En pandemia, el desafío de los docentes, estudiantes y padres

En la voz de tres docentes, una estudiante y dos mamas. Cómo es enseñar y aprender cuando los unicos lazos de conexión son virtuales, qué pasa cuando no todos tienen acceso a internet, cómo ordenar el tiempo del hogar. Seis voces que se acercan a tu realidad.  

Luciana Pedernera - Agencia Comunica

Mientras el presidente argentino, Alberto Fernández junto a todo su equipo continúa tomando medidas por la pandemia de coronavirus, la cuarentena comienza a administrarse permitiendo el funcionamiento de algunas actividades y oficios que se requieren como necesarios. Pero hay algo que sigue en su lugar y del mismo modo que desde el 16 de marzo: la educación, que en todos sus niveles tiene el desafío de sostenerse a pesar de extrañar y necesitar el contacto físico y el compartir para poder transmitir.

Guillermina López Pepe es docente de secundaria y nivel superior. Desde su experiencia expresa que “la preparación frente al aislamiento obligatorio por esta pandemia es algo que nunca sucedió antes”. El covid-19 nos enfrenta minuto a minuto, estamos ante lo desconocido y por eso la docente habla de que “esto pone en debate y visualiza problemáticas que tenemos hace mucho tiempo. Problemáticas de conectividad, desigualdades sociales enormes, no todo el mundo tiene acceso a la información, no todo el mundo tiene un elemento que responda o que permita acceder a una conectividad para poder trabajar en ella”.

Por su parte Paola Marinangeli lleva 28 años como docente en educación especial. Mientras habla de su profesión con mucha pasión, manifiesta que frente al Plan de Continuidad Pedagógica 2020 “la respuesta de las familias es bárbara, pero la dificultad se presenta con el acceso a la conectividad o que alguna de las tareas que se les propone les resulta difícil explicarla a sus hijos”. En este contexto resalta que “hay que tener en cuenta que es distinta la relación que tenemos los maestros con los estudiantes en la escuela. El momento de los papas, para hacer actividades con los chicos, es variable. A veces algunos nenes no tienen ganas de hacer actividades, entonces sugerimos que hagan hasta donde tengan ganas y cuando tengan ganas”.

Paola Marinangeli, muestra su llegada a padres y estudiantes por grupo de WhatsApp

En línea con lo que expresa Paola sobre el rol de la familia, Guillermina destaca que “es inmenso el trabajo que están haciendo en todo este proceso que es novedoso y nuevo. Para las familias es estar todo el tiempo juntas, antes los encuentros eran puntuales, a ello le tenemos que agregar el aislamiento con el humor que tenemos todos y además el encierro”. Abocándose a su profesión explícita que “en lo educativo hay que pensar la continuidad pedagógica para un montón de personas que además tienen otras problemáticas, ya sea económicas, laborales, personales, esto agudiza muchísimo más todo lo que a una persona le pueda suceder”.

Acerca del quehacer docente y como las atraviesa, Guillermina sostiene que “se intenta hacer lo mejor que se puede, dentro de las posibilidades que uno tiene. Estamos también presuponiendo que todos los docentes tienen conectividad, cuando tampoco es así, que todos los docentes tienen una computadora o teléfono que permita trabajar en las mejores condiciones y no conocemos sus realidades personales, también son seres humanos”. Paola coincide y agrega que “es uno de los mayores desafíos que he tenido, siempre me costó la vinculación con la tecnología. Este momento me llevó a tener que pensar cómo hacer y organizar cada clase para que sea beneficiosa para todos los chicos”.

Ambas, Guillermina y Paola, han encontrado algún rincón del hogar que hoy se convirtio en el aula. Coinciden en extrañar su espacio de trabajo, Paola cuenta que “extraño el aula, estar dando la clase. El vínculo diario, ellos me mandan audio y videos antes que termine el día y antes del fin de semana nos saludamos y nos mandamos cariño porque eso es muy importante”. Mientras que Guillermina sostiene esto y agrega “lo primero que tiene que poner esta situación es lo humano, estamos para acompañarnos, ayudarnos. Nos pone en juego la empatía, el ponernos en el lugar del otro, nos pone en juego la cruda realidad de la desigualdad”.

Otro aspecto de la contención educativa la realizan las Maestras de Apoyo a la Inclusión (MAI). Paola Galleta es una de ellas, quien acompaña a los niños que están incluidos en las escuelas de educación común. Esos niños cursan toda su escolaridad y carga horaria bajo este sistema, pero administrativamente están anotados como educación especial. La función de Paola es –en un año normal- elaborar los proyectos de inclusión acorde a esos niños teniendo en cuenta sus características. En este contexto expresa que “les creamos un traje a medida que lo vamos ajustando a lo largo del año, este año no habíamos alcanzado a hacer ningún traje a medida porque sucedió todo esto”.

Paola Galleta, Maestra de Apoyo a la Inclusión

La situación mundial trastoca el calendario programado, por lo que actualmente Paola habla de que “lo que hemos hecho es configurar a partir de los planes de continuidad pedagógica que hace el docente del grupo, nos lo envía a las MAI y nosotros lo adaptamos a las necesidades y posibilidades de nuestro niño”. Su conclusión de esta situación es que “esto ha servido para reforzar vínculos, cuesta mucho que los equipos de todos los niveles educativos se hagan tiempo para trabajar con nosotras las MAI. Porque ellos tienen toda su carga completa, nosotros también, las MAI no tenemos horas institucionales como los docentes por lo tanto casi nunca concordamos en horarios”.

No es lo único que hacen los y las docentes. En algunas escuelas acercan el material impreso a cada familia y hasta realizan colecta de alimentos o arman los kits que envía el Municipio.

