Notas

La única entre las canteras

Cómo es hacer un trabajo que estuvo históricamente ligado a hombres. Nelba Porcel, conductora de volquetes y retroexcavadoras, lo cuenta en primera persona. El vínculo con sus compañeros y los mitos que derribó para subirse a un camión de casi 3 metros.

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Fernanda Alvarez - Agencia Comunica

“Muñeca de basural me dicen, porque ando con los pelos duros”. Nelba sonríe, se pone el casco, se calza los borcegos y se prepara para su rutina diaria: subirse al volquete donde cargará piedra durante 8 horas en un clima árido. Hasta hace poco conducía una retroexcavadora que le demandaba mucha más concentración y destreza, y quizás por eso la extraña un poco.
Nelba tiene 56 años, es acompañante terapéutica y Operadora de retroexcavadora frontales, volquetes y conductora de autoelevadores, recibida en el Iteco. ¿Profesiones contradictorias? Depende cómo se mire: ella prefiere encontrar similitudes y entender que “en ambos lugares la seguridad y el cuidado es fundamental”.

A los 53, y después de unos meses de insistencia, Nelba logró conseguir un trabajo para el que se había formado. Hoy celebra 3 años conduciendo vehículos pesados en una cantera de Olavarría, comparte sus jornadas laborales junto a compañeros varones y gana terreno en un lugar destinado a los hombres. Con dificultades, pero con logros y con ganas de seguir desafiando el mundo patriarcal.

“La empresa donde estoy nunca había contratado mujeres”, con lo cual fue ella quien inició el camino que hoy comparte con una compañera, Eliana Couchez. No fue -y no es- fácil. Pero tampoco imposible. “A mí me encanta manejar, sobre todo cuando tenés que calcular ir marcha atrás, la cuestión de la seguridad…”, dice mientras agrega que tiene una moto de alta cilindrada. 
Su insistencia en que le tomen una prueba hizo modificar la opinión de quien la contrató. “La firma tenía experiencia en el trabajo de mujeres en algunas minas del norte y entonces dijeron ¿por qué no probar con esta volquetista?”, recuerda. Después de varias puertas cerradas, una se abrió y demostró -porque tuvo que demostrarlo- que podía subirse a un camión de 3 metros de altura, y que podía ser precisa en el manejo de vehículos de gran porte.

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El compartir cotidiano con varones tiene sus pro y sus contras: “un día alguien me dijo ´ahí viene Nelba a querer inflar las gomas, viene a hinchar las pelotas´. Así que ahí nomás le dije ´Usted a mi no me conoce, quiero respeto cuando se dirija a mi porque yo lo tengo con usted´. Y ningún problema nunca más. Quizás haya hombres que crean que porque una trabaja en un lugar asi va a buscar hombres o tenés un perfil masculinizado. Te tiene que empezar a resbalar”, asegura con simpleza, mientras reconoce que su costado femenino lo siente cada vez que se maquilla y se pone perfume para ir a trabajar, como lo haría en cualquier ámbito laboral. De hecho, sus compañeros de mantenimiento “me cargan porque dicen que les dejo el camión perfumado”.
“Si queremos igualdad, tenemos que comportarnos como iguales. Escuchar los chistes, encontrar el equilibrio. A veces mis compañeros dicen bromas entre ellos y escucho que alguien dice ´che pará que está Nelba´. pero yo soy ciega sorda y muda cuando quiero”.

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Sobre el camión, Nelba recorre la cantera

Actualmente Nelba cumple horario de 2 a 10 de la mañana o de 10 a 18 horas. Con igual salario que cualquier compañero, manejó la retroexcavadora y hoy está al mando de camiones volquetes canadienses. Un día de trabajo comienza con el ritual clásico: limpiar el interior del camión, revisar el aceite y agua, el aire de las gomas, las mangueras y “ahí recién arranco. Espero al palero en su lugar, porque yo trabajo en equipo con él. Trabajé en producción y destape y ahora estoy en planta que es el trabajo más arduo. Tiene que ser preciso el lugar para cargar si no te dicen que sos sos manca, como se dicen entre los propios hombres también”. Ahí es cuando siente que es una más del grupo, sin diferenciación de género.
Su vehículo preferido es la retroexcavadora, porque “tenemos movimientos de manos, de pies y de cabeza. Tenés que estar concentrada, más atenta y con cuidados especiales”, dice la mujer que logró insertarse en un trabajo ejercido siempre por varones.

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¿Qué es lo que más le gusta a Nelba de su trabajo? “Amo los amaneceres en la cantera, las estrellas, la luna, que las ves y parece que están más cerca. Hay cosas que las disfruto mucho”, asegura mientras piensa en la importancia de mantenerse con conocimiento en su área laboral. “Para mi es central estar capacitada y tener la mente abierta para poder enfrentarse a lo que uno desea y quiere. Yo estimulo a las mujeres a eso”, sentencia, mientras enciende el aire acondicionado de su alto vehículo para sortear el calor que la espera esa tarde. Y mientras vuelve a disfrutar de su paisaje cotidiano en medio de las sierras, los montículos de tierra y el horizonte cercano.