Notas

Estrés, fin de año y pandemia: el combo que se supera con afectos

Llegar a fin de año siempre resulta difícil. Las energías no son las mismas, el cansancio se acumula y el estrés cobra protagonismo. Y si se suma la pandemia y la incertidumbre que gira a su alrededor, el panorama parece ser desalentador. ¿Cómo podemos enfrentar estos últimos días? ¿Qué papel jugó el estrés durante el desarrollo de este complejo 2020?

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28/12/2020

Santiago Garralda-Agencia Comunica

La sociedad de la segunda década del siglo XXI vivía, hasta hace un año, en una vorágine sin freno producto de un ritmo acelerado, rutinario, consumista y superficial. Mientras tanto, un virus desconocido mostraba sus dientes en China, pero ningún país le daba importancia. Era algo que estaba lejos, y que no iba llegar. Todo seguía girando a pesar de las primeras advertencias de la OMS y las noticias desalentadoras que llegaban desde Oriente. Hasta que viajó a Europa y el panorama se complicó. Apareció el confinamiento, también los barbijos, el alcohol en gel, la distancia social; un conjunto de normas que pretendían re-configurar la vida del viejo continente con el fin de frenar la propagación que cada vez era mayor, causando cientos de muertes y temiendo por el colapso de los “modernos” sistemas de salud.
Desde Argentina se miraba con recelo la situación en Europa y había cierto optimismo de que no llegaría al país, pero el virus ingresó por la puerta grande con augurios de miedo e incertidumbre. A partir de ese momento, todo cambió: se dictó el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, y nuestra vida acelerada, rutinaria, consumista y superficial, recibió un golpe seco para detenerla por completo. En estos 10 meses que llevamos de pandemia se habló mucho sobre los impactos económicos, sociales y políticos ; pero, ¿qué pasó con la salud mental? ¿De qué manera afectó a las personas este cambio repentino e inesperado en sus vidas?

Poca paz, mucho estrés

Este año fue cuesta arriba. Tal es así que la realidad de hoy parece utópica. Situaciones como las que estamos atravesando se asemejan a un film de ciencia ficción escrito por los mejores guionistas. El inicio de esta película fue una transformación de nuestra cotidianidad de un momento para otro sin previo aviso. Entre otras cuestiones, hubo que adaptarse a nuevas formas de trabajo, que en muchas ocasiones implicó una mayor exigencia provocando un desdibujamiento de los momentos de ocio y trabajo. Además, hay que sumarle la preocupación por familiares de riesgo y el temor constante a contagiarse.

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La psicóloga Gabriela Ithurralde ofrece herramientas para sentirnos mejor en esta época del año.

En este sentido, la Psicóloga Gabriela Ithurralde sostuvo que el cerebro no está preparado para tener cambios bruscos y que “cuando entramos en pandemia tuvimos que adaptarnos a una gran cantidad de cambios y ahí ya sobre exigimos nuestra capacidad psicológica”. A su vez, es importante remarcar que “aumentaron todas las patologías que tienen que ver con ansiedad, y algunos que no tenían ningún tipo de dificultad empezaron a tenerla: ataques de pánico, insomnio, angustia, depresión”. Por otra parte, al no tener una idea de finalización de la Pandemia, de cuándo podremos retomar nuestra vida “normal”, aparece la incertidumbre -protagonista de esta historia- como un “gran signo de preguntas que tenemos por delante y que no tiene las respuestas”; además, resulta inevitable agregar el bombardeo de información (verdadera y fake, sobre todo) de los medios de comunicación, que las personas consumen y decodifican. Es así, que durante toda esta etapa “el cerebro ha estado recibiendo mensajes que cuesta mucho procesar, son mensajes fuertes, con mucha carga emocional”.
En este marco, el estrés fue -y es- una de las reacciones que tuvimos ante el escenario incómodo y hostil que nos tocó afrontar en este año atípico. En efecto, Ithurralde afirmó que el estrés es “una respuesta adaptativa, una reacción que tenemos ante una situación de amenaza o de peligro. El problema es cuando esa situación de amenaza o peligro es eterna en la mente”. Cabe destacar, que nuestro cuerpo está continuamente segregando una hormona como respuesta al estrés llamada cortisol. Cuando los niveles de cortisol son equilibrados, podemos adaptarnos a la situación amenazante que tengamos; “pero si nuestra mente siente todo el tiempo que está bajo amenaza o peligro, segregamos cortisol de más, y todo eso empieza a envenenar la sangre”, agregó Gabriela Ithurralde. Esto conlleva a padecer enfermedades y dificultades de cualquier tipo, ya sean gastrointestinales, cardiovasculares, psicológicas (ansiedad, insomnio) o también se puede debilitar el sistema inmune mediante una baja de las defensas.
Por otra parte, el estrés afectó de forma diferente a los distintos rangos etarios. En cuanto a niñas, niños y adolescentes, la psicóloga María Eugenia Fernandez sostuvo que “algunos con mucho esfuerzo crearon una realidad sustituta de escuela, club, adaptando espacios para que se siga adelante. Pero nunca se pudo reemplazar el vínculo social, tan necesario entre ellos y sus pares”. A esto hay que sumarle inevitablemente, la situación de aquellxs adolescentes que se encuentran en el último año de secundaria. Sus lazos emocionales se vieron afectados, no pudieron disfrutar del cierre de una etapa mágica, pero lograron sacar belleza del caos y se las rebuscaron para que el panorama no sea tan nublado. Por su parte, Gabriela Ithurralde aseguró que “para los adultos mayores ha sido muy difícil porque han estado muy solos”, aunque también “no sienten que la vida que está por delante, viven en el hoy porque no saben que hay por delante”.


Fin de año, ¿cómo lo enfrentamos?

Para estas fechas el estrés ya se vuelve inaguantable. El trabajo, la facultad, la escuela, las responsabilidades, todo se convierte en una mochila pesada difícil de cargar.

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Y si a esto le sumamos la pandemia y la incertidumbre de no saber cuándo se va a terminar, las emociones se mezclan y se transforman en una bomba de tiempo a punto de explotar. En este sentido, Ithurralde afirmó que “se llega psicológicamente con todas las defensas bajas, y. ese estado de alerta continuo hace que se vaya desgastando la persona”. En efecto, lo importante en estos momentos tan tensionados es “reforzar las fortalezas que tenemos, estamos atravesando la pandemia cada día, pero en algún momento esto va a ser una anécdota”. Por último, la psicóloga aconsejó que “es el momento de seguir cuidándonos y poder fortalecernos en el afecto”.