Notas

Gladys Messineo, a 45 años de sus inicios como profesora de danzas

En las zapatillas de una bailarina

Comenzó a los 3 años de edad y hoy es reconocido como referente cultural de nuestra ciudad. Gladys Messineo registra su trayectoria académica y comparte la emoción y el nerviosismo de pararse frente a un escenario.

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María José García - Agencia Comunica

05/08/2023

Solo un telón, una pared o una simple cortina, te separa del centenario de personas ansiosas que están esperando para verte brillar. Que están esperando, tal vez, algo que ya se han imaginado o, por el contrario, lo que les espera nunca se les podría haber cruzado por sus mentes.

Se encienden las luces, se dan indicaciones. Las zapatillas de punta, paso a paso, inundan de movimiento a los coloridos tutús que las bailarinas llevan en sus cinturas. Ellas, nerviosas. ¿El maquillaje estará bien? ¿El tutú estará torcido? ¿Cuál era el paso que sigue? ¿Para qué lado tenía que ir?

Pero, una vez en escena, la música inicia y hace de las suyas. Los pasos cobran vida propia. Son ellos los que deciden hacia dónde irá la bailarina y no ella. Se enciende el piloto automatico. La danza también cobra vida propia y ya no existen bailarinas sino solo baile.

Hasta que, en un cruce fugaz, dos rostros conocidos se cruzan. Una alumna, una hermana, una hija, se han encontrado en un paso en común. Y ese encuentro, colmado de alegría y emoción, es correspondido con dos enormes sonrisas.

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Alumnas de Gladys Messineo en la muestra de ballet La bayadere

Los inicios como bailarina y profesora

Gladys Messineo es profesora de danzas y una figura importante en la cultura de nuestra ciudad. En su estudio se dan clases de danzas clásicas, españolas, contemporáneas, urbanas, jazz dance, tap dance y salsa. 

Hace un año, fue reconocido en el Concejo Deliberante por su amplia trayectoria en la danza y sus aportes a la cultura de Olavarría. Este año, se cumplieron 45 años desde sus inicios como profesora de danzas, un recorrido que marcó una impronta a muchas generaciones de bailarinas y bailarines olavarrienses.

Comenzó a los 5 años a asistir a clases de danzas españolas junto a sus dos hermanas mayores, en Olavarría. Tres años después, empezó a estudiar el profesorado. Paralelamente, a los 9 años, cursó el profesorado de danzas clásicas con Gino Tesori, bailarín del Teatro Argentino de La Plata.

Cuando asomaba la adolescencia, Gladys entrelazó sus estudios secundarios con el de danzas, como si esto ya fuera parte de su vida cotidiana. Por eso es que a los 13 inició en Azul el profesorado de danzas folklóricas, carrera que le demandó tres años. Allí formó parte del ballet juvenil. 

En su momento, estuvo en el Instituto de danza moderna, que ahora es danza contemporánea. Y fue a sus 15 años cuando se recibió de profesora de danzas españolas en Olavarría, el 1° de mayo del 78. También hizo las equivalencias y se recibió de Profesora de danzas clásicas.

En su adolescencia, Gladys formó parte del ballet juvenil olavarriense y estuvo dando clases en la Escuela Municipal de Danza durante cinco años. Pero una vez recibida, comenzó con su tarea de docente de manera particular. 

Y dio un destino diferente a algunas partes de su propio hogar. “Comencé a dar clases en el garaje de mi casa. Mis alumnos, de 4 y 5 años, eran seis mujeres y un varón, lo que era novedoso en esa época”, cuenta la bailarina. “Y más adelante, cuando nos recibimos las tres hermanas, mi papá nos hizo un salón para dar clases”. A su vez, “mi mamá era profesora de dibujo y pintura, así que nos hacía las escenografías y el diseño de vestuario”. 

Las clases de baile en el instituto Messineo

Las clases comenzaron a llevar más y más tiempo, “lo que me hizo abandonar los estudios, pues viajaba y bailaba, así que es algo que aún tengo pendiente”, expresa Messineo. Sin embargo, “estoy más feliz con mi carrera, la volvería a elegir una y mil veces”.

Para ella, el haber optado por este camino fue lo que le “permitió tener hoy a mi familia, mi marido y mis dos hijos, y es algo de lo que estoy muy agradecida”.

