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Inmigración y comunidad

Inmigrantes sirios en Argentina

Mediante la asociación Refugio Humanitario, 37 personas de Siria llegaron al país escapando de la guerra en búsqueda de nuevas oportunidades de vida. Mariano Winograd es uno de sus impulsores y detalla las experiencias, los vínculos y el contexto actual.

 

Refugio Humanitario es una asociación informal de personas que ayuda familias sirias que llegan a Argentina en busca de nuevas oportunidades ante la situación de vulnerabilidad en la que viven a causa de la guerra. Mariano Winograd es uno de sus impulsores. Nieto de inmigrantes judíos, tiene 60 años, tres hijos y trabaja como agrónomo. Cuando vio por televisión las imágenes de lo que sucedía en Europa pensó que los sirios estaban viviendo algo similar a sus abuelos. A partir de allí, decidió pensar en un proyecto.

Todos los ingresos de los refugiados son gestionados a través del Programa Especial de Visado Humanitario para extranjeros Afectado por el Conflicto de la República Árabe Siria. Se requiere de un “llamante” (argentino), quien solicita que se le conceda refugio a una persona o familia. Una vez aprobado el trámite, la Dirección Nacional de Migraciones emite un permiso de ingreso, para que el beneficiario se presente ante cualquier consulado argentino en el mundo (incluido el de Damasco, la capital de Siria), para obtener la visa humanitaria con la cual viajar hacia Argentina. Al ingresar al país, obtienen el DNI por dos años, prorrogable por un año más, y luego pueden acceder a una residencia definitiva. Durante todo ese tiempo, los refugiados gozan de los mismos derechos civiles, sociales y económicos que un ciudadano argentino.

En 2015, Winograd decidió ser llamante. Fue así que llegaron a Argentina Majed y Madlen, quienes hoy viven junto a su familia. Ellos son dos de los 37 refugiados que han llegado, hasta el momento, mediante la intervención de Refugio Humanitario. En la siguiente entrevista, Mariano Winograd repasa el contexto en el que llegan las familias, los vínculos una vez establecidos en Argentina y los objetivos a seguir desde la asociación.

¿Cuál es el contexto en el que llegan los refugiados?

El contexto es que salen de un país en guerra, que estuvo organizado y bastante avanzado en el contexto de Medio Oriente; que tenía educación, salud, programas sociales, viviendas, desarrollo social y que en un determinado momento entró en desorganización, violencia, conflictos… Siria es un país que tiene una gran cantidad de muertos en la guerra civil. Y lo que también tiene es una gran cantidad de desplazados... Gente que de pronto decidió que para continuar su vida debían irse de allí. El problema con el que se encontraron es que en muchos países del mundo no les permiten ingresar, no los reciben, a pesar que en muchos casos tienen parientes. Argentina es un país que ha tomado la decisión de recibir una cantidad reducida, probablemente podrían ser muchos más pero no por ello es insignificante.

Tomando como referencia las personas que han llegado, ¿Son familias o vienen de manera individual?

Hasta ahora hemos recibido esencialmente familias. La mayoría viene de Alepo (Siria) y están vinculados al padre David Fernández, un sacerdote argentino que vive allá. En su mayoría son gente de credo cristiano, ortodoxos, armenios, católicos,  etc. Han llegado varios jóvenes, como por ejemplo Majed y Madlen, la pareja de la cual fui llamante. Ellos tienen 25 años. No a través de Refugio pero si en derredor nuestro conocimos otra gente joven que vino sola. En marzo se aprobaron alrededor de diez visas para gente que viene de Latakia (localidad costera de Siria). En este caso son musulmanes que todavía no han formado familias.

¿Cómo se vinculan entre ellos cuando están en Argentina?

Son inmigrantes en tiempos de WhatsApp… Entonces, hoy día, así como todos nosotros, la comunicación más fluida es mediante el teléfono. Majed y Madlen llegaron un 27 de junio. Los fui a buscar al Aeropuerto y lo primero que me preguntaron no fue dónde iban a vivir, dónde iban a comer, dónde iban a trabajar sino dónde había wifi. Fuimos al rincón del Aeropuerto donde había señal. Se comunicaron con la casa y avisaron que Buenos Aires existía, que yo existía. Que no se oían ruidos a bomba y quedaron en hablar al día siguiente…

A diferencia de los inmigrantes que vinieron a la Argentina a principios del siglo XX, que probablemente un día le daban un beso a su madre y no la veían más; hoy, todos los días, pueden contactarse con Siria: pueden hablar con sus amigos, con sus familias o incluso con sirios que están en otros lugares del mundo. Esto último trae una oportunidad de vinculación pero también genera un pequeño problema debido a que todo el tiempo se están comparando con qué es lo que han logrado sus compatriotas en otros lados. Y eso a veces es un poco contraproducente, porque está bien tener desafíos pero el proceso de una inmigración no se mide en semanas sino que hay que medirlo en años. Y si uno está con la ansiedad todos los días de medir los resultados, es un poco estresante.

¿Cuál es la recepción de la sociedad?

La gente que se ha encontrado en la calle con ellos siempre ha sido cordial, hospitalaria, nunca jamás vimos una cara de disgusto, alguien que les dijera “¿Pará que vinieron?” o “¿Por qué están acá?”, o que los insultaran por su condición de sirios o musulmanes o de lo que fuere. Eso en la calle. Sin embargo, en las redes sociales es sorprendente la cantidad de personas que expresan su intolerancia, normalmente escudados en el anonimato.

¿Cuáles son los objetivos de Refugio Humanitario para los próximos años?

Iniciamos como algo un poco eventual porque la verdad nosotros no teníamos experiencia. Viendo por televisión las imágenes de los refugiados en Europa me enojé. Lo que se hacía con los sirios me evocó a lo que se hizo con mis ancestros judíos a principios del siglo XX. Yo soy nieto de inmigrantes judíos y mis abuelos me explicaron perfectamente que sus hermanos y sus padres fueron masacrados en el Holocausto por el mero hecho de ser judíos y que nosotros existimos porque la Argentina nos permitió venir acá, ser libres, pensar lo que queramos y tener la cultura, la adhesión que queramos.

Así se inició Refugio Humanitario. Después encontramos a David Fernández, sacerdote que nos propuso la idea de refugiar familias de Alepo. Ahí empecé a convocar a otra gente para que fueran llamantes y a partir de ahí empezamos a crecer. No somos una ONG porque no tenemos ni estatuto, ni presidente, ni cuenta, ni CUIT. Nuestro desafío en esta primera etapa fue traer estas 37 familias. Ahora nos hemos convertido en una cierta referencia porque, por aparecer en publicaciones y redes sociales, nos escriben cada vez más personas pero de otros lados: Malasia, Sudán… Se enteran de nosotros y quieren venir.

Ahora estamos en una etapa de consolidación, crecimiento, tenemos nodos conformados en Mendoza, Córdoba, San Luis, La Pampa, Chaco, Rosario, Paraná, Buenos Aires. Tenemos un proyecto que se llama "Flor de Azar" que consiste en traer familias agricultoras de origen sirio para insertar en diversos eslabones de la cadena de valor hortícola, incluyendo las etapas agraria, post-cosecha y empaque, logística y comercial. Creemos oportuno pensar en posibilidades y alternativas para que puedan desenvolverse./AC-FACSO