Notas

Comerciantes y emprendedores: entre la fuerte necesidad económica y la salud

Cerraron sus puertas hace unos 45 días. Hoy ya no tienen resto económico para afrontar sus gastos. Cómo sobreviven los comerciantes y emprendedores valoran cuidarse, pero tienen la fuerte necesidad de seguir trabajando.

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Luciana Pedernera - Agencia Comunica 

6/05/2020

El viento sopla, corre sobre la ciudad el aire fresco del otoño que se hace sentir, la brisa tranquila desnuda cualquier sentimiento de libertad. Sobre las calles comienzan a chillar los motores de la ciudad, autos que sobre el asfalto húmedo denotan el pasaje de una cuarentena que comienza a hacer presión sobre la economía de muchos hogares que buscan alternativas para no decaer.
Son casi las diez de la noche. Cecilia Huertas está en su casa. En lo habitual de la rutina, habría llegado a su hogar hace unos pocos minutos, pero hace mas de 40 días que tuvo que cerrar el negocio. Ella es una emprendedora local, sus rutinas antes de la cuarentena eran entre rollos de telas, hilos, botones, agujas y gente que no dejaba de entrar y salir de su lugar de trabajo. El negocio de Cecilia no está comprendido dentro de las necesidades primordiales para sobrellevar esta cuarentena, pero quien tiene a mano una máquina de coser o agujas para tejer va a necesitar de sus productos.
La plaza central hoy es una fotografía. Quedó suspendida en el tiempo. Sobre su paisaje caen las hojas de los árboles que se muestran una nueva estación que comenzó su ciclo en cuarentena. A muy pocos pasos y con el caminar de personal policial, sobre la calle General Paz, se puede encontrar a Cecilia con su familia, en ese espacio donde trabaja junto a sus hijos, su compañero de vida y su pequeña nieta que ya tiene su rincón en este segundo hogar.

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Mostrador del local de Cecilia

Parte de la vida de todos ellos transcurre en este lugar que es alquilado, por ende, desde que surgió la opción de hacer envíos esa, es su modalidad de trabajo. Ella expresa que "se complica en el momento de trabajar, tenes que estar pendiente de las fotos y la gente se tiene que guiar por lo que ve en la imagen o por lo que yo estoy diciéndole, no puede tocar el producto" a todo esto se le suma el capricho de quienes consumen sus productos “la gente no quiere pagar él envió del moto-mandado” expresa con desgano Cecilia.
La emprendedora recalca que no le disgusta trabajar en los horarios que la gente lo requiere –cuando envía mensajes a través de redes sociales o al número de celular que está pegado en la puerta- pero las cosas se complican cuando los ven trabajando dentro de su espacio “a puertas cerradas”. Por eso con señales de indignación remarca que “la gente por ahí te golpea la puerta y no quiere entender que no la podés atender. Te ven trabajando adentro y quiere que los atienda. Y ya tuvimos un policía en la puerta que nos dijo que nos iban a clausurar si hacíamos atención al público”.

Seguir andando las calles olavarrienses, por estos días que asoma un fuerte cielo gris y una incipiente inestabilidad del clima, nos remonta a que en otro rincón de la ciudad y desde su casa Daiana, peluquera, expresa que la última vez que trabajo fue el 14 de marzo y de ahí en adelante se cancelaron todos los turnos que tenía previstos.
Con las ventanas abiertas de par en par, pero con la puerta que solo la habilita a ella para entrar y salir –porque la peluquería funciona en su hogar- Daiana pasa su tiempo rodeada de cepillos, secadores, planchitas, sprays para el cabello, sillones y muchas clientas que hoy la esperan, pero como está en todos los detalles expresa que “armo unos kits de tintura y los envió a domicilio, me manejo con moto-mandado y trato de rebuscármela de alguna manera” . Eso también, obviamente, le permite generar ingresos y estar más cerca de quienes contratan sus servicios con periodicidad.

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Daiana, trabajando antes de la cuarentena

Silvia es otra peluquera local y está en otro rincón de la ciudad, pero paga alquiler de su local. Para ella la cuarentena significó un cambio importante y siguió los mismos pasos que Daiana: la venta de kits y productos vía redes sociales. Pero, además, como le sucedió a su colega, a Silvia la puede ayudar con los gastos económicos del hogar y a pagar el alquiler su compañero de vida. Con un tono ansioso y lleno de esperanzas Silvia remarca que “no pensé que se iba a extender tanto y tengo muchas ganas de volver. Mis clientas están ansiosas y necesitan mis servicios”. Mientras que por otro lado Daiana coincide en que “estoy usando más las pilas con redes sociales y promocionarme de alguna manera cosa de que los envíos sean más fructíferos y poder llegar a mis clientes de otra manera. Hago sorteos por Facebook, por Instagram”.

 

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Silvia en su salón, antes de cerrar por la cuarentena

La ciudad sigue dando sus pasos. Desde la presidencia comienzan a permitir a cada distrito tomar acciones con mayor libertad, dentro de las medidas de cuidados que se venían tomando. Pero aquí, en Olavarría, los anuncios del intendente municipal Ezequiel Galli son contundentes, tanto así que generan recelo y malestar entre aquellos rubros que necesitan trabajar. Y después de reclamos vía redes, asoman las primeras posibilidades de retornar al trabajo pronto. Estos mismos y nuevos -para muchos- lugares de ventas se inundan de críticas y la sensibilidad de quienes atraviesan momentos difíciles parece no tener fin.

