Cierre del ciclo lectivo: la virtualidad y los hogares fueron los protagonistas

La experiencia en la voz de tres docentes, una estudiante de último año de secundaria y una mamá. Cómo enseñaron y aprendieron en contexto de Aislamiento, cuando su único lazo de unión, contención y lugar de encuentro fue la virtualidad. El relato del cierre de ciclo lectivo de un año atípico en cinco voces. 

Luciana Pedernera - Agencia Comunica

9-12-20

Las conociste a inicios del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), más precisamente en abril. Cinco voces llenas de incertidumbre, seis hogares que durante los meses de cuarentena pasaron a ser para docentes y estudiantes las aulas de las escuelas. Cinco historias donde el rol de la familia, dentro de las posibilidades y herramientas que tuvieron, fue fundamental para sostener la continuidad pedagógica. Paola Marinangeli, Guillermina Lopez Pepe y Paola Galleta son tres docentes de Olavarría y durante los meses de ciclo lectivo de este 2020 fueron parte de los centenares de formadores que ante el ASPO enfrentaron el desafío de la virtualidad. Mora es estudiante del último año de secundaria y Geraldine mamá de Dante. Cinco historias que se reúnen para contar sus vivencias, que son las miles de olavarrienses y argentinos durante los meses de confinamiento.

Foto: gentileza de Paola Marinangeli. 

Guillermina Lopez Pepe es profesora de educación secundaria y nivel superior. En este contexto tuvo que organizarse, desarrollar y adaptar sus propuestas para presentarlas en la virtualidad y comenta desde su lugar que “particularmente en las escuelas secundarias donde estoy, los chicos tienen los recursos, lo cual no fue un impedimento, pero porque justamente es un contexto te diría hasta de privilegio”. Paola Marinangeli es maestra de educación especial, para ella los meses fueron muy difíciles, cambiantes y con muchos vaivenes aunque afirma que ante todo fueron meses de pleno aprendizaje. Relata que los horarios en esta modalidad “casi no existieron” y agrega que “los estudiantes necesitaban la contención nuestra sin horarios, fuera de lo escolar, con sus vidas cotidianas y traté de responderles todo lo que pude”.

Paola Galleta hasta agosto fue Maestra de Apoyo a la Inclusión (MAI). En ese momento dejó este cargo el cual sintió hacer con mucho amor y explica que “ese trabajo fue muy minucioso, esto de que las docentes me enviaran sus actividades para que yo las configure. Hacérselas llegar a los chicos, a veces en formato papel, a veces digital”. Aunque expresa que la parte fundamental de todo esto fue la familia porque fueron las que tomaron las voces de acompañante pedagógico de sus hijos. En su rol de MAI todo presentó desafíos, organizar sus horarios en base a los horarios que pensaron las docentes quienes, además, estaban con tiempos muy ajustados.

Foto: gentileza de Paola Galleta.

Guillermina Lopez Pepe menciona haber tenido la fortuna de dar clases a grupos de adolescentes que sí tienen los recursos, pero también han sostenido las ganas en estos ocho meses de trabajo y afirma que “también es un logro y es un laburo desde todas las partes, desde los chicos y los profes tratando de generarles propuestas que los convoquen y los desafíen”. Para esta docente los estudiantes son maravillosos, “cuando se enganchan y tienen que resolver, resuelven cosas geniales con una creatividad maravillosa”. Lopez Pepe anexa que “lo que muestra la virtualidad, que también lo muestra la presencialidad es que muchísimas veces dejan todo para último momento. Eso es un mal de este tiempo y no solo señalo a los adolescentes porque muchas veces a los adultos les pasa lo mismo”.

Esta modalidad fue compleja, coinciden las tres. Y Guillermina Lopez Pepe comenta que “sobre todo a los que fueron promo, porque se les pinchó algo que estaban esperando desde hace años que es más una cuestión de tradición y que el eje está puesto en compartir y que eso esté atravesado por una pandemia te descoloca desde lo emocional y desde lo vincular”. Desde otro lugar, habla Paola Marinangeli quien indica que “educación especial necesita un contacto más directo con sus estudiantes y justamente es lo que no pudimos hacer. Lo que no entra en dudas del gran aprendizaje que fue para ellos la comunicación a través de la virtualidad, tengo un ejemplo de un niño que a partir del uso del celular mejoró notablemente su oralidad”.