Último año de secundaria en pandemia

Mora Vales es estudiante del nivel secundario en la Escuela Nacional Adolfo Pérez Esquivel. Para ella, las clases que habían iniciado rodeada de mucha fiesta –por su último año de colegio- el 9 de marzo, duraron solo una semana. Durante esta semana el covid-19 no fue un tema en la agenda escolar, pero el 15 ante el anuncio del presidente, la influencia de lo que sucedía en el mundo, llegaba a su escuela.

En este contexto Mora indica que la mayoría de los profesores le envían actividades los días que corresponden a las clases y se entregan a la semana siguiente. Solo dos profesores juntaron sus materias y los hicieron despertar al horario que correspondía a la materia, para entregar las actividades planteadas en el momento. Por esto indica que “yo creo que esa fue la mejor modalidad que hemos tomado hasta ahora, porque realmente teníamos que trabajar en dos horas, por lo que no podíamos distraernos con el celular, la computadora, etc. Y al ser temprano, la mayoría de las familias seguía durmiendo, por lo que había tranquilidad en las casas”.

Las actividades llegan por Skype, Zoom, Facebook, Clasroom y Moodle, estos últimos, ante la cuarentena se volvieron las herramientas más utilizadas por los docentes. aunque explica que a estas modalidades le sumaron descargar, en su celular, cinco aplicaciones de uso escolar, pero señala “es una de las cosas que más me está molestando, porque con el fin de facilitarnos la llegada de las actividades, no se dan cuenta y nos mandan todo por todos lados y nos terminamos perdiendo nosotros”.

Mora, realizando actividades de la escuela

Durante la primera semana de aislamiento obligatorio el tema de discusión fue la sobrecarga de actividades hacia los estudiantes, por lo que Mora manifiesta “muchos sentíamos que nos estaban dando actividades largas que sabían que no lo haríamos en el horario de clase. Nos mandaban trabajos prácticos muy largos o documentales de más de una hora, y por semana teníamos solo una hora de clase, por lo que los documentales, más los trabajos prácticos, no podían ser resueltos en horario escolar”.

Mora sintetiza en su rutina lo que le sucede a sus compañeros y tantos estudiantes: “es muy difícil porque tengo todo tipo de excusas para distraerme. Sin darme cuenta, me lleno el día de otras cosas y muchas veces, no me queda tiempo para hacer los deberes, por lo que se complica un poco”. Ella es promo 2020, uno de los años más representativos para los y las estudiantes de este ciclo educativo. Ante esta situación cuenta que la campera del distintivo que solo usaron una semana hoy el curso se puso de acuerdo para usarla al momento de las videollamadas escolares. Si bien los entristece no llegar a realizar la presentación de distintivos son muy conscientes de que es necesario respetar todo lo que está sucediendo.

En cuarentena, con hijos pequeños

Valeria Jerez es mamá de tres niñas. En principio sus palabras son “se hace difícil, porque son tres” por eso que al momento de las tareas Valeria decide hacerlas por separado con cada una así puede dedicarles tiempo a todas. Giovanna inicio primer grado este año y por eso comenta que para ayudarla busco mucho en internet pero que “además la seño siempre está dándonos tips para hacer esto más llevadero”. Por su parte Kiliana que ya está más avanzada en la escuela hace todo más fácil, aunque explica que “también necesita atención y que me dedique solo a ella”. Y con Indira todo es casi porque dice que “con ella se hace casi imposible porque se aburre de todo, ninguna actividad la mantiene entretenida”.

Giovanna, haciendo tarea de la escuela

Mientras los días transcurren entre el interior de la casa y el patio, Valeria cuenta que “intentamos seguir la rutina, las levanto a las 8:30. A las 9 hs. desayunan, después hacen alguna actividad, cortita y a las 15 hs tenemos una alarma que nos avisa que es hora de hacer la tarea”, que es mucha y las chicas realizan hasta que se cansan. Los ratos libres se utilizan para juegos de mesa, jugar a las cartas y andar en bici en el patio. Finalmente Valeria confiesa que “las nenas extrañan mucho a los primos y lo manifiestan constantemente. Pero todos los días hablamos del virus y pasa un poquito”.

Geraldine Jerez, es hermana de Valeria, mamá de Dante y estudiante de la Facultad de Ciencias Sociales de Olavarría. Si bien manifiesta que para ella con Dante las cosas son fáciles, lo complicado es que tuvo que dejar dos de las cuatro materias de la facultad y no sabe si podrá continuar con las que tiene ya que “tener a un niño en el hogar es muy demandante. La facultad lleva mucho tiempo y un niño también y más en cuarentena que no está haciendo ninguna otra actividad, está todo el tiempo encerrado”.

Dante cocinando en casa

Por otra parte a Dante, desde el jardín le enviaron cuadernillos-guías que los completó en poco tiempo y a ellos particularmente les sucedió que “esas actividades ya las hacíamos en familia: contar, hacer juegos de rol, leer poesías, contarle cuentos, acá es habitual”. Sin embargo, califica que la seño de jardín “es muy dulce” ya que “les manda videos, interactúan a través de WhatsApp, pero está la realidad de que otras mamás no tienen conexión todo el tiempo o dinero para hacer fotocopias”.

Desde cada hogar con sus respectivas actividades, el trayecto pedagógico continúa su ciclo. Con aprendizaje desde todos los puntos, docentes, padres y estudiantes, un equipo que trabaja en conjunto y se esfuerza por sacar lo mejor de esta pandemia desde casa, afrontando todo con los contextos que a cada uno les toca, pero acompañandose.