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Gladys en el escenario junto a su hijo, Matías

Gladys siente que, sin el apoyo de su familia, nada hubiese sido posible. “Con mi marido pudimos comprar un salón en el que estuve 29 años dando clases y al que, en la actualidad, van las alumnas más pequeñas. En 2016 pudimos inaugurar el estudio actual. Gracias a su apoyo y el de mi familia es que tengo los dos estudios porque fue algo realmente difícil”.

En cuanto a las clases, “empezamos con alumnos de 3 años pero no hay límite de edad, la alumna más grande que tengo es de 50 años”. Del mismo modo, si bien “ciertos ballets profesionales exigen determinada contextura o peso, acá soy la excepción de la regla. Yo solo necesito que les guste bailar. Todo el mundo es bienvenido”.

“Cada uno tiene su estilo personal. Acá estudiamos la técnica pero son técnicas mezcladas”, explica Gladys y añade: “cuando empieza una alumna, yo me doy cuenta si alguna vez hizo danza o el tipo de base de danza que tiene”. Es por ello que, en ocasiones, “por los movimientos ves para qué tipo de danza tienen más potencial, si son estructuradas o más desarticuladas”.

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Gladys bailando tango junto a su hija Dafne

Entrar en escena

“Siempre se genera nerviosismo antes de salir al escenario en una función. Pero cuando ponen la música, los movimientos salen de manera automática. Es algo apasionante de vivir”, expresa con emoción Gladys.

“Las coreografías se repiten tanto durante las prácticas que, si en un principio crees que te vas a olvidar de algo, luego lo hacés sin pensar porque ya sabés lo que está por venir, para donde tenés que ir”, explica.

Pero hay un corte en esa automaticidad que se genera cuando ves un rostro familiar. “Los cruces son hermosos. Estar bailando con las alumnas, que son como mi familia, cruzarte y dedicarse una sonrisa es algo único”, relata. 

Y una vez que terminás, “el sacrificio durante todos los ensayos se convierte en una alegría enorme una vez concluida la función, cuando te das cuenta de que todo salió lindo”.

“Las presentaciones de baile se hacen todos los años en el Teatro Municipal. También hemos ido a Mar del Plata, Bolívar, Laprida, Sierras Bayas, y Loma Negra en diversos eventos”, cuenta. Sin embargo, “este año es la primera función que vamos a realizar luego de cuatro años, debido a la pandemia”. 

En cuanto a la organización de las presentaciones, “las disciplinas de baile son tan distintas que no se puede seguir un hilo temático. Por ello, primero se hace la presentación de ballet, porque las zapatillas de punta requieren de cierto tiempo para que estén bien acomodadas. Luego hay solos de baile de algunas docentes. Finalmente, se saca un tapete que se pone para el ballet y se hace flamenco, danzas contemporáneas, zapateo americano y cerramos con jazz”, detalla la profesora de danzas.

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Los 45 años de trayectoria

Hoy, a tantos años de su primer clase como docente de danzas, Gladys Messineo reflexiona sobre su recorrido: “a esta edad puedo entender que, muchas veces, no disfruté el estar en el escenario por los nervios de que el maquillaje, el vestuario o el peinado estuviesen bien. Sin embargo, ahora disfruto muchísimo más y trato de que mis alumnas aprovechen y disfruten el momento, que es único en sus vidas”.

Haberse quedado en Olavarría, seguir este camino, “provocó que quedase en mí el interrogante de si podría haber sido una buena bailarina o no, si hubiese decidido ir a estudiar al Teatro Colón”, expresa Gladys.

Sin embargo, “cuando cumplí 50 años mi marido me regaló un viaje a Nueva York, donde fui a tomar clases de ballet. Allí me propuse la idea de que, si me iba bien en las clases, podría haber sido buena bailarina”.

Con esta idea en mente, “asistí a la primera clase, que se hallaba repleta de gente de distintos países. Cuando comenzó, fue el momento en el que me percaté de que eran todos los mismos pasos que yo estaba dando en clases acá”. 

Finalmente, gracias a ello ya todas las experiencias, “hoy me siento muy feliz, muy satisfecha. Entiendo que no estoy tan equivocada con lo que enseño en mis clases y ello me motiva aún más cada día”. Claramente, no hay dudas de que Gladys Messineo no hubiera sido una buena bailarina sino que lo es . Su trayectoria y su propia historia de vida lo certifican.