Notas

Guerra de Malvinas

María Graciela Trinchin: la enfermera que curó por amor a la Patria

Guerra, paz, familia, amor, entrega, vida. Cualquiera de estas palabras puede usarse para contar su historia. Esta heroína de Malvinas, que no se siente como tal, no poseía una capa, usaba una cofia de enfermera, ese era su “super traje”, el cual usó para ayudar a la patria desde su profesión.¿Querés conocer su historia?.


Graciela Trinchin

Magdalena Jaureguiberry - Agencia Comunica

06/09/2023

El 2 de abril de 1982 estalló la guerra entre Argentina y el Reino Unido por la obtención de la soberanía de las Islas Malvinas; conflicto bélico que dejó un saldo de 649 argentinos muertos. Miles de soldados argentinos, y algunos ingleses, llegaron a los centros de salud ubicados estratégicamente a lo largo y ancho del país, pero ¿Se sabe la historia de las personas que cuidaron de ellos allí?.

Fueron 23 aspirantes navales a enfermeras que, a pesar de no estar recibidas tuvieron que atender al primer herido que llegó a la base, el cabo Urbina Ernesto, y recibir al primer muerto, el Capitán Giachino Pedro. Estos dos ex combatientes llegaron a uno de los principales centros de atención que había en el territorio argentino, era la base bonaerense que se encontraba a 24 kilómetros de Bahía Blanca.


En el Barrio Sarmiento Norte, en una casita de ladrillo adornada con un jardín de flores de todo tipo, entre ellas calas, rosas rojas, jazmines y muchas otras más, vive una heroína amante de la vida.

Dentro de la casa de paredes azules y adornos coloridos, se guarda la historia de Graciela Trinchin. El hogar de esta señora de 60 años, que hace algunos años resultaba pequeño para que vivieran sus 5 hijos, su marido y ella. Hoy en día “le queda grande”, sus hijos formaron sus propias familias y se fueron de casa, y su marido, su gran amor, falleció hace ya un tiempo, aunque los tiene presentes en las innumerables fotos que guarda en sus muebles color madera.
La vida de esta ex enfermera tomó un giro inesperado cuando en el año 1981, discutió con su padre Basilio Manuel Trinchin, un hombre de alrededor de 60 años con una personalidad muy fuerte. Graciela Trinchin se había puesto de novia con un muchacho 12 años mayor que ella, su progenitor no aceptaba esa relación ya que quería que su hija sólo estudiase y que no tenga ningún tipo de relación con un hombre. Con una sonrisa pícara, esta partícipe de la Guerra de Malvinas, recordó el momento en el que decidió irse de su casa, “Mi papá era un hombre muy celoso conmigo, cuando discutimos le dije que me iba meter en la Marina igual que mi hermano. Sin saber lo que estaba diciendo en realidad, era como que me voy a hacer una aventura como cuando te vas de campamento. Voy a experimentar cosas nuevas”, expresó entre risas.
Fue así que esta adolescente, amante de las artes plásticas decidió dejar su casa en Loma Negra, Olavarría, para poder irse a estudiar enfermería en la Base Naval en el Puerto Belgrano, en Punta Alta.

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Graciela Trinchín junto a sus compañeras. Créditos: Sala Amarilla. 


En su primer año conoció personas de distintas partes del país, vió realidades muy diferentes a la suya, mujeres que huían de sus casas y buscaban refugio en la Marina, compañeros que estaban allí porque sus padres los enviaban para que valoraran los sacrificios familiares, o conscriptos que estaban en ese lugar por