. Perdieron actividades, rituales y la posibilidad de disfrutar como soñaban su último año de secundaria. Sus frustraciones y su capacidad de enfrentar una situación atípica.

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Una de las Promos de Enape, Greenpeace, en su llegada a la escuela. Foto Ezequiel Nasello.

Santiago Garralda-Agencia Comunica

30/07/2020

Son las 23:59 del 31 de Diciembre de 2019. La expectativa por un nuevo año reina en cada rincón del mundo. Ya es momento de preparar las copas. Alguien descorcha un champagne, otros una sidra; los gustos varían. La hora se acerca, la familia decide poner el noticiero para captar el instante preciso en que el reloj marque la medianoche. Entre tanta preparación, finalmente se escucha “¡feliz año nuevo!”. El ruido de las copas chocando entre sí toma protagonismo, los saludos y deseos de buen año también. Después del tradicional brindis, comienzan a llegar mensajes tales como “somos promo, este año es nuestro”. Todo es felicidad, todo es alegría. La promoción 2020 ya está lista para disfrutar su último año de secundaria, y así, cerrar la etapa más hermosa de sus vidas.
Sin embargo, al destino le gusta jugar con nuestros planes. A mediados de Enero, empezó a circular por los medios de comunicación la información de que un virus desconocido estaba azotando a China; posteriormente, a Europa. La OMS desconcertada, los gobiernos atónitos antes una situación atípica. “No pensaba que iba a llegar a Argentina, me sorprendió”, afirmó uno de los chicos consultados. Por ese entonces, nadie se lo imaginaba. La preocupación, sin dudas, era otra: planear el tan popular -y esperado- UPD (ultimo primer dia). Amparo -una joven que cursa el sexto año en el Instituto Nuestra Señora del Rosario- comentó que “fue difícil porque llovía un montón. Nosotros antes de entrar, íbamos todas las escuelas al parque, pero llovía mucho y hacía frío, pero igual abajo de la lluvia estábamos contentos porque éramos 6to”. Por otra parte, Mora- estudiante de la Escuela Nacional Adolfo Pérez Esquivel (ENAPE) - contó que debieron realizar un acuerdo con su escuela para hacer juegos con los demás cursos y que así sea un día recreativo. Otra estudiante de ENAPE, Ariadna, sostuvo que lo disfrutó muchísimo “porque estábamos todos juntos Al otro dia ya estabamos hablando del UPD de las vacaciones de invierno, de fiestas que queríamos hacer en el medio”.
Pero sólo eran proyectos, nada más. El Covid-19 ya había desembarcado a principios de Marzo en nuestro país y avanzaba a gran velocidad. Durante la semana que se realizaron los UPD, Argentina contabilizaba alrededor de 70 casos positivos. En consecuencia, el Gobierno decretó rápidamente el aislamiento social, preventivo y obligatorio, y así, los sueños de las promociones 2020 se vieron interrumpidos por un hecho inesperado, que ni en sus peores pesadillas hubiesen imaginado. El viernes previo al anuncio fue la última vez que se vieron: “nos despedimos con un ‘nos vemos el lunes’, pero no nos vimos nunca”, manifestó Mora. “Teníamos la expectativa de volver el lunes”, agregó Ariadna. La angustia, de a poco, comenzaba a asomar sus dientes.

El arte de extrañar

Extrañar debe ser quizás, el sentimiento con más dualidad que pueda experimentar una persona: es lindo, pero al mismo tiempo genera una sensación de vacío que no se puede describir. “Extraño el año en sí, ir a la escuela, y tomar mates con mis amigos, las fiestas, y el compartir diario”, dijo Mora. Por su parte, Ariadna extraña las pequeñas cosas que antes le enojaban, tales como levantarse temprano, los gritos de sus compañeros, un reto de los profesores, esperar en la fila del buffet…. Hoy, en la soledad de su habitación, afirma que “son cosas que cuando no las tenés, decis lo extraño”.

