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Científicas en cuarentena: más brecha y desigualdades entre los géneros

Las mujeres son las que culturalmente se asocian a los cuidados de las y los niños y al cumplimiento de las tareas del hogar. El aislamiento social para frenar el avance del coronavirus expuso las desigualdades entre hombres y mujeres a la hora de producir conocimiento científico.

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Camila Ale - Agencia Comunica

22/06/2020

Si bien en el mundo prepandemia el peso del trabajo doméstico y las tareas de cuidado ya recaían más en las mujeres e identidades feminizadas que en los varones, esa desigualdad parece haberse profundizado a partir de los cambios de rutina que trajo la propagación mundial y las políticas de aislamiento social que se están implementando en muchos países.
El ritmo y la modalidad del teletrabajo se torna difícil de sostener cuando, al mismo tiempo, hay que ayudar a hijos e hijas con tareas escolares, asistir a adultos mayores, cocinar, limpiar la casa, encargarse de las compras, cumplir con las exigencias laborales remuneradas y tratar de serenarse cuando la situación se torna cada vez más difícil.
Podría afirmarse entonces que ellas se sienten más productivas porque tienen más actividades. Pero para el sistema científico, que considera la productividad en términos de publicaciones en revistas científicas, la realidad es otra. Para el sistema científico las investigadoras y becadas del CONICET han bajado su rendimiento porque hay menos entregas.
Y el problema radica que en función de lo publicado o papers entregados serán luego las posibilidades de crecer a un cargo más alto o conseguir subsidios para avanzar con sus investigaciones. La desigualdad, entonces, se hace evidente.
Según un artículo publicado en el portal The Lily, 30 dias después del comienzo del confinamiento generalizado algunos editores de revistas científicas comenzaron a notar que estaban recibiendo menos papers por parte de académicas, mientras que otros observaron que los varones están publicando más que el año pasado. Por lo tanto uno de las principales preocupaciones pasa por la necesidad de que se tenga en cuenta esta situación en futuras evaluaciones.
Según un estudio de Investigadoras del CONICET y de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) la mayoría de las mujeres consultadas sienten que son cuidadoras las 24 horas, trabajan más y están más cansadas desde que comenzó la cuarentena. Lo realizaron para conocer los usos del tiempo, trabajo y tareas de cuidado en tiempos de cuarentena. Fue a través de una encuesta respondida por 555 personas (el 88,6% eran mujeres) y la mayoría superaba los 30 años. Además, el 63% del total dijo tener estudios universitarios y de posgrado.
Otro dato que revelaron es que la mitad de las encuestadas duerme entre una y tres horas menos que las ocho necesarias para descansar bien. En ese sentido, el 50,5% de las encuestadas señaló que el tiempo de esparcimiento y ocio no aumentó durante el aislamiento y sólo el 19% pudo tomar un curso o aprender algo nuevo. La modalidad del teletrabajo añade más complicaciones.
Productividades
Hay demandas históricas del feminismo y de las trabajadores del sistema científico: desde guarderías en sus trabajos hasta la ampliación de licencias de por maternidad y paternidad. Y si bien algunas universidades han tomado resoluciones, la situación sigue siendo despareja.
El CONICET, por ejemplo, retrasó la convocatoria para ingresos a la carrera de investigador y ofreció dos meses de prórroga a las becas doctorales y posdoctorales que vencían en marzo. Más allá de las políticas que pueden tomar las instituciones para reducir las exigencias, lo cierto es que la merma en la productividad de las científicas posiblemente afecte sus carreras a mediano y largo plazo.

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Trabajar, entretener, cuidar. Todo en la misma persona. (Foto Unsam)

