Notas

En el Día Internacional de los Museos, la ex directora de la Red de Museos de los Pueblos cuenta sus experiencias

"El arte me salvó muchas veces"

Maribel García, museóloga social, narradora oral, locutora, documentalista. Seleccionada entre mil postulantes para el ciclo Territorio de Saberes, del Ministerio de Cultura de Argentina, representa a la ciudad de Tapalqué y Crotto. Después de haber transitado un largo camino, aún tiene proyectos e historias por contar.

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Magdalena Bisogno Eyler - Agencia Comunica

18/05/2021

Viajar para contar historias, pero también para escucharlas. De Hinojo, un pequeño pueblo en la localidad de Olavarría, al mundo: muestras de ropa interior del siglo pasado, carteras, objetos cotidianos como un cucharón o una ollita hecha con el ala de un avión caído durante la Segunda Guerra Mundial en un lugar perdido de Italia.

Cuba, México, Bolivia, Brasil, España: son algunos países a los que ha viajado Maribel García a contar historias, mostrar su trabajo como museóloga y como cuentacuentos. La narradora nació en Hinojo, donde vivían sus padres y sus abuelos. Madre de dos, tia de sobrinos ya grandes y una recién nacida, Maribel empieza a contar su historia con su nieta en brazos.

La narración la rodea desde que era muy chica. Su abuela, cuando tenía dos o tres años, la subía a una silla a recitar el viejo romance español de la Catalina para todos los familiares y vecinos que la quisieran escuchar: “Estaba la Catalina /sentada bajo un laurel /mirando la frescura /de las aguas al caer./De pronto pasó un soldado/ y lo hizo detener/ “Deténgase usted soldado que una pregunta le quiero hacer”. /“Usted ha visto a mi marido /en la guerra alguna vez?”

La casa de su abuela paterna era el lugar de reunión con vecinos. Maribel cuenta que su abuela le ofrecía a quien pasara comida o algo para tomar. En esos encuentros, ella conoció y escuchó los relatos de distintas personas.

“Como Doña Mónica, tan seria. Era una mujer menudita, bajita, siempre vestida de negro. Había venido en barco desde Rusia con sus padres. En el transcurso del viaje su mamá, que estaba embarazada, muere y tiran el cuerpo al mar. Cuando llegan, la dejan en un colegio y el papá vuelve a buscarla recién después de dos años”.

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La Habana, Hotel Nacional, 2019. Maribel García había viajado con sus alumnas del taller de narración oral. Después de una función en la que mostraron la ropa interior del 1900 y se vistieron con prendas que consiguieron de esa época, se le acercó uno de los que la habían invitado a ese encuentro, Jesús:

-Mi padre, cuando nos quisieron invadir, fue uno de los que defendió al país en Bahía de los Cochinos. Ésta es la boina que usó.

Jesús se la sacó y agregó:

-Cuando usted se la lleve, no va a ser solamente una boina, se va a llevar la historia de mi país.

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“La confianza, ¿no? Porque entregar una cosa tan preciada de su vida y dármela a mí, que confiara en que yo iba a seguir contando su historia… En algún momento y lugar que pudiera. Para que la gente siga viva”.

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Maribel frente al Monumento al Che Guevara. Foto Maribel García

“Siento que tengo quinientos años”. Maribel lo dice entre risas, aunque en el momento de contar esa anécdota sobre Cuba también se emocionó.

Para la narradora hinojense no hay que contar sólo historias de grandes acontecimientos. Otros lo harán, pero a ella le interesa escuchar y dar a conocer a esas personas que vivieron siempre en el mismo lugar, que nunca habían participado de un curso y que en una reunión de tejido, de historias o de humor pudieron encontrar su espacio.

Maribel trabajó durante nueve años de manera ininterrumpida como directora de la Red de Museos de los Pueblos. Cuatro de los ocho que articuló ya existían: los de Colonia Hinojo, Sierra Chica, Sierras Bayas y San Miguel. Ella los vinculó de manera que la comunidad pudiera participar activamente.

“Los museos comunitarios son una tipología de museos”.

Así como existen los de Arte o de Ciencias, este tipo de museos nacen desde la comunidad, por pedido de la población que se involucra en el proceso de creación y organización. Son lugares vivos: la gente puede ir, observar, jugar, participar, tomar mate, escribir en las paredes destinadas para eso, llevar objetos, escuchar música.

