Ciencia

Universidad, Ciencia y Género

Mujeres olavarrienses que lideran instituciones científicas

En Olavarría cuatro mujeres tienen cargos directivos dentro de la ciencia y trascienden limitaciones impuestas. Son fuertes, decididas y trabajadoras. Dedican la mitad de su día a gestionar conocimientos y saberes para la comunidad

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Ilustración: mujeres líderes. Fuente: Refinery29

En los últimos años las Universidades Nacionales de nuestro país han realizado diferentes esfuerzos para eliminar todas las formas de discriminación y violencia de género en sus comunidades. La Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN) creó herramientas concretas para la visibilización, sensibilización y prevención de la violencia de género como la implementación del Protocolo de Actuación frente a situaciones de Violencia de Género y Discriminación por razones de Género.


También se conformó la Red Interuniversitaria por la Igualdad de Género y Contra las Violencias (RUGE), que busca lograr la equidad de género en estas instituciones ya que las mujeres, al momento de alcanzar los cargos directivos o de jerarquía en ciencia y docencia, se topan con una limitación invisible denominada “techo de cristal” que es construida por una sociedad patriarcal cargada de estereotipos y prejuicios.


En el CONICET, la mayor parte del organismo científico es femenino. La Argentina, de hecho, es uno de los países latinoamericanos con mayor número de mujeres en la ciencia. No obstante, a mayor rango dentro del establecimiento, el número de mujeres baja y el de los científicos varones aumenta; es decir, se cumple la metáfora de “techo de cristal”.


Un informe elaborado por el gremio Asociación Gremial de Docentes de la Universidad Nacional del Centro (ADUNCE) arrojó cifras en relación a las (des)igualdades laborales entre trabajadores de la UNICEN, y esos datos evidencian esa barrera opresora porque muestra claramente cómo a pesar de ser más mujeres profesoras e investigadoras, en total 1230, llegan mucho menos a los cargos de decisión como por ejemplo titularidades de cátedra.


Lo que no se plantea en el informe es que en casi 50 años de UNICEN no hubo ninguna Rectora ni Vicerrectora mujer y muchos menos travesti o transgénero. Lo positivo es que de las diez unidades académicas, cinco son lideradas por mujeres, aunque eso no significa que se cumpla la paridad de género.


En Olavarría, Gabriela Gamberini (FACSO), María Haydee Peralta (FIO), Lía Ana Oyesqui (INTA) y María Gutiérrez (FACSO) lideran instituciones científicas y traspasan el “techo de cristal”. Sus extensas horas diarias de trabajo se basan en gestionar y hacer ciencia y se reúnen con distintos sectores de la comunidad para escuchar demandas y dialogar.

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Gabriela Gamberini, Decana de la Facultad de Ciencias sociales, en su despacho. Fuente: Camila Ale

Gabriela Gamberini es Decana de la Facultad de Ciencias Sociales y Licenciada en Ciencias de la Educación. En cuanto al lugar que aún no ocupan las mujeres en cargos directivos, plantea que, respecto de otros momentos históricos, es muy importante que exista esta composición más equilibrada. Aunque advierte que “no es el único dato a la hora de analizar las relaciones y las condiciones de igualdad dentro de una trama donde persisten prácticas y miradas”.


Si bien la Decana de la Facultad de Sociales detecta un incremento de mujeres en la participación política de las instituciones científicas, manifiesta que “aún hay más profesores varones con cargos titulares de cátedra que profesoras, producto de un proceso histórico que se va a empezar a revertir y a equilibrar de a poco”. Además es necesario aclarar que las tres materias más concurridas de las tres facultades que están en Olavarría solo tienen lecturas obligatorias de autores varones, es decir que comprendemos el mundo a través de los ojos de los varones y no de mujeres.


María Haydee Peralta es la vicedecana Facultad de Ingeniería, Ingeniera Civil e Investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Relata que ha estado en cargos directivos en otras instituciones, en “lugares de muchos hombres”, que le ha tocado “por suerte” participar en ámbitos de poder. “Expongo, me defiendo y me siento escuchada”, añade. Los números son clave para Peralta. “Las estadísticas explican que hemos mejorado”, describe en referencia a que hay entre un 20% y 30% de mujeres directoras en Ingenieria en Argentina.

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María Haydee Peralta, Vicedecana Facultad de Ingeniería, en su oficina. Fuente: Manuela Aragón.

De hecho, para Peralta “falta todavía pero se ha avanzado mucho y las mujeres tenemos que decir acá estamos”.Tenemos el respaldo de que donde hay mujeres hay un salto productivo y de eficiencia”, asegura haciendo referencia al salto de calidad que tienen las empresas cuando son  lideradas por mujeres. ”Debemos tomar un rol que empodere porque  tenemos mucho para aportar y para mejorar”, propone.

Lía Ana Oyesqui es la Jefa de Agencia de Extensión Rural de Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Olavarría e Ingeniera Agrónoma. En sus comienzos conoció a dos mujeres “fantásticas y buenas compañeras que se desarrollaron en el ámbito sin ningún tipo de estigmatización, ya que ellas primero no lo tenían consigo mismas”, cuenta Oyesqui y añade que empezó a formarse mirando lo que hacían ellas, en otra época totalmente diferente.

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Lía Oyesqui, Directora del INTA Olavarría, en su lugar de trabajo ubicado en Alsina 2642. Fuente: Camila Ale

En la historia del INTA ella ha sentido, ante ciertas situaciones u opiniones, que no era muy tenida en cuenta. “Lo decía una mujer y no importaba, pero lo decía un hombre y sí era más relevante”, ejemplifica. La directora ve una evolución de la institución. “Hay un cambio sustantivo y está buenísimo porque las colegas que conozco están porque tiene trayectoria y están en el puesto que están por sus capacidades, porque pudieron concursar y ganar, no porque había que cubrir un cupo”.


