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La experiencia de vivir y competir en el exterior

Vivir, desarrollarse y competir a alto nivel no es fácil. Y mucho menos si lo haces en otro país con una cultura completamente distinta, alejado de tu familia y todo lo que conoces. Jóvenes olavarrienses que actualmente están en otros países dan a conocer sus rutinas, modos de vida y cómo lograron adaptarse.

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Tomás Kessler- Agencia Comunica

26/05/2022

Una nueva cultura y vida completamente distinta a la que estás acostumbrado. Cambio de costumbres y rutinas totalmente alteradas. Dejar de lado toda la vida que llevas en tu país, en tu ciudad, para afrontar este desafío. Estar lejos de tu familia, amigos y seres queridos. Y a todo esto sumarle la exigencia deportiva. Todo se trata de una nueva aventura enfrentando lo desconocido pero persiguiendo un sueño y nuevos objetivos. Ante todo esto se enfrentaron los jóvenes Mariano Sosa, Bernardo Mendía y Agustín Ruppel. Tres olavarrienses que hace más de un año se encuentran viviendo fuera del país, practicando un deporte y estudiando.

Agustín Ruppel tiene 23 años vive en un pequeño pueblo de Italia llamado Pomarico en donde juega al fútbol profesionalmente en el equipo que lleva el mismo nombre del pueblo y actualmente se encuentra en la quinta división.

Mientras que Mariano Sosa, de 22 años, reside en el estado de Illinois en Estados Unidos, es nadador de alto rendimiento y es partícipe del equipo de natación de su universidad, Lewis University. Allí también trabaja como tutor en ciertas clases, es guardavidas y estudia tecnicatura de negocios con orientación a administración de empresas.

depor2Mariano Sosa en plena competición en Estados Unidos

En el mismo país se encuentra Bernardo Mendía, que con 21 años hace lo propio en Carolina del Norte y su disciplina es el tenis. Compite para el equipo de tenis de “North Carolina Wesleyan University” y está estudiando 3 carreras distintas al mismo tiempo: Administración de empresas, Marketing y administración deportiva.

Trabajar, estudiar y competir al mismo tiempo es algo prácticamente imposible en nuestro país, según la palabra de quienes residen en el país norteamericano, debido a cuestiones de horarios, transporte y por lo diferente que es la vida.

Sosa vive en Estados Unidos desde agosto del 2018, cuando llegó permaneció dos años en una universidad del estado de IOWA, hasta que luego se transfirió a su universidad actual. El momento de llegar y adaptarse “fue una locura”, recuerda y agrega que“yo no hablaba nada de inglés, intentaba comunicarme como podía pero fue difícil. Un compañero del equipo que es venezolano me ayudaba siempre y me traducía muchos de los entrenamientos que teníamos que hacer”.

“Los primeros dos meses iba a la biblioteca del campus después de entrenar, me instalaba ahí y pasaba horas y horas para poder entender las clases, el idioma, relacionarme, y poder estar mejor acá”, hace memoria Mariano. Hoy en día ya maneja el idioma con mucha soltura y dice entre risas que habla mejor en inglés que en español.

Algo parecido le ocurrió a Agustín Ruppel quien también llegó a destino sin saber hablar el idioma correspondiente, “En Argentina no estudié el idioma y pensaba aprender al llegar a Italia, pero la verdad que no, me encontré con otra cosa más difícil de lo que pensaba. Pero a medida que fue pasando el tiempo fui aprendiendo y ya ahora me defiendo bastante”, expresa y hace énfasis en que lo ayudó mucho hablar continuamente con sus compañeros del club.

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Agustín Ruppel, jugador de Pomarico FC

Por otra parte, Bernardo Mendía ya tenía conocimiento del idioma y su adaptación fue distinta, “quería independizarme, tenía muchas ganas y quizás es por eso que no se me hizo difícil”, sostiene.

Así como la adaptación cuenta con sus particularidades, también ocurre lo mismo con el hecho de tomar la decisión de irse definitivamente. Para Agustín, la decisión fue difícil, y si bien él estaba acostumbrado a vivir lejos de su familia ya que pasó dos años y medio jugando al fútbol en Buenos Aires (dos años en Tigre y 6 meses en Vélez Sarsfield), “esto era algo totalmente diferente, otro país y muy lejos”.

Por su parte, Bernardo y Mariano coinciden en que si bien la decisión tuvo su dificultad, era algo que querían hacer. “El tema es animarse”, reflexiona Mariano Sosa y Bernardo manifiesta que “depende de cada uno la llegada, la adaptación y todo”.

Cómo es el día a día en otro país

Las rutinas de cada uno son bastante intensas y ocupadas. Mariano Sosa comienza su día alrededor de las 6:00 AM con una rutina de gimnasio. A partir de ahí sigue un día que alterna entre horas de trabajo, estudio y cursada, un acotado tiempo de ocio hasta finalmente cumplir con el entrenamiento de natación que realiza todos los días, al menos dos horas por día.

Bernardo, por su parte, ocupa la mañana estudiando y cursando. Hasta que luego entrena con el equipo de tenis durante dos horas como mínimo. Luego alrededor de las 6 PM cenan y a partir de ahí el día queda libre para él. Viviendo en Argentina es increíble pensar en una cena en ese horario. Las costumbres y horarios fue otra dificultad a afrontar y acostumbrarse.

El futbolista Ruppel en Italia lleva una vida más tranquila. Durante las mañanas se encuentra libre y en la tarde se dedica al ocio con sus compañeros o “mirar series”. Alrededor de las 17:30 comienza el entrenamiento que dependiendo de las actividades que hagan, puede extenderse hasta las 3 horas. Luego tiene la noche libre para descansar. “Lamentablemente no pude conseguir un trabajo para poder ocupar más tiempo, pero igual estoy bien acá”.

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Bernardo Mendía en uno de sus entrenamientos en el país norteamericano

Además de esta rutina, los tres olavarrienses reflexionan acerca de lo distinta que es la gente, no hay relación como en Argentina. Y otro punto importante se basa en el clima. En Estados Unidos el invierno es extremo. “En Chicago hace mucho frío, a veces llega a -45° de sensación térmica”, manifiesta Mariano Sosa que igual ante estas temperaturas realiza los entrenamientos, trabajos y estudios correspondientes.

Por otra parte, todos afirman que pudieron recorrer su respectivo país y la región. “Cuando llegué acá era verano, pude conocer mucho. Fui a Nápoles, Calabria y otras ciudades. Todavía me falta pero estando en el pueblo y con los entrenamientos en la semana no me dan los tiempos pero espero algún día poder conocer bien todo”, asegura Agustín Ruppel.

Mariano Sosa además de destacar sus recorridos y paseos, hace énfasis en cómo cambió su vida. “Te hace madurar mucho, esto te hace muy independiente. Es todo sobre dedicación, actitud y ganas. Cuando uno viene acá y sabe todo el esfuerzo que hay detrás, quiere hacer que todo valga la pena”, reflexiona.

Una vida distinta y ocupada entre estudios, trabajo y deporte. Cada uno hace lo mejor para perseguir su sueño y lograr sus objetivos. Dejaron atrás su vida en la ciudad y en el país. De todas formas siguen volviendo al país “cada tanto” según explican pero están enfocados en su vida allá y en prosperar académica y deportivamente.