Desde Agencia Comunica dialogamos con científicas de la región para saber cual es su situación en plena pandemia y si estas cuestiones se presentan también en sus casos. Lo cierto hasta entonces es que la brecha creció y las desigualdades aumentaron. Pero ¿la productividad bajó?
Daniela Iriarte (Tandil Grupo de Óptica Biomédica) de la Facultad de Ciencias Exactas de la Unicen afirmó que el aislamiento cambió su rutina de trabajo “porque estoy trabajando de manera más dispersa, requiere más tiempo. Es decir, estoy muy cómoda en mi casa y si bien me ayudan, debo atender muchas tareas al mismo tiempo”. El aislamiento la obligó a reorganizar las tareas domésticas y a la vez acompañar en las tareas académicas de sus hijos. Todo esto sumado a que fue evaluadora de dos tesis doctorales, preparación de las clases virtuales, atender consultas, reuniones de trabajos de investigación pendientes y reuniones de cátedra.
En Olavarría, Brenda tiene una beca doctoral del CONICET, es investigadora, profesora, madre de Emilia y jefa de hogar. Su rutina ha cambiado no solo en el plano académico sino también en el personal.
Para cumplir con todas las tareas que tiene a diario usa una agenda en la cual va tildando lo que va resolviendo. Se levanta muy temprano la mayoría de los días y se acuesta muy tarde, duerme muy poco. Brenda trata de hacer las tareas que más necesitan concentración como de investigación, corrección de trabajos, cuando su hija está durmiendo o entretenida con algún juego. En cuanto a su investigación, tuvo que rediseñar su plan de trabajo y cambiar algunas actividades por el aislamiento.
Natalia también tiene una beca doctoral del CONICET y es investigadora, sin embargo no está en las mismas condiciones que Brenda porque tiene una hija y un hijo, pero se divide las tareas del hogar con su pareja, es decir que los cuidados no recaen tanto en ella. Sin embargo, a pesar de ser mamá y de contar con una pareja con quien puede divivir las tareas del hogar, la superposición del espacio con el espacio laboral producto del aislaminto, representa una gran desventaja en lo que a productividad académuica refiere.
Daniela cree que la desventaja de las mujeres es relativa ya que “hay varones que quizás hacen lo mismo que yo, o tal vez más, en sus casas y la verdad que no sé cómo vive cada uno. El hecho de tener que ocuparte de otras tareas en tu casa depende de cada familia, probablemente haya varones investigadores que tengan el tiempo para trabajar solo en eso, pero también puede haber mujeres que tienen más tiempo”. Ella no percibe la desigualdad, “si bien yo hago tareas en casa, el resto de mi familia también colabora siempre, sobre todo mi esposo, eso lo hemos consensuado desde hace años y creo que funciona bastante bien”.

Marcela Bavio es investigadora adjunta del CONICET y forma parte de una línea de energía y desarrollo sustentable en la facultad de ingeniería y también es docente. Sus tareas pre pandemia se basaban en dar clases, corregir tesis de estudiantes y escribir artículos. El aislamiento no le permitió avanzar en el trabajo de laboratorio.
En cuanto a la esfera personal, las tareas del hogar se las dividen entre los cuatro integrantes de la casa ( dos hijas y su pareja), dependiendo las responsabilidades personales que cada uno/a tenga. Sus hijas son grandes y no se siente en desventaja, sin embargo cree que si hay puede haber un gran desventaja "en más de un hogar, es más de una investigadora. Las familias no son todas equitativas en el reparto de tareas del hogar desde antes y durante la pandemia".
Luciana Mentasti es becaria doctoral, vive sola y no tiene hijas/os. La maternidad es algo que siempre se cuestionó para poder proyectarse en el camino de la investigación. " El hecho de ser mujer nos pone indefectiblemente en desventaja por todos los cuidados asociados, en aislamiento todo esto se potencia" reconocce encuanto a situación desiguald de mujeres investigadoras.
En un día ordinario realiza tareas de lectura de trabajos y prácticas de laboratorio. En días de aislamiento se encontró con algunos obstáculos como por ejemplo hay momentos que está muy conectada y pasa muchas horas frente a la computadora cumpliendo con su labor. Hay otros momentos que no puede concentrarse. "Uno no está al 100, no está con las mismas ganas".
En cuanto a la idea de productividad, Brenda y Natalia coinciden en que ninguna de las dos siente que ha bajado, se sienten aún más productivas, el problema es que tal vez son menos productivas para el sistema científico.
Por su parte Daniela cree que la baja en la productividad va a notarse en general en todos los científicos. “Es cierto que madres jóvenes (como Brenda) se les debe complicar mucho más al estar en casa todo el día con niños pequeños y las tareas de la escuela, se debe hacer muy difícil, pero depende de cada casa, porque a veces los papás también están aislados en casa y ayudan y a veces eso no sucede y ahí sí hay desigualdad".

En el caso particular de Marcela su productividad va a ser distinta a otros años por no poder hacer la parte experimental de la investigación.
Luciana, al igual que Marcela, tuvo que dejar de hacer trabajos experimentales."Este trabajo es muy demandante, mientras más producis, más chances tenes de seguir aportando en tu tema" cuenta Luciana y agrega que "obviamente si tenes más tareas o más personas a cargo la producción de artículos o de investigaciones va a bajar, va a ser menos" Para la investigadora esto no se valora ni se tiene en cuenta y se evalúa a todas las personas de la misma manera.
Brenda , jefa de hogar, a pesar de estar en desventaja con el resto de otras investigadoras que no tienen hijas/os a cargo, se siente privilegiada por tener una carrera universitaria, ser becada y tener trabajo. “Es importante pensar en que las desigualdades ya existían desde antes, lo que ocurre ahora es que como no se pueden separar las esferas (trabajo y hogar), se potencian” concluyó. Para ella es muy importante “el acompañamiento entre mujeres, esta red que va creciendo cada vez más”.
Natalia invita a “pensar en qué tan productiva somos y con qué desventajas nos encontramos para seguir reflexionando”. Por lo pronto proponen a corto plazo que se extiendan los plazos de entrega de investigaciones /artículos para que se equilibre de alguna manera la balanza, o se cierre un poco más la brecha.