Notas

 Comercio contra las cuerdas

Los comerciantes de Olavarría se encuentran actualmente en una situación muy difícil de afrontar por varios motivos. Muchos han cerrado y otros se encuentran resistiendo a la gran cantidad de impedimentos que se les ponen para poder seguir adelante. 


Los comercios se encuentran contra las cuerdas de una pelea en la que nunca eligieron participar. Un contrincante con figura estatal los está presionando constantemente, y lastimando con cada golpe que le atina a su estructura. Queda tratar de esquivarlos, pero teniendo en cuenta que por causa de un movimiento indebido a una zona en negro puede llegar el gancho que los termine dejando en un nocaut definitivo. No tienen por donde escapar, la solución actualmente es esperar que se apiaden de ellos, algo que no ha ocurrido, o tirar la toalla.

Aguantando golpes
La realidad de los comercios en Olavarría actualmente es muy delicada. Muchos se encuentran subsistiendo para no cerrar y otros ya han tenido que bajar la cortina. Luz, agua, gas, cargas sociales y alquiler en algunos casos son solo algunas de las cosas que cada comerciante debe pagar mes a mes. Y los aumentos han generado que esta situación sea insostenible. “Cuesta mantenerlo en pie, horas y horas de trabajo solo para pagar… Las cosas tendrían que ser un poco más fácil”, comentó Miguel Angel, quien posee una panadería en la ciudad.
En el mismo periodo del año 2018, el Kilowatt para los comerciantes se encontraba a $3,07 el kW, mientra que actualmente está $4,94. Existe una realidad concreta, más allá de que se esté consumiendo más o menos. Desde Comerciantes Unidos de Olavarría explican que verlo de esta manera permite tomar una dimensión de a qué se están enfrentando. “Si vos extraes los datos solos decís que no es para tanto, sumándolo ves que estamos en una situación complicada”, explicó Pamela Videla, perteneciente a la agrupación. Por esta realidad es que desde Comerciantes Unidos están trabajando para poder comenzar a hablar de una emergencia comercial en Olavarría.
Esta situación inevitablemente provoca el aumento de la mercadería de la cual los comercios deben abastecerse. Sube el combustible, suben los fletes, aumenta el sueldo de quien realiza el transporte, el peaje, entre otras causas genera que el negocio tenga que subir el precio de sus productos. Roberto, quien es dueño de una carnicería hace más de 20 años sostiene que “todo es un gran combo de aumento, no solo por el costo de la energía tuvimos que subir los precios”. Y así también la situación se torna insostenible para aquellos que utilizan su propio transporte para abastecerse. “Nosotros nos abastecemos de mercadería gracias al camión, y hay que meterle plata, tanto para el combustible como para el peaje...Los gastos que genera se pueden comparar a los de una familia más”, planteó Claudia, quien junto a su familia son dueños de una verdulería.

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Otra de las problemáticas, y que todos los comerciantes destacaron en las entrevistas, es la gran cantidad de carga social que se debe pagar por cada empleado. Actualmente, por el sueldo de un empleado se están pagando casi dos. Esto repercute inevitablemente en el mercado laboral de la ciudad. Los comercios han comenzado a despedir empleados por la imposibilidad de pagar sus sueldos y tampoco se está tomando nuevo personal. Fernando, dueño de una pollería cuenta que “acá todos los días vienen a traer currículums y es imposible tomarlos porque genera mucha carga impositiva… Si hoy tendría más empleados los estaría despidiendo”. “Perdona que te diga pero es un robo, es así literal”, expresa Roberto, dueño de la carnicería. Claudio Faizal de Comerciantes Unidos Olavarría muestra que por un empleado de $35 mil se está pagando casi $28 mil de cargas sociales. Esto genera que las PyMEs y los comercios no puedan ser competitivos, sumado a una reforma laboral que no toca el problema de fondo reduciendo estas cargas. “Si hubiese una reducción se podría estar tomando más gente. La mayoría se cuida por esta cuestión”, muestra Pamela Videla.
La situación económica de la mayoría de los argentinos actualmente se encuentra muy vulnerable, y esto ha repercutido de una manera muy fuerte en los comercios. La gente compra menos, quien compraba un kilo de pan compra medio, quien compraba diez milanesas de pollo se las arregla con seis, se consumen en mayor cantidad las verduras más económicas y quien se daba el gusto de un asado todos los domingos se encuentra bastante tentado por el plato de pasta más seguido. Aun así, los comerciantes sostienen que los productos no valen lo que tendrían que estar valiendo. “Siempre dicen que al pan hay que venderlo tres veces más de lo que vos pagas el kilo de harina… Si ves los precios eso no está ni cerca”, mostró el panadero. “Tenes que vender mucho y barato para poder subsistir”, plantea el dueño de la pollería.

 

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Con el ojo negro
Se hace difícil para aquellos comercios que están inscriptos, con todas las cuentas que se deben pagar, competir con aquellos que comienzan a comercializar fuera del registro. El fenómeno más popular es la venta en redes sociales: “muchos están cerrando los negocios, despidiendo empleados y abriendo en su casa en negro. Les conviene más que tener un comercio abierto hoy por hoy”, explica Claudio Faizal.
Hay muchas empresas reconocidas que se dedican a vender en negro, actualmente se ha transformado en un gran negocio. “Por eso tenes que diferenciar al micro emprendedor que necesita comer y vende unas pizzas, de las empresas que se están yendo a la venta ilegal”, manifiesta Videla. En Olavarría, cuentan desde Comerciantes Unidos, existen casas armadas como un gran “showroom”. Poseen más mercadería que algunos comercios del mismo rubro.
Tarifas, IVA, ingresos brutos, y ahora el estacionamiento medido para los negocios céntricos. Todas las situaciones parecen empujarlos a no registrarse, a vender en negro, a tener empleados en negro. Pero por atrás se encuentra la AFIP o ARBA, controlando todo el sistema, cobrando multas y congelando cuentas. “Te obligan por un lado a irte a vender en negro y por el otro lado los controles son brutales”, concluyó Pamela Videla. Aun así, ninguno de los entrevistados propuso dentro de sus ideas un posible cierre.

No es bueno que a costa del hambre de la gente dos o tres empresas que son las que monHas pensado en la posibilidad de un cierre opolizan los servicios ganen ms Pamela Videla

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En busca de una victoria
La solución, sostienen todos los dueños de negocio, se encuentra en manos del gobierno. Que las decisiones comiencen a tenerlos en cuenta y que les hagan el camino más fácil no solo para vivir mejor, sino para reactivar toda la estructura laboral que actualmente se encuentra parada. “A la gente que tiene mucho poder los ayudan, a nosotros que somos laburantes nada… Hay que laburar horas y horas para mantenerse”, reclamó Miguel Ángel. Las soluciones planteadas son que los dejen de presionar con una infinidad de impuestos, que se logre ver que esos montos de tarifas son casi imposibles de pagar y sobre todo que se baje el costo de la carga social. “Que venga la juventud a pedir trabajo y que le pueda decir que sí”, sostuvieron varios comerciantes.
Actualmente solo queda resistir, resistir cada golpe que reciben y esperar que la situación cambie. Que alguien tome la decisión de poner sus reclamos en la agenda. Esperar obtener una victoria de esta pelea les permita seguir adelante, lastimados, pero en pie. Agencia Comunica - Facso.