Notas

Cronología de un país sin paz 

La llegada al poder de Afganistán de un grupo que aterrorizó a la población local en el pasado puso en vilo al mundo. Pero, ¿qué sucedió previamente para llegar a esta situación? ¿Quiénes son y cómo surgen los talibán? ¿Qué papel juega Estados Unidos y el resto de las grandes potencias?

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Foto: Reuters

Santiago Garralda-Agencia Comunica

Aganistán sufre y no es una cuestión actual. Si bien puso en alerta a la comunidad internacional hace algunas semanas cuando los talibán ingresaron a Kabul -la capital- y tomaron el poder, es necesario entender que esta es una zona marcada por conflictos e intervenciones de otras potencias mundiales. Para comprender lo que está sucediendo hoy, debemos retroceder en el tiempo.

En primer lugar, es importante conocer su ubicación geográfica y sus principales características estructurales. Afganistán es un país ubicado en Asia Central, justo en el centro de una región históricamente conflictiva.  No tiene salida al mar, y por lo tanto, según Sandra Colombo -Doctora en Sociología y Magister en Relaciones Internacionales-, ‘’tiene menos contacto con el extranjero, y por ende, al no estar tan influenciados, tienden a ser estados que conservan más sus pretensiones, a ser más conservadores y tradicionalistas’’. A su vez, es un Estado que ‘’no es el resultado de una construcción nacional’’, sino que sus límites fueron creados por las grandes potencias durante el siglo XX. Estas potencias imperialistas, establecieron los límites siguiendo sus intereses propios y no de acuerdo a la realidad cultural, económica e histórica del país. Otra característica estructural es que dentro de Afganistán coexisten más de veinte etnias y culturas diferentes, ‘’todo esto permite decir que es muy difícil hablar de un estado nacional afgano, porque no hay una consciencia nacional e identidad’’, sostuvo Colombo. 

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Sandra Colombo, Magister en Relaciones Internacionales

Por otra parte, Afganistán fue protectorado inglés hasta 1919 cuando consiguió su independencia después de sucesivas luchas. Tuvo un régimen basado en la monarquía hasta 1973, fecha en que se producen diferentes revueltas internas y se establece la República de Afganistán. En 1978, nuevas revueltas sacudieron al país, pero esta vez con características comunistas -recordemos que por estos años el mundo está en plena Guerra Fría, aquella confrontación ideológica y simbólica entre Estados Unidos y la Unión Soviética (URSS)-. De esta manera, se instauró la República Democrática de Afganistán, con un gobierno afín a la URSS. En 1979, según Colombo, se produce un hecho clave en la historia de este país asiático: los soviéticos invaden Afganistán para apoyar y mantener en el poder al gobierno impuesto, pero al costo de una guerra interna sin precedentes.Durante los años que duró la invasión soviética (1979-1989), fueron surgiendo resistencias islámicas y musulmanas; así ‘’se van organizando guerrillas o grupos armados que luchan contra los soviéticos, que querían que se retiraran’’. En este sentido, es importante destacar que Estados Unidos, Reino Unido, Pakistán y Egipto, apoyaron política y militarmente a los muyahidines, un grupo de soldados paramilitares -llamados por Estados Unidos ‘’luchadores de la libertad’’- que se organizaron y aglutinaron para combatir a los soviéticos. Uno de sus líderes más importantes fue Osama Bin Laden, que años más tarde sería líder de la organización terrorista Al Qaeda. La importancia de marcar el nacimiento de estos movimientos radica en que representa la conformación de grupos armados y organizados que aprendieron a luchar contra una potencia mundial. Después de la retirada de la URSS, ‘’el país queda sumergido en una muy fuerte guerra civil hasta 1996. Queda sin gobierno central. Hay diferentes etnias, regiones, culturas, diferentes señores de la guerra, que empezaron a luchar entre sí”.

Surgimiento de los talibán y fin de la guerra civil

Durante el período de guerra civil (1989-1996) se va conformando un grupo -en parte derivado de los muyahidines- llamado talibán. Este movimiento, denominado así porque proviene del plural talib -que en árabe significa estudiante- “comienza a aglutinarse y organizarse, y empiezan a estudiar en escuelas teológicas en Paquistán”. Se les enseñaba un islam muy ortodoxo y conservador “que buscaba la regeneración de la sociedad musulmana por medio de la aplicación de los principios coránicos, distanciándose de toda idea de progreso, y adhiriendo a las costumbres puras predicadas por Mahoma”, señaló la doctora en Sociología. En otras palabras, los talibán se van conformando a partir de un extremismo religioso.