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A su vez, otro estudiante fue más allá y de manera nostálgica manifestó que “me encantaba todo de ir a la escuela. Ya levantarme e ir en bici y sentir el aire frío del invierno que me despierta para mi era una belleza. Era lindo poder disfrutar con los amigos un buen rato del dia, yo estaba más con mis amigos que con mi familia. Los trabajos, almorzar, compartir espacios, todo. Se extraña todo”.
Los profesores son también una parte fundamental de la vida estudiantil. Los escuchan, los apoyan y aconsejan mejor que nadie. En este sentido, Delfina(ENAPE) -que regresó recientemente de un intercambio cultural en Francia- comparó la relación de profesores-estudiantes en Argentina con el país europeo: “En Francia es algo que no se da así. Con los chicos sigo hablando y sé que los voy a poder ver cuando esto termine, pero con los profes no es lo mismo. Yo no los veo en clase y es triste. A mi me gustaria tenerlos enfrente y hablar con ellos”

Lejos, pero cerca

La tecnología permitió que este contexto sea más llevadero. En efecto, las pantallas se convirtieron en un medio para acortar la distancia que tanto duele y afecta. Es difícil, pero se las ingenian para mantener el contacto y no perder la calma. De esta manera, la amistad cumple su función indispensable: “Nos ayudamos con mi grupo de amigas. Hacemos videollamadas todo el tiempo entonces por ahí no nos extrañamos tanto”, manifestó Mora; “siempre nos preguntamos cómo estamos, si alguno está bajón hacemos videollamadas, detalles para saber que estamos lejos pero no tanto”, aseveró Ariadna. Por otra parte, la interacción con los profesores y con la institución en sí, cobra cierta relevancia y se transforma en una “estrategia” para no pensar en el panorama desalentador que les está tocando atravesar. Por ejemplo, ENAPE tiene una cuenta de Instagram en la que los profesores pueden interactuar con sus estudiantes más allá de las clases virtuales. También, les piden hacer videos y mostrarse como “promoción 2020”. En algunos casos, esto ayuda y levanta el ánimo; en otros, todo lo contrario: “no es lo mismo hacer un video por una red social que lo ven los que la siguen, a estar todos los días demostrando que somos promo, haciendo actividades con otros cursos”, sentenció un estudiante de la escuela antes mencionada.

Rituales perdidos

El último año se caracteriza por ser el cierre de una etapa, y el paso hacia una nueva. A su vez, existen ciertos rituales y acontecimientos que los estudiantes esperan desde que ingresan a la secundaria. Los más grandes les cuentan, les anuncian todo lo que tendrán que vivir. Les recuerdan lo inolvidable que es y la importancia de disfrutarlo al máximo, y así, las niñas y los niños de apenas doce años ya se van ilusionando, anhelando llegar a 6to para cumplir todo lo que alguna vez les dijeron.

 

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La Promo de Rosario, Estigma, bajo la lluvia.

Cada escuela tiene sus rituales propios -o actividades- y tradicionales para el último año, pero hay dos que son equivalentes a la gran mayoría: el distintivo y su presentación, y la fiesta de egresados. Con respecto al primero, el futuro es incierto. No quieren arriesgar en hacerlo y no poder presentarlo, al margen de que cuesta mucho dinero y la situación económica de las familias en este contexto no es la mejor. Aún así, lograron hacer el pre- distintivo, aunque “verlo ahí colgado es un bajón”. En este sentido, un estudiante consultado, que al momento de la entrevista lo llevaba puesto, manifestó que “es feo tener el pre distintivo y no poder usarlo en la escuela, lo tengo colgado en la cucheta. Es triste andar todos los días y no ponérselo para ir a la escuela”. Por otro lado, la fiesta de egresados es una tradición histórica que se realiza para culminar el año. Para muchos, significa su última noche juntos como promoción. Obviamente es otra de las actividades que se ve afectada. No hay nada certero porque abunda la incertidumbre sobre lo que pasará. De esta manera, las especulaciones y las conclusiones tempraneras (y desalentadoras) cobran protagonismo: “Hay muchos que quieren y otros que no. Pero estamos todos de acuerdo que si se hace con el distanciamiento social, barbijo y todo eso, va a ser horrible”, afirmó Mora; en misma sintonía, Ariadna agregó que “se esperaba tener una noche todos juntos, y compartir momentos emotivos, era algo esperado en ese sentido. Era una noche en que íbamos a estar todos juntos, de gala, una noche que no se iba a volver a repetir, es frustrante”.

