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Análisis. Sandra Colombo, Dra en Sociología y docente de la carrera de Relaciones Internacionales de la Unicén


“Los gobiernos que intentan revertir la inequidad sudamericana sufren la reacción de los sectores de poder”

Lo dice convencida de que la situación de Bolivia no solo es grave sino que se inscribe en un contexto internacional donde EEUU es actor protagonista. Latinoamérica alza su voz, aunque la respuesta sea la represión y la violencia.

Fernanda Alvarez - Agencia Comunica

La región latinomaericana grita. Y lo hace porque la opresión ha sido demasiado cruel para que los pueblos la toleren tanto tiempo. La crisis de Ecuador, Chile,Haití y ahora Bolivia -cada uno con sus singularidades- demuestran que los ajustes y las presiones externas tienen plazo de vencimiento y obliga a un análisis que va más allá del sentido común generado por varios medios de comunicación hegemónicos. Pero además, el conflicto boliviano puntualmente demuestra que el intento por frenar la desigualdad también genera represiones y reacciones del poder económico.

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La Dra. En Sociología Sandra Colombo, docente de la carrera de las cátedras Política Internacional y Política Exterior Argentina de la carrera de Relaciones Internacionales analiza la situación y afirma que “los gobiernos que intentan revertir la inequidad sudamericana sufren la reacción de los sectores de poder que se ven afectados”. 

 

-¿Considerabas que esta situación en Bolivia era una posibilidad cercana?

Me sorprendió cómo se desencadenó tan rápidamente. Bolivia, Chile, Ecuador...son todos procesos de revuelta social o quiebres institucionales en la región que sorprenden por la simultaneidad, por la poca diferencia de tiempo en que han sucedido y por la rapidez de los cambios.


-Desde los medios hegemónicos se pone en discusión si la situación de Bolivia es o no un golpe de Estado...

Es un claro posicionamiento ideológico. Los que están a favor de un cambio de gobierno dirán que no lo es. Desde la Academia es un golpe porque hay un quiebre institucional, hay una presidente electo que estaba cumpliendo su mandato – con críticas pero cumplía- y que es obligado a renunciar por un poder político, porque la Fuerzas Armadas y policiales son políticos, y hay un poder corporativo obligando a salir de su cauce institucional a un gobierno. Entonces es un golpe. Y esta discusión queda saldada cuando las imágenes en la calle son los militares reprimiendo.

bolivia2Foto: Cenital.com


-Estas situaciones se repiten en varios países del continente. A qué se debe?

Si, no solo Bolivia sino también Venezuela, Ecuador, la situación de golpe blando parlamentario en Brasil, con la destitución de Dilma Rouselof y el encarcelamiento de Lula (da Silva). También lo que sucede en Haití. Son hechos con singularidades, no hay reglas uniformes en esta diversidad, pero me parece que es necesario contextualizar dentro de una realidad latinomaericana que es el continente más inequitativo del mundo. La región con mayor desigualdad es América Latina, donde los ricos son cada vez más ricos y los pobres son más pobres. Ahí hay una realidad que en la actualidad se profundiza en muchos de los países: Argentina, Ecuador, Chile y esto es un caldo de cultivo, genera violencia. Porque esta inequidad genera violencia.

-Sin embargo Latinoamérica vivió otras posibilidades de crecimiento.

En Sudámerica en la década pasada hubo gobiernos que intentaron cambiar esta situación, también con diferentes modelos y políticas. Son los llamados gobiernos progresistas, algunos lo llaman populistas, que reivindicaban el rol de la política, del Estado, el Estado como distribuidor de la riqueza nacional, como reparador de desigualdades sociales. Entonces el problema es que estos gobiernos tuvieron movimientos de desestabilización o golpes blandos, incluyendo desde Zelaya en 2009 en Honduras pasando por Dilma y Lula en Brasil o intentos contra Correa en 2008/09.
Aquellos gobiernos que intentan revertir esta inequidad sudamericana sufren de la reacción de los sectores de poder que se ven afectados. Son sectores económicos porque son parte del gran empresariado nacional, con cada realidad nacional.

-Y los medios son parte de ese empresariado?

Los medios crean sentido común, cuando lees dos diarios y ves tres canales que dicen lo mismo, decis “tiene que ser cierto”. Y sabemos que no necesariamente es cierto.
Es necesario pensar a América Latina como un territorio en disputa. Buscan implementar planes económicos, controlar el estado, la política exterior y estas conflictividades varias estarían demostrando que es así. Y desde el punto de vista internacional, tenes la gran divergencia o tensión a nivel político de Estados Unidos y Europa Occidental por un lado y Rusia y China por el otro. También es enriquecedor ver la disputa entre diferentes proyectos de país y estrategias de desarrollo. Eso lo vimos muy claramente en Argentina en las últimas elecciones y en los movimientos de Chile y Bolivia. Es una reacción de sectores que lo hacen muy brutalmente frente a un determinado modelo. Los sectores económicamente cada vez más concentrados (medios, empresas, poder judicial) y también transnacionalizados no quieren perder sus privilegios, porque su rentabilidad depende de su inserción con el exterior. No del mercado interno. La prioridad entonces no es generar mercado interno, ahí no tienen renta, sino mejorar y profundizar su vinculación con el exterior. Y están sometiendose incluso hasta perdiendo autonomía y generan pobreza.
El capitalismo neoliberal, esta economía de mercado o de libre mercado, provoca en el mundo más exclusión y pobreza. A esto se le suma la ausencia del estado. Esto es una consecuencia de las economías.
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Foto: Telesur

-¿Considerás que podría Argentina atravesar en una situación similar?


Argentina tiene una sociedad más organizada, un poder de sindicatos y de Organizaciones no Gubernamentales que tienen incorporada la defensa de la democracia y derechos humanos mucho más arraigada que otros estados de América Latina. Y esta singularidad se debe fundamentalmente a la salida de la última dictadura, donde en nuestro país los militares se fueron muy mal.

-Y también fue el país que, por una decisión política, juzgó y condenó genocidas...


Claro, porque la justicia, tardía o como sea, le dio un mayor grado de concientización y capacidad de luchas a las organizaciones sociales. Si bien en nuestro país no son las mayorías, hay igualmente un núcleo que adscribe a la militancia y que es mucho más fuerte que en el resto de América Latina. Dicho esto, también reconozco que hay muy fuertemente expresado dos modelos de desarrollo económicos, con diferentes pujas distributivas.


-¿Qué papel juega Estados Unidos en estas pujas y en esta América Latina en disputa que mencionás?

Desde las relaciones internacionales siempre está presente el rol de Estados Unidos, aunque no lo parezca, intentando dividir a la región, presionando diplomáticamente, en Sudamérica muy claramente, promocionando directamente desde el discurso y alentando destituciones que ha habido. Lo legitimó la operación de Trump al aplaudir el golpe de estado en Bolivia. La política de Estados Unidos está presente. (Agencia Comunica - Facso)