En 1994 hacen su primera aparición pública al presentarse ante la sociedad de manera armada, conquistando dos provincias del sur de Afganistán. Ya en 1996, toman el poder de Kabul, se transforman en gobierno y prometen instaurar el Estado Islámico de Afganistán, poniendo fin de esta manera a la guerra civil. Al asumir, implementan el islam ortodoxo mencionado anteriormente a partir de medidas muy radicalizadas, sobre todo en contra de las mujeres: ‘’se las obliga a abandonar el trabajo y la escuela, deben ir tapadas completamente, cuidar a la familia, obedecer al marido y no salir de su casa si no es acompañada por un hombre’’, agregó Colombo. 

Es importante destacar que estas medidas no hubiesen sido posible sin el aval o guiño de varios países que perseguían sus propios intereses, entre los que se encontraba Estados Unidos. Incluso este país, junto a la comunidad internacional, vio con buenos ojos y aceptó la llegada de los talibán al poder. En primer lugar, porque creían que podrían unificar al país asiático después de varios años de guerra, y en segunda instancia porque Estados Unidos estaba negociando la construcción de gasoductos que terminarían en el Océano Índico, en Pakistán. 

Ruptura de la relación de Estados Unidos, 11-S y posterior invasión

 En 1998 cambió la política de los estadounidenses hacia los talibán. Ya no los veían de manera esperanzadora, sino todo lo contrario. Las razones, a decir de Sandra Colombo, pueden ser varias: ‘’la primera es que los talibán le pedían demasiados requisitos para la construcción de gasoductos, no terminaban de aceptar esa construcción. La segunda es que en el 98’ se empezó a hacer público todas las violaciones a los derechos humanos que estaban cometiendo, particularmente en contra de las mujeres. Hubo muchas organizaciones internacionales que comenzaron a pensar que era necesario frenarlos de alguna manera’’. Y la tercera razón, se relaciona con el avance del terrorismo internacional. En este punto, organizaciones como Al Qaeda -con Bin Laden a la cabeza- comenzaron a ganar terreno a partir de explosiones terroristas en distintas partes del mundo. Estos últimos hechos ‘’llevaron a que desde 1998, Al Qaeda, Osama Bin Laden y Afganistán sean foco de ataques políticos, mediáticos y militares por parte de los Estados Unidos’’, siguió Colombo. Así, inicia -o se continúa- una estigmatización muy fuerte hacia el país asiático.

En 2001 ocurrió un hecho que marcó un punto de inflexión en el entrado siglo XXI. El corazón de la potencia hegemónica es atacado. Se produce el atentado a las torres gemelas y al pentágono, aunque sobre este último se trató de censurar para no mostrar debilidad ante el mundo. Horas después, George Bush -presidente de ese entonces- anuncia que Al Qaeda era responsable, aunque nunca se logró demostrar efectivamente. Acto siguiente, decide lanzar un ataque militar -conocido como Misión de Seguridad Internacional o Libertad Duradera- en el territorio de Afganistán con el objetivo de encontrar a Bin Laden (al que hallan y asesinan recién en 2011) y combatir al terrorismo. En una época de políticas imperialistas, la justificación de la invasión fue que se actuaba en legítima defensa, cuando en realidad no había razón puntual para efectuar el ataque. Este fue desmedido. Hubo bombardeos y masacres a poblaciones civiles, a lo que los medios occidentales -cómplices- llamaron daños colaterales. Tres meses después del atentado, el gobierno talibán es derrotado y se da inicio a una nueva etapa.

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20 años de ocupación internacional: ¿Que pasó realmente?

Estados Unidos fue el líder de la coalición internacional que derrotó a los talibán. Se hicieron con el control de las principales ciudades, aunque no lograron conquistar al resto del país. Las regiones más rurales no habían sido alcanzadas. Muchos de los talibán se fueron a estos sectores donde comienzan a organizar la contraofensiva. 

Los años posteriores serán de una fuerte ocupación militar por parte de Estados Unidos y países miembros de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), llegando a tener 100.000 militares en terreno afgano. Ahora bien, con este marco se podría pensar que estos países pusieron fin a un régimen totalmente opresor, conservador y ortodoxo, que con sus medidas radicalizadas sembraron el terror en aquel país. Sin embargo, no fue tan así. Por un lado, “la figura de la mujer tuvo muchos beneficios. Logró volver al trabajo, a estudiar, pudo votar también, o sea hubo una mejoría de la situación de la mujer por lo menos en las grandes ciudades”. En este punto se debe aclarar que las grandes ciudades -donde hay más modernización y vínculo con el exterior- distan de la parte más rural y tradicional de Afganistán.  Ahí “los cambios hacia las mujeres no llegaron. Hoy en día en las regiones más apartadas de las grandes ciudades, la mujer sigue viviendo sometida al hombre”, afirmó Colombo. Por otra parte, “hay un avasallamiento de las culturas y tradiciones de las sociedades afganas que recibían a fuerzas extranjeras pateando las puertas, secuestrando a jóvenes, destruyendo casas”. A esto se les suman los recientemente juzgados crímenes de guerra. Un ejemplo ilustrador es el asesinato de prisioneros en Bagram por parte de soldados estadounidenses. En este sentido, “hubo un sinfín de violaciones por parte de las fuerzas de la OTAN y de Estados Unidos, que lejos de conseguir el apoyo de la sociedad afgana, los veía como nuevos invasores que avasallaron su cultura, sus creencias y que violentaban su forma de vida”. 