Foto: gentileza de Guillermina López Pepe

Fue un año muy difícil, pero a pesar de las dificultades pasó muy rápido, “me posicionó en otro lugar, conocí otras realidades, este año la escuela tuvo que ser sostén de familias, acompañar en duelos, hay estudiantes que se embarazaron, otras dieron a luz. Aprendí que nunca alcanzas a ponerte en el zapato del otro, movernos de las estructuras costó” resume Paola Galleta. Por otra parte, Paola Marinangeli concluye que “los estudiantes y sus familias han hecho un esfuerzo tremendo, pusieron todos sus recursos al servicio de la continuidad escolar, nosotros los docentes fuimos mediadores y los padres hacedores, los estudiantes claramente no perdieron un año, cada uno hizo lo que pudo”. Guillermina López Pepe habla de que “este año hubo que crear condiciones en ese hogar que pasaría a ser escuela. Algunos tienen mucho, otros tienen menos, otros muy poco. Hubo que sostener y acompañar pero más allá de las circunstancias, ‘¡estoy muy agradecida, muy cansada, pero muy agradecida!’”

Lo que más extrañan las tres docentes es el contacto, el encuentro, la charla, la complicidad en las miradas, “eso se extraña muchísimo” dice Guillermina y agrega que “tengo que reconocer que lo que nos permitió la virtualidad es trabajar mucho más articuladamente con otros docentes”. Pero sin lugar a dudas, extrañan lo humano, ya que es un desafío ponerle calidez a la virtualidad. Paola Galleta en su cargo admitido como directora en agosto nunca dejó de ir a la escuela “pero se extraña eso (por el contacto humano). La escuela es un lugar pedagógico y socializador”.

Desde el jardín hasta ser promo, el último tirón

“No pude sostener la realización de las actividades del jardín porque no está motivado” cuenta Geraldine, mamá de Dante. En este proceso él no pudo generar un vínculo con su maestra, las videollamadas estuvieron presentes pero via zoom y WhatsApp por lo que Geraldine menciona que “con el correr de los meses la interacción de la maestra con los nenes fue bajando y hace dos meses que no hacen videollamada”. Esto hizo que Dante no se prenda con actividades del jardín, aunque su mamá siempre toma ideas de internet para poder estimularlo y no perder este proceso de crecimiento, pero explica que “si de antemano le digo que es para el jardín no lo quiere hacer, está cansado”.

Foto: gentileza de Mora Vales.

Mora Vales es una estudiante de nivel secundario, a quien le costó muchísimo sostener la asistencia a clases y en unos días junto a otros estudiantes culmina su ciclo lectivo y abre una nueva etapa que comprende el ingreso a la Universidad. Sus pasos llenos de incertidumbre le impidieron ordenar su tiempo por lo que dice que “me atraso en la escuela, o dejo los trabajos para último momento, y eso, a su vez, me genera más estrés. Al estar todo el día en mi casa, estoy rodeada por la computadora, la televisión y mi celular, y cada vez que quiero ponerme a hacer deberes me desconcentro muy fácil”.

Es difícil poner en palabras los sentimientos, comenta esta estudiante a quien las emociones la abrazan: “la verdad es que no sé cómo me siento”. Para Mora, como para otros miles de estudiantes, esta era una etapa clave en su vida por lo que afirma “la tuve que vivir sola, sin poder charlar con mis amigos todas las mañanas”. A esto se sumó el miedo a la hora de elegir la carrera para su formación superior y cuenta que “a pesar de ya tener una idea, no tenía nada definido y pensaba que al hablar con mis compañeros y profesores iba a terminar decidiendo, pero obviamente se me hizo mucho más difícil”. Actualmente todos se encuentran pensando en lo que viene, lejos quedó ese presente en el que se ansiaban los encuentros y aplausos multitudinarios por un cierre lleno de logros. “No pensamos en lo que no estamos viviendo, creo que es porque a todos nos angustia un poco”.