Notas

Casa Valeria: historia de compañerismo y resistencia

Hace casi un año se inauguraba la Casa Popular Valeria, un refugio para las mujeres olavarrienses víctimas de violencia. Hoy, el femicidio de Valentina Gallina, hija de Valeria Cazola, pone en jaque algunas cuestiones que inducen a reflexionar. Y a seguir reclamando.

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Camila Ale* Agencia Comunica

Era una mañana nublada y fresca de primavera. Tres personas aguardaban en el comedor de la “Casa Popular Valeria” ubicada en Fassina 1931. Una “casita” humilde pero acogedora del Barrio Sarmiento. Una casita que te espera, te abraza y te acompaña en cada lucha. Alrededor de las 10 de la mañana la mesa ya estaba ocupada por mates, galletitas y algunas risas. En un contexto distinto al momento de escribirse esta nota, María Rodriguez, Laura Roldan y Alex Herrera, integrantes activos, brindaron un diálogo ameno acerca de lo que significa este espacio para cada una y uno de ellas y ellos, cómo es un día en este hogar y como es el balance del año 2019.

Hoy la realidad es otra y más dolorosa. Como una burla del destino, Valentina Gallina murió a golpes por su pareja, repitiendo la historia de su mamá, Valeria Cazola, quien dió nombre a la casa después de haber muerto también por la violencia machista. Otro duro golpe, esta vez a toda la sociedad.

La casita está colmada de insignias y frases representativas de la lucha feminista y del orgullo disidente. En el patio están colgados el pañuelo verde que exige un Aborto Legal, Seguro y Gratuito y en algunas paredes se puede apreciar el símbolo del feminismo en color violeta. En la pared de la entrada hay un mural de dos mujeres alzando sus brazos y un enorme sol que da una bienvenida cálida y llena de luz, una estrella roja, maiz, flores, viento y por último, una Wiphala colgada, un emblema de los pueblos originarios latinos. Otros lemas que se encuentran en las paredes de la “Casita “ son “La maternidad será deseada o no será” y “Latimos juntas”.

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La “Casa Popular Valeria”, que pertenece al Movimiento Popular La Dignidad y a la Comunidad Menonita, se inauguró el 15 de febrero de 2019 en homenaje a Valeria Cazola, una mujer olavarriense víctima de femicidio, asesinada a puñaladas por su pareja el 12 de junio de 2008, pero en ese momento no estaba vigente la figura penal por lo que su asesino no fue juzgado bajo ese encuadre. Valeria dejó una huella, un legado, una casita que lleva su nombre e incluso en una de las habitaciones hay un cuadro con su foto para recordarla todos los días; todos los ladrillos de la casa contienen la historia de la familia Cazola. Valeria y María, su tía, vivieron allí. Hoy es un techo bajo el que se refugian muchas personas, mayoritariamente mujeres y disidencias en situación de vulnerabilidad, pero está abierto a todo público.

María Rodríguez, representante y coordinadora de este espacio, relata que la “casita” es parte de un proyecto territorial de hace más de cinco años en los barrios “Matadero”, “Los Eucaliptus”, “Belén”, “Lourdes” e “isaura”. María y su esposo tenían un merendero todos los domingos para entretener a las nenas y a los nenes y dialogar con las vecinas que la mayoría eran madres. No contaban con un lugar físico, lo hacían al aire libre pero se complicaba en los días de invierno de mucho frío o en los días lluviosos. En familia hicieron un evento en el Teatro Municipal para recaudar dinero y asi poder comprar un gazebo que lo ubicaban en patios o terrenos prestados.

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La casa donde hoy funciona la asociación es del marido de María. Estaba deshabitada y en familia habían pensado que la iba a ocupar alguien que la necesitara. Entonces, luego de algunos años, surge la idea que la sede sea del merendero sea allí, en Fasina. Más allá de que lo de Valeria las y los atravesaba por su pérdida, decidieron abrir una casa para las mujeres, ya que antes trabajaron ayudando a mujeres en situación de calle, o solas con muchos hijos a cargo. En los últimos meses “Casa Valeria” fue una herramienta fundamental ya que se dictaron distintos talleres, sirvió de contención a mujeres y se llevaron a cabo distintas ferias de ropa usada para que cada una tenga su propio dinero.


Es un lugar que está abierto todos los días, de lunes a lunes, aunque algunos domingos no “para que la casita pueda descansar”. A la hora de la siesta tratan de hacer talleres con las compañeras ya que es el horario en que las chicas y los chicos están en la escuela. Esos talleres están relacionados con la Educación Sexual, la salud, la perspectiva de género, las luchas feministas y disidentes, las tecnologías como las redes sociales y música. Han ido a dar charlas y actividades médicas promotoras de la salud, profesores y graduados de la Facultad de Ciencias Sociales, integrantes del Frente Ni Una Menos Olavarría y profesores de música.

“Somos una asociación autogestiva que nunca recibimos nada por parte del municipio de Olavarría, creo que a Ezequiel Galli no le interesó el proyecto” declara con contundencia María. Y cuenta que se reunieron una vez con el intendente para contarle sobre Casa Valeria y sin embargo nunca recibieron respuesta concreta alguna,ni mercadería o contratos para descuentos de servicios. A través de las ferias que realizan, juntan el dinero para la luz, gas y agua, lo básico. También venden pizzas, pero suelen atrasarse con los pagos porque no llegan a fin de mes. Aunque pasan más de 40 chicas por dia por la casita, no cuentan con ningún seguro o servicio de emergencia.

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Si bien como agrupación han podido organizarse y cada una o uno tiene su rol o actividad, trabajan en conjunto para resolver todas las problemáticas que se les presentan. Alex Herrera, militante disidente olavarriense y encargado de la administración de las redes sociales, expresa que la Casa Popular Valeria es una de las pocas asociaciones que acompaña a las disidencias y tiene “apertura mental”. Además “es la única comprometida realmente con la sociedad porque hay confianza y mucho diálogo entre las y los integrantes, se llevan muy bien, hay una cuestión afectiva importante” describe Alex. Aunque no se conozcan todas sus historias, son una gran familia, un espacio para conocer esas experiencias, y siempre sostener y abrazar.

Una de las cuestiones pendientes en la Casa es la posibilidad de contar con profesionales que sepan resolver situaciones de vulnerabilidad. Laura Roldán es una mujer fuerte y segura que actualmente acompaña y asesora a otras chicas que sufren violencia de género, que llegan al lugar con problemas e inquietudes de distintos tipos, pero no es profesional, lo hace porque le sale de corazón. Laura cuenta que están en contacto con muchas personas “amigables” médicas, que son cercanas y de confianza, que se las puede llamar por cualquier cosa y están al pié del cañón y, muchas veces, las atienden sin turno, por ejemplo.

A pesar de tanto dolor y necesidad, la Casa Popular Valeria sigue apostando a la militancia y trabajo comunitario para transformar la realidad de todas y todos; sigue resistiendo a muchas desgracias y atrocidades para poder acompañar a todas las mujeres olavarrienses y ayudarlas a encontrar puestos de trabajo. Hoy las y los integrantes se encuentran en shock. La ausencia pega fuerte y duele. El tiempo mostrará cómo seguir. Mientras tanto agradecieron el acompañamiento que tuvieron en la multitudinaria marcha del 6 de enero, reclamaron justicia por Valentina Gallina y exigieron la erradicación de la violencia hacia todas las mujeres, disidencias y sectores populares y barriales.