“Los estudiantes de Espigas hicieron la presentación de distintivos ahí. Se divirtieron, escucharon música. Anotaron sus historias de amor en una de las paredes del Museo que fundamos -los pobladores junto con Maribel- y que pintamos”.

Este museo, fundado por pedido de la comunidad, hizo que Maribel se fuera a vivir con su hija Zoe -que en ese momento era muy chica, hoy tiene diecinueve años- para hablar con los vecinos, escucharlos, tomar mate en la plaza con los chicos y recorrer las calles.

Se instalaron un tiempo en la casa parroquial de Espigas, donde el reloj les taladraba la cabeza día y noche. Pero aunque suene mal, Maribel recuerda con cariño su paso por el pueblo y a la gente que le brindó afecto, además de involucrarse activamente para concretar el museo.

Su trabajo recibió el reconocimiento internacional. Desde diferentes partes del mundo la invitaron a eventos, charlas y encuentros, e incluso obtuvieron el Premio Iberoamericano de Educación y Museos por su labor.

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Foto Maribel García.

Nueve años después de haber organizado talleres, muestras, charlas, en el año 2016 empezó a sentirse incómoda dentro de su trabajo y decidió renunciar.

“Viví un hostigamiento por parte de la gestión municipal. No me dejaban decir la palabra “comunitario”. Nunca entendieron que se trataba de una tipología”.

Tres meses después de renunciar, fue diagnosticada con cáncer de mama.

“Yo no soy muy mística, pero me llevé la estatuilla de Santa Teresa. Las dos veces que me operaron, después de descubrir que era maligno y los médicos necesitaban extirpar”.

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Santa Teresa es un colegio fundado en 1901 en Colonia Hinojo, colonia de los alemanes del Volga (15 kilómetros de Olavarría, centro de la provincia de Buenos Aires) por las Misioneras Siervas del Espíritu Santo. Lleva el nombre de Santa Teresa de Ávila, su patrona.

En una reunión de ex- estudiantes del colegio al que Maribel asistió, uno de sus compañeros, cuando les contó que iba a viajar a España para un encuentro de cuentacuentos, le dijo “cómo no iba a ir a Ávila, lugar en el que nació Santa Teresa”.

“Y yo tenía un presupuesto ajustado, pero pensé que tenía razón, cómo no iba a ir”.

Para ese entonces, Mirta, la encargada del museo de Espigas, le ofreció como regalo de cumpleaños el pasaje de Madrid hasta Ávila, ya que deseaba fervientemente tener un rosario de Santa Teresa.

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Maribel en una presentación. Foto Rodrigo Zabala.

“Mi sueño es hacer el camino de Santiago de Compostela. Mi familia se ríe cada vez que lo digo. Ya estaba preparándome, porque son 130 kilómetros de caminata en total. Y yo estaba haciendo 15 kilómetros. Pensé hacerlo el año pasado, este también”…

La pandemia generó un retraso en sus planes. Maribel ya tuvo COVID siete meses atrás, pero no recuperó el gusto.

“Tengo los sentidos distorsionados, la Coca la siento como limpiador de pisos, nada me parece igual que antes”.

Para hacer el camino de Santiago de Compostela, es necesario adaptarse a las condiciones no sólo del trayecto sino a las de descanso y alimentación. Significa dormir en posadas de peregrinos y comer comidas de peregrinos.

“Hacer el camino sería uno de mis sueños. Es más, llamé al Monasterio donde estuvo Santa Teresa, les conté mi historia y me dijeron que me daban lugar allí”.

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“Todos los días me queda algo pendiente. Todavía me queda algo para dar, un poco más por hacer. Esa es mi manera de pensarlo”.

A pesar de los obstáculos y de la imposibilidad de realizar actividades “cara a cara”, de manera presencial, Maribel tiene proyectos aún por concretar. Como el de recorrer a caballo estancia por estancia junto a Demetrio, la marioneta -hecha por un amigo- que cuenta historias de campo, y cuyo objetivo es acercarse a quienes están aislados y no poseen conectividad.

“Íbamos a hacerlo pensando en quién nos necesita, y que desde el arte podemos llevarle una caricia al alma. El arte nos salva por todos los rincones, y en mi caso, me ha salvado varias veces” (Agencia Comunica - FACSO)