María Gutiérrez, Doctora en Arqueología, Investigadora del CONICET y Vicedecana de la Facultad de Ciencias Sociales, expone que progresivamente van ocupando lugares que tal vez en otros momentos no eran accesibles para la mujeres. “No obstante todavía falta llegar de forma significativa a puestos de mayor jerarquía, a los cargos de mayores decisiones”, analiza.

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María Gutiérrez, Vicedecana de la Facultad de Ciencias Sociales. Gentileza Gentileza:María Gutiérrez

Gutiérrez no cree que es por falta de oportunidades, ya que ella en su carrera no visualiza ninguna acción o conducta de sus colegas en las que la hayan hecho sentir inferior. “De hecho si yo me hubiese llegado a enterar, para mí es como un estímulo doble y un desafío enorme para pelear por eso, yo no me apichono”, reconoce la Vicedecana.


Respecto a la ausencia de disidencias sexuales en cargos directivos, Gutiérrez reconoce que es una deuda pendiente. “No justifico la discriminación bajo ningún punto de vista, algo deberíamos hacer para visibilizar a las mujeres transexuales y travestis, en primer lugar”. Lo que plantea es que hay una cuestión de aceptación de esas personas que tienen los mismos intereses que nosotras y las mismas capacidades por lo quea todas hay que darles la oportunidad.


Gamberini comparte la idea. “El hecho de poder pensar que están integrando algunos espacios en las facultades, desde la participación de la asamblea disidente y demás, son como algunos indicios de que nos empecemos a encontrar”.


Ambas creen en el diálogo de saberes desde la diversidad y lo están intentando. Es una demanda que se empieza a plantear pero “estamos lejos todavía, en el sentido de las discusiones, aunque esto no significa que no se puedan empezar a incorporar”, aclara Gamberini.


Del mismo modo, Oyesqui propone “ abrir la cabeza. Si vos te cerrás a estas cuestiones nuevas es una manera de cerrar el diálogo”, en referencia a la ausencia de mujeres travestis y a poder sacar los prejuicios.

Hay que romper estereotipos y estructuras

Las temáticas y los planteos que se han hecho desde las disidencias de a poco están empezando a formar parte de las agendas. Hay algunas experiencias de inserción en la administración pública y en educación, por ejemplo Luli Arias. Ella es docente trans especializada en Salud, Género y Técnicas de Estudios en el Bachillerato Popular Trans Mocha Celis, ubicado en el barrio Chacarita en CABA. Es esporádico pero ya hay antecedentes. En UNICEN no se ha dado pero se puede dar.


Asimismo, Gamberini entiende que todo lo que tenga que ver con conquistas y ampliación de derechos es “muy importante que podamos acompañarlo desde el campo de las Ciencias Sociales, respetuosa de la diversidades y de los temas vinculados a las identidades y género”. Es legítimo el planteo, hay que romper estereotipos y estructuras.


Paridad de género en la Ciencia argentina


Según datos del propio CONICET, el 53% del plantel total de investigadores científicos son mujeres, teniendo en cuenta las diferentes categorías en orden de jerarquía ascendente: asistentes, adjuntos, independientes, principales, superiores y directores de los 198 centros de la institución.

Pero dentro de estos escalones, la relación se invierte a medida que se avanza en la carrera. El porcentaje de mujeres investigadoras asistentes es de 60% del total; el de investigadoras adjuntas (la categoría que le sigue en jerarquía) es de 54%; el de investigadoras independientes es de 49%; el de principales, de 39% y el de superiores, de 26%.


Ahora, el Conicet promueve una serie de medidas para disminuir la brecha de género. Por ejemplo: desde julio de este año una investigadora embarazada tiene un año más para presentar el informe obligatorio anual; se agregó un protocolo para llevar adelante las denuncias de acoso y el directorio del Conicet no acredita reuniones científicas que no tengan igualdad de género. En los últimos años, este organismo creó la Comisión de Igualdad de Oportunidades y de Trato (CIOT).

Yo quiero que mis hijas luchen y sigan estando empoderadas, pero al mismo tiempo sé que seguimos insertas en una sociedad machista


En todos los ámbitos se están tomando medidas para disminuir la brecha de género. Lamentablemente las soluciones son a largo plazo porque el machismo sigue vigente y va a llevar mucho tiempo tener una sociedad no patriarcal, inclusiva y diversa. “No tengo una receta mágica, es una lucha que tenemos que dar nosotras, mostrarnos y mostrar el éxito que tiene lo que hacemos”, concluye Peralta, Vicedecana de la Facultad de Ingeniería. Una de las políticas concretas que lleva a cabo la Facultad que ella lidera es un programa de emprendimiento para mujeres que sufrieron violencia de género y familiar.


Para Gutiérrez, las jóvenes deberían ser los motores de este proceso pero también habría que definir algunas políticas desde los organismos nacionales de ciencia para que se contemplen las especificidades de ser mujer. “Nos falta otro tanto recorrer y otras luchas que emprender y yo quiero que mis hijas luchen y sigan estando empoderadas, pero al mismo tiempo sé que seguimos insertas en una sociedad machista” anhela.


Gamberini destaca esta lucha dada por mujeres para la conquista de estos espacios y propone que se planten marcando y cuestionando cualquier conducta que las inferiorice. También que hay que propiciar y crear espacios de encuentro y de reflexión donde haya análisis, problematizaciones y cuestionamientos entre colegas; escuchar y generar propuestas de intercambio con especialistas en género.