Notas

Recuperadores urbanos

Viento en contra, la cooperativa que ofrece trabajo y aprendizaje

Un lugar donde no existen las diferencias sociales ni las jerarquías. El trabajo siempre es en equipo, con un sentimiento de compañerismo que hace que todas las tareas se realicen de manera colaborativa. Esto es “Viento en contra”. Una organización con voz propia.

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Rocío Beltramella - Luz Moyano / Agencia Comunica

7/9/2022

Es martes, son las ocho y la mañana está cubierta por la neblina. Giselle Rastelli se levanta como todos los días, de lunes a sábados, lleva a su pequeño hijo a la escuela y en esta ocasión no le queda otra opción que caminar, ya que la bicicleta que usa para ir a trabajar amaneció desinflada. La cooperativa “Viento en Contra”, ubicada en la calle Bolívar y Alberdi, le queda solo a un par de cuadras.

El portón se encuentra abierto y todos se disponen a comenzar el día con un mate caliente, acompañado de charlas y las facturas que alguno llevó para convidar. Luego de desayunar llega la hora de arrancar la tarea.

El taller se encuentra parcialmente lleno de cartón enfardado, en el piso se pueden ver una gran cantidad de tapas y un grupo reducido se dispone a acomodar el nailon en la parte de afuera del galpón y los bolsones llenos de papeles y botellas de plástico se mueven de un lugar a otro. Giselle arrastra varios de éstos hacia afuera para clasificar su contenido. Es una mujer de estatura pequeña y aunque la superan en tamaño, logra rápidamente moverlos.

Giselle llegó a la “coope”, como la llama con cariño, hace casi cuatro años. Antes se dedicaba a cuidar a una señora mayor, pero cuando perdió ese trabajo se contactó con Juan, quien maneja la cooperativa. “No tenía nada para darle a mi hijo, y me había separado”, rememoró.

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La cooperativa “Viento en contra” nació en el 2018 de la mano del Movimiento de Trabajadores Excluidos, con la necesidad de brindarle un puesto de trabajo a cinco cartoneros, o recuperadores urbanos como ellos mismos se definen, que no contaban con actividad estable debido a que el relleno sanitario municipal ya tenía la cantidad necesaria de trabajadores. Actualmente, son quince quienes integran el equipo de la cooperativa y Giselle es una de ellas.

“Decidí tirarme el lance y ver cómo me iba”, ya que creía fuertemente en las oportunidad y en que con esfuerzo todo se puede aprender, “y bueno me enseñaron”, concluye mientras sonríe. Empezó clasificando y hoy hasta sabe cómo realizar las tareas administrativas. Entre sus compañeras se dividen esa actividad y a ella le tocan todos los viernes. Para Giselle la cooperativa es todo, “le recontra agarré la mano, me re gustó y decidí que me voy a quedar en la coope porque me dio una re oportunidad cuando lo necesité”. Entrar a trabajar clasificando material recuperado significó un cambio rotundo en su vida y la de su hijo.

En un día de trabajo de la cooperativa se clasifican y enfardan aproximadamente 2500 kilos de material recuperado, entre los que podemos encontrar: cartón, botellas de vidrio y plástico, diversos empaques y papeles. Cuatro veces por mes el camión de la Federación de Cartoneros Argentinos retira lo obtenido por Viento en Contra para darle otro uso o destino.

Para Oscar Labosca, uno de los primeros cartoneros en llegar a la cooperativa, también representó una oportunidad. Durante sus 65 años Oscar, más conocido como “Saquito”, ha pasado por varias labores, que condujeron su sendero hasta lo que hoy es “Viento en Contra”.

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9:30 am Oscar se toma un descansito para luego seguir con su tarea de clasificar botellas en los bolsones

Durante quince años se desempeñó como panadero, hasta que un día cerró y no tuvo otra opción que hacer changas, como pintar cuadros y venderlos en cualquier oportunidad que pudiera. Un día en una de sus típicas juntadas en la cancha para jugar un partidito con sus amigos, le ofrecieron ir a tomar mates en un basural de la ciudad. Esa fue la primera experiencia que tuvo trabajando como sereno.

Pasó por varios basureros, hasta que le llegó la oportunidad de incorporarse en la cooperativa. Actualmente, su tarea es clasificar plásticos y latas. “Separo lo que trae malvinas, lo que traen los chicos del relleno, después peso los kilos y me pagan por eso”, expresó. Su paciencia para realizar su trabajo dedicadamente y su humor característico lo definen como un "buen compañero". Saquito vive solo, está jubilado y prefiere ir todos los días a las 7 de la mañana a este espacio.

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Saquito y Cabeza, siempre juntos.

Cuando llega comparten unos mates con sus compañeros, hasta que ingresa el camión de Malvinas, la empresa recolectora de residuos de Olavarría, que es cuando su actividad comienza. Los chistes se hacen presentes en todo momento. Sin embargo, durante su jornada laboral no está solo. Siempre es acompañado por su fiel amigo “Cabeza”, un perro callejero de color negro y edad avanzada. Es tranquilo, cariñoso y permanentemente está al lado de Saquito, es el compañero ideal.

La cooperativa, para Oscar, al igual que para todos los que forman parte desde el comienzo hasta la actualidad, es la oportunidad de poder trabajar de algo que disfruta a pleno y que aún con su edad decide hacer. “ Yo encerrado en mi casa estoy aburrido, pero viniendo acá me pongo a reciclar, tomo mates, cargo a mis compañeros, después cuando llego a mi casa me pongo a limpiar un rato.”

“Viento en contra” es mucho más que una simple cooperativa. Para quienes están a diario se trata de algo que va más allá de trabajar para llevar el pan de cada día a su casa, ni una institución o una empresa donde su única función es generar dinero. Para ellos, no existen los puestos jerárquicos. Saquito sintetiza el sentir de todo el grupo: “para mi la cooperativa es todo…Si me ofrecieran volver a trabajar de panadero o venir acá, me quedo con esto”.