Sentimientos

Con este panorama totalmente desalentador, resulta lógico pensar que las y los estudiantes de 6to año tuvieron una carga emocional abrumadora que desencadenó en angustia, frustración, estados anímicos cambiantes. La desorganización producto de la adaptación a un nuevo contexto de educación, también fue un factor clave que influyó en ellos: “no salía de mi pieza porque estaba todo el dia con la escuela y no hacia otra actividad que los trabajos prácticos. Esto influyó mucho en mi ánimo, porque estaba bastante triste para decir ‘este no era el 6to que esperaba’”, sostuvo Amparo. En efecto, las clases virtuales se convirtieron en un “peso” que influyó negativamente en el ánimo de las y los estudiantes: “...era tenso ponerse al día con las clases virtuales, los profesores, la plataforma que colapsaba y se caía, también fue como muy raro. Estando en el siglo XXI la tecnología nos atraviesa un montón, en ese momento había que ponerlo en práctica... fue medio estresante”, afirmó Ariadna.
Otra cuestión que los afectó fuertemente fue el avance del virus en el país, porque no esperaban que el confinamiento se extienda más de dos semanas. Uno de los chicos dijo al respecto que “cuando se empezó a extender me comenzó a agarrar una cosa de vacío, no podía salir de mi casa ni hacer nada. Me ponía nervioso, no podía hacer nada, la presión que te iba generando cuando iban saliendo los casos, ya era muy desesperante”. Esto se relaciona con la sensación de incertidumbre que describe Delfina: “creo que lo más angustiante es la incertidumbre, como es un virus desconocido nadie sabe cómo van a avanzar las cosas. Es estresante no saber qué va a pasar”.

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La Promo Génesis, también de Nuestra Señora del Rosario.

En esta misma línea, Valeria -profesora del Colegio Nuestra Señora de Fátima- en base a la actitud que estaban percibiendo de sus estudiantes (trabajos prácticos sin entregar, ambiente de negatividad y sin ánimo)-, trataron de buscar alguna manera de que se sientan mejor: “buscamos ayuda para que nos asesore una psicóloga y ver cómo podemos manejarnos, y no tuvimos mucho éxito. Después, una psicopedagoga les armó un video en el que les decía, por ejemplo, que ya está, que perdieron el año, que se resignen. Lo tomaron mal. Ha sido muy difícil”. Igualmente organizaron videos filmados por los profes para enviar a las promos, que fueron bien recibidos.
No obstante, debieron resignarse. Esa fue la clave. Si bien “ser promo ya no tiene sentido, y te pega fuerte”, trataron de pensar en otra cosa: la Facultad, su nueva etapa como estudiantes y ya no de secundaria. De esta manera, los jóvenes demuestran nuevamente su capacidad de hacer frente a las adversidades por más frustrantes y angustiantes que sean. No era el año que esperaban, su brindis y deseo seguramente no se cumplió. Pero todavía no termina, al juego le quedan un par de tiempos por disputar. Y en caso de que no se cumpla nada de lo esperado, encontrarán la manera de unirse aunque sea para la entrega de diplomas, abrazarse por fin y decir, “fue un año atípico, pero egresamos, estamos juntos y encontramos una luz entre tanta oscuridad”. Porque como reza una canción de Gustavo Cerati, sacar belleza de este caos es virtud.