Notas

Durante la pandemia fueron uno de los sectores que tuvo que cerrar

La situación de las librerías, tras un año y medio de pandemia

Debido a la cuarentena estricta y al sistema de fases, diversos negocios debieron cerrar sus puertas. Sin embargo la venta de libros continuó y se amoldó a las circunstancias. Cuatro referentes del rubro hicieron un balance de lo que fue el 2020 y reflexionaron sobre el panorama actual.

libreria

Magdalena Bisogno Eyler - Agencia Comunica

19/7/2021

Distanciamiento, alcohol, barbijos, protocolos. El funcionamiento de las cosas, en general, cambió y hubo que adaptarse en todos los ámbitos. Ir a una librería, pasar un rato revisando libros, permanecer un tiempo prolongado y perderse entre hojas de novelas, cuentos, biografías, ensayos.
Ya no se puede hacer de la misma manera que antes. Colas en las veredas, sanitizarse para tocar cada página, esperar a que salga un cliente para que entre otro, y así. La paciencia de la espera y la ansiedad por entrar y conseguir el libro elegido (y algunos más, quizás)
Para conocer cómo está la situación hoy, cuatro referentes del negocio de los libros analizaron su situación, con las particularidades de cada uno. De “El puente librería”, “Aladino”, “El faro de Alejandría” y “Altamira” hicieron un balance en relación al panorama actual y a las adaptaciones que debieron realizar para continuar.
En los cuatro casos, los dueños de las librerías coincidieron en que se vieron afectados por el cierre, como les pasó a la mayoría de los comercios. Debido a la baja afluencia del público al local fue notoria la baja de las ventas. En el caso de Aladino, Altamira y El faro, que se dedican también a la temporada escolar, se redujo o directamente se vio truncada la temporada escolar del 2020-2021 por la suspensión de clases presenciales.
Ricardo de Belaustegui, dueño de Aladino, resaltó que esto también afectó gravemente a las editoriales y a los productores de libros. En su caso, al ser juguetería además de librería, lograron en su momento paliar la situación con la venta de juegos de mesa, por ejemplo, que durante la cuarentena aumentó su consumo.
En el caso de Altamira, esto los dañó en el sentido de que no pudieron pagarles a proveedores y servicios, además de la venta. Mientras que desde El puente Ulises Castaño, uno de los dueños, señaló que no recibieron ningún tipo de ayuda municipal cuando debieron cerrar completamente sus puertas.
A pesar de esto, pudieron sobrellevar las dificultades al adoptar otras modalidades de venta. El take away o la entrega a domicilio permitieron mantener un cierto nivel cuando el cliente ya sabe qué quiere, pero “no se compara con que venga la gente al local y se tome el tiempo que necesite”.
Esta apreciación de Diego Ordónez, uno de los referentes de El Faro de Alejandría, se replicó en el caso de las otras librerías. Es que ir a una implica no sólo retirar un pedido, sino quedarse, mirar, agregar a lo que uno ya tenía pensado otras opciones.

libreria1

Si bien supieron adaptarse bien a la venta por aplicaciones o mediante las redes sociales, reconocieron que prefieren que la gente pueda acercarse a los negocios, para darle una atención personalizada, asesorarlos y mostrarles las diferentes alternativas.
En relación a la oferta de libros y a la demanda de la sociedad, cada una de las librerías se distingue por algún rasgo o característica. El Faro ofrece tanto novedades como usados, ya que también hace compra, venta y canje de libros usados. Aladino, además, ofrece juguetes y artículos de librería, como en el caso de Altamira. En el caso de El puente se caracteriza por su especialización en Ciencias Sociales, además de una bibliografía “curada o seleccionada en Feminismo, Género, Arte”.

¿Qué lee la ciudad?

El estar más tiempo en casa provocó una demanda variada, que en muchos casos fue una de las formas que hallaron para distraerse del contexto (mediático, sanitario, familiar, laboral). “Entendemos que importaba mantener la mente ocupada en los momentos de restricciones, más que el tema del libro y las edades de los lectores” señalaron de El Faro.
Desde El puente, Ulises resaltó que los más elegidos fueron los de feminismo y género, “un escalón por encima del resto”, aunque destacó que también de literatura en general, particularmente los de educación y pedagógicos. “Y en franco crecimiento debido a la cantidad y calidad de lo que se edita, destacar nuestra Zona de Literatura Infantil, que tiene un especial interés para nosotrxs”.

libreria2

Por su parte, de Belaustegui señaló que los más elegidos por las clientas mujeres fueron las novelas histórico- románticas, mientras que los hombres se decantaron por libros de política, economía o deportes. Y remarcó que el setenta por ciento de su clientela son mujeres
Aunque de El faro no hicieron una distinción por género, sí expresaron que los géneros más elegidos por los adultos fueron novelas (románticas, clásicas, policiales) o los libros de actualidad (de historia o de política), en tanto que los niños y jóvenes eligieron los escritos por “influencers o youtubers”.
Frente a la idea de que no se lee o que el libro va a desaparecer - debido a la afluencia de las lecturas por medio de formatos digitales- las pruebas contradicen esa expresión. Tal como dijo Umberto Eco en repetidas ocasiones, el libro no va a desaparecer, “el libro no ha muerto”.
Así como el cine va a seguir existiendo, porque la experiencia de ir a una sala a ver una película no se compara con las comodidades que cualquier persona pueda llegar a tener en su casa, muchos seguirán eligiendo el dispositivo en papel para adentrarse en otros mundos.