Música y ocio

Daniel Navarro es DJ local. Y forma parte casi fundamental de los preparativos de cualquier fiesta. Se ocupa de colmar cada rincón de ese lugar que fue elegido como soñado para celebrar, colocar las luces de colores que lo iluminan y la emoción de que nadie se quede sentado y todos rodeen el medio de la pista para bailar. Las noches de fiesta quedan en el recuerdo de quienes llegaron a realizarlas, las ganas de reunir la familia y festejar hoy son postergadas y como dice Daniel “quizas eventos de menos de 200 personas se habilite en noviembre o diciembre, el otro tema es que hay gente que hace el evento a pulmón y esta cuarentena ha hecho estragos con la economía de laburante”.
Cuando las medidas que se venían tomando en el resto de los continentes comenzaron en nuestro país, la situación comenzó a cambiar. El 14 de marzo Daniel musicalizó un cumpleaños de 15 del cual expresa que “estuvo en dudas hasta último momento”. Desde allí, sus equipos no volvieron a utilizarse. Los primeros 15 días de cuarentena se cancelaron las fechas previstas con proximidad ya que los salones no sabían qué era lo que iba a suceder en todo este contexto. El contacto es estrecho con cada organizador de eventos que elige sus servicios y la necesidad de estar en cada de detalle desde el día uno hasta finalizar la fiesta. Por eso comenta que “esto se trata de salud y te digo que tengo miedo a la vuelta, ya que estoy expuesto en todo momento a contagiarme”.

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Daniel, trabajando antes de la cuarentena

Para Daniel, llevar alegría a las fechas importantes de las familias que lo convocan fue parte de su vida y es un oficio que construyó y fue mejorando junto a su compañera e hijos, que lo acompañan en varias ocasiones y son testigos de las trasnoches destellantes de la ciudad. Ser DJ no es su único trabajo, pero la situación económica se complicó ya que una parte de la economía de su hogar es cubierta con este emprendimiento y dice que “no solo los eventos suspendidos y/o reprogramados, sino que futuros eventos también, está todo paralizado”, además de que en su otro trabajo “nos avisaron que va haber un porcentaje menos del sueldo, así que castigó duro la pandemia”.
Vuelvo al centro de la ciudad. Este recorrido deja un gajo de cada hogar que está poniendo sus energías y buscando alternativas para salir de esta situación. Yolanda Pérez es bibliotecaria de la Biblioteca Popular 1° de Mayo, con más de 40 días lejos de la biblioteca expresa que “el último día de trabajo fue el 16 de marzo. Ese día estuvimos de corrido de 8 a 19. Llamamos a los socios, sobre todo a las que sabemos que son muy lectoras para que se acercaran a buscar libros y dejaran los que ya habían leído. Decidimos eso porque el mayor porcentaje de socios y socias están dentro del grupo de riesgo”.
Yoly está en su hogar y en este contexto la apertura de la biblioteca es un tema que continúa en análisis hasta el nuevo anuncio de medidas del presidente Alberto Fernández. El sueldo mensual que le correspondía a ella y su compañera lo fue cubriendo la biblioteca con fondos propios, pero con este contexto los recursos se agotaron. “Los fondos de la biblioteca provienen de la cuota del socio, la venta de libros usados y en gran medida de los subsidios que recibimos, tanto de provincia como del municipal. El subsidio municipal está atrasado desde enero y el provincial pasaba lo mismo, pero ahora en abril depositaron enero y febrero”.

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Yoly en la biblioteca

Es bibliotecaria y monotributista de categoría D por lo que los beneficios del gobierno no le pertenecen. “Vamos a esperar hasta el 10 de mayo a ver que dice el presidente y a partir de ahí si la situación acá en Olavarría sigue igual –sin casos confirmados- vamos a proponer abrir dos o tres días de la semana. Con eso por ahí podríamos paliar la situación terrible que tenemos en este momento”. Como en los ámbitos anteriores que mencionamos todo es incierto, Yoli indica que “no sabemos si vamos a cobrar el subsidio municipal, no sabemos cuándo vamos a poder abrir la biblioteca para que los socios puedan ir a pagar. Por lo tanto, el futuro inmediato no es muy alentador”.
Todos se encuentran en la misma situación, con un otoño que llegó en pandemia y parece irse en pandemia. La situación económica comienza a entrar en crisis para aquellos hogares que tenían un pequeño ahorro, pero solo si esta situación duraba poco. Las hojas seguirán cayendo para desvestir esos árboles que caracterizan la tan deseada estación para aquellos que se disgustan con el calor. Ellos buscarán soluciones porque debajo de la puerta llegaran los papeles para pagar los servicios, la mesa busca estar completa y satisfacer las necesidades de cada integrante del hogar, pero aún más importante, todos necesitan sentir tranquilidad, porque, aunque tienen trabajo, los ingresos se encuentran restringidos. (Agencia Comunica - FACSO)