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Otro punto a destacar durante estos años es la nueva forma de gobierno. Estados Unidos nombró a un presidente aliado, Hamid Karzai, quien sería reelecto en elecciones ''democráticas'' en 2004 y 2009. Las comillas son porque si bien fue elegido bajo el voto popular, ‘’es muy difícil hablar de democracia en un país que está ocupado militarmente y totalmente fragmentado’’. Posterior al mandato de Karzai, fue electo Ashraf Ghani Ahmadzai. Su enriquecimiento rápido, la corrupción y la desatención a las necesidades básicas de la población comenzaron a generar cierto malestar. Abandonaría su puesto el 15 de Agosto de 2021, cuando los talibán tomaron el poder de Kabul.

A partir de 2008, Barak Obama comenzó a plantear la necesidad de abandonar la ocupación en Afganistán. No tenían controlado todo el territorio, las vías de comunicación no estaban siendo controladas por las tropas occidentales, sino que eran propiedad de los talibán. A esto se le sumaba la insurrección de facciones rebeldes (los talibán y otras fuerzas), que desde 2002 ya estaban aplicando estrategias subversivas para desestabilizar al gobierno entrante; también el peso de la opinión pública, que si bien a partir de la Guerra de Vietnam se trató de controlar mediante lo que se mostraba y lo que no de los conflictos, esta situación era distinta a otros acontecimientos similares. Finalmente, Obama no logra abandonar Afganistán porque surgen nuevas células terroristas que pusieron en vilo al mundo, tales como el ISIS. Donald Trump retomó esta cuestión anunciada previamente, y dejó el escenario prácticamente listo para que Joe Biden anuncie en este 2021 que retiraría a las tropas estadounidenses de Afganistán, orden que también siguieron sus aliados de la OTAN. Así, entre que EEUU anuncia la retirada, y la llegada de los talibán a Kabul, pasó muy poco tiempo, ‘’no la conocíamos nosotros por la poca información que nos llega’’, sintetizó Sandra Colombo.

De nuevo al presente

La llegada de los talibán al poder -nuevamente- preocupa a la población afgana. Hay terror por volver a las viejas doctrinas. El desafío que tienen es ‘’organizar un nuevo gobierno, ellos dicen que va a ser un gobierno inclusivo, esto es un gobierno de coalición donde se van a respetar las diferentes fuerzas políticas y combatientes. Primero, buscan pacificar al país, segundo formar un gobierno de coalición y tercero dar un discurso de respeto a los derechos de la mujer, a los derechos humanos’’.  Esto es lo que están enunciando ante la comunidad internacional.

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Foto: Reuters

Por último, cabe hacer algunas reflexiones. La primera se refiere a los medios de comunicación y a la información que nos llega desde Medio Oriente. Esta es prácticamente nula, y casi siempre negativa. En este sentido, ‘’lo poco que llega es muy parcial y negativo, siempre con esos valores de prejuicios en contra de lo islámico y lo árabe’’. A su vez, está ‘’sesgada y matizada por un lente muy occidentalizado’’, ya que provienen de cuatro grandes agencias internacionales de noticias que ocupan el 90% de la información, por lo tanto, resulta complejo entender lo que realmente está pasando. No es algo nuevo. Desde la década del 70’ que los países no alineados (posteriormente conocidos como países del Tercer Mundo) vienen denunciando la monopolización de la información y el interés periodístico de las agencias de noticias únicamente cuando hay alguna catástrofe humanitaria. Son las consecuencias de la colonización que todavía no se pudieron romper. Por otra parte, resulta funcional recuperar una serie de lecciones que nos deja la situación de Afganistán. En palabras de Sandra Colombo: “las intervenciones militares no sirven, ni con objetivos humanitarios, bajo ningún punto de vista.  Además, el terrorismo no se combate con fuerzas militares. Me parece que la comunidad internacional debe pensar otras formas de combatir el terrorismo global que tanto preocupa. Lo otro es que no habrá solución de ningún país si no se comprende la situación de ese país, si no se lo entiende, si no lo sienta en la construcción de una alternativa de futuro. No vale la imposición de valores y de culturas. El cambio a través de la imposición quedó demostrado que no sirve. Creo que es hora de entender y comprender, que para intentar cambiar la situación en serio, es necesario analizar toda la situación sin juzgamientos ni valores negativos’’.