Notas

La presencialidad plena ya es un hecho en las escuelas

Volver, con protocolos y celebrando el encuentro

Volver a las aulas y con la regularidad con la que se asistía pre-pandemia era un anhelo de muchos. Finalmente esto se cumple. Análisis de esta medida por parte de personal directivo y docente de algunas instituciones educativas. Además, el factor psicológico y la necesidad de los alumnos de volver a encontrarse, comentado por un experto. 

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Tomás Kessler-Agencia Comunica

“La escuela se empezó a sentir el lunes cuando estábamos todos”, menciona Nicolás Zangara, vicedirector de la Escuela Secundaria Nº 6 y docente en otras instituciones educativas. Es que tuvo que pasar más de un año para que la presencialidad vuelva a ser plena como en tiempos pre pandémicos. Si bien no es lo mismo debido a los protocolos existentes y los cuidados sanitarios a tener en cuenta, se siente como un regreso completamente renovado.
Respecto al nivel primario, Luciana Martínez, docente de Escuela N°17 expresa su alegría al volver y ver a todos los alumnos juntos. “Me genera entusiasmo al verlos juntos, se ríen, disfrutan de los recreos, del kiosco, de escuchar cuentos y poder socializarlos con los pares. Esto me hace sentir lo valioso que es para nuestra profesión la presencialidad, es tiempo de calidad para ellos/as y los logros a nivel pedagógico son sobresalientes. Por ello, valoro y defiendo el estar en las aulas porque en dicho espacio podemos garantizar que aprendan respetando los tiempos de aprendizajes de cada uno, pero sobre todo el derecho a la educación” remarca Luciana.

Es un reencuentro para muchos, volver a estar con los compañeros dentro de un salón y cara a cara con personal docente, no a través de una pantalla. La vuelta ya es un hecho y trae consigo muchas reflexiones, análisis y posturas en favor o en contra. Nicolás Zangara expresa su alegría por esta vuelta y su concordancia con la decisión. De todas formas, “hay que trabajar para que sea con cuidado y garantizar que podamos seguir de esta manera”.

Del mismo modo, Paula Ferreira, docente y personal directivo de la Escuela Secundaria Número 2 Gral. Jose María Paz de Sierras Bayas comenta:"La presencialidad plena es el mejor estado tanto para los estudiantes como para los docentes. En el día a día, el poder estar en contacto no podría ser reemplazado jamás por una pantalla. Creo que genera ansiedad, nerviosismo y alegría de vernos otra vez”. Sin embargo, también manifiesta que “a esta altura del año, dadas las condiciones edilicias y de escaso mobiliario con el que cuentan las instituciones de educación pública fue una decisión poco pensada e innecesaria”.

En lo que a rendimiento académico refiere, Nicolás Zangara sostiene que la presencialidad va a ser muy positiva y también reflexiona que “en las escuelas secundarias no todo el aprendizaje pasa por el contenido disciplinar. También pasa por lo vivencial y emocional. La enseñanza no es solo de contenido, también es de formación ciudadana y convivencia con el otro. Esas son cuestiones que hay que trabajar ahora cuando las escuelas vuelven a ser un espacio de reunión con grupos ya más numerosos”. Sumado a esto, Paula Ferreira agrega que “el contacto diario, el intercambio dentro del aula, el debate, las charlas, el poder ver y verse en el otro es más que beneficioso. El aula y lo que se genera en ella potencia el aprendizaje y mejora tanto a los estudiantes como a los docentes”.
Siguiendo con la idea de Paula y Nicolás, Luciana Martinez, agrega que: “La Escuela es una Institución que se encarga de enseñar contenidos, pero también y de forma continua se crean vínculos sanos de amor y cariño entre pares y docentes”.

Paloma, estudiante del colegio Nuestra Señora de Fátima expresa la sorpresa que generó la decisión de volver a la plena presencialidad. “Fue algo repentino, no me lo esperaba”, explica. De igual manera comenta que ahora es más probable el hecho de contagiarse y/o aislarse, lo cual es una realidad pero “nos gusta estar con nuestros amigos” comenta. A su turno, otra compañera afirma que “La vuelta a la escuela sin burbujas es complicado, primero porque estábamos acostumbrados a ir una semana si y otra no y salir de esa costumbre cuesta. Otra cosa que veo es el distanciamiento, fue de gusto hacer todo lo de las burbujas si al fin y al cabo van a juntarnos en un salón diminuto y sin distanciamiento casi. Pero dejando de lado esas cosas, era necesario que se junten las burbujas, ya que estábamos aprendiendo con mucha lentitud”

Por otra parte, es pertinente tener en cuenta el factor psicológico. Gastón Seambelar, director del área de Pediatría del Hospital Municipal, analiza: “Era fundamental volver a la presencialidad. Los adolescentes por su estructura psicológica necesitan convivir y desarrollar su vida en conjunto. Pertenecer a un grupo y desarrollar su vida con este mismo. La falta de presencialidad fue cortarle cierta parte de su calidad de vida”.
Asimismo, el doctor menciona un aspecto primordial de las instituciones educativas: la escuela como espacio de contención. “Para los pibes de barrios vulnerables la escuela es un espacio fundamental más allá de lo pedagógico. Muchos de estos pibes mientras no estaban en la escuela estaban en la calle. La posibilidad de contención que brinda la escuela en este grupo de la sociedad es un punto vital. Esperemos que ya definitivamente pueda ser la presencialidad completa y todos los días”, anhela.
En otro punto a tener en cuenta, el médico hace hincapié en la necesidad de volver a la vida pre-pandemia. “Los jóvenes desean esto y desde el punto de vista psicológico y emocional, les hace bien volver gradualmente a esa vida”.

Cumplir los protocolos, un trabajo de todos

Paula Ferreira detalla que en las instituciones a las que acude para ejercer su trabajo, “el protocolo se cumple de gran manera e incluso es estricto. Todos los actores educativos debemos controlar que los cuidados se cumplan de la manera correcta”, explica.
Por su parte, Nicolás Zangara menciona que en algunos momentos el protocolo se vuelve muy difícil de cumplir para los alumnos: “Se ven los besos y los abrazos en los saludos, eso está, pero intentamos que el protocolo se cumpla lo más posible”, asegura. De todas formas, él repara en el gran avance realizado en materia de concientización sobre el virus y la importancia de seguir cuidándose de la mejor manera posible.
El distanciamiento es parte de lo escrito en los protocolos, pero no se ve en la práctica. No solo en los recreos sino en las aulas, donde es muy difícil cumplir con los 90 centímetros establecidos de distancia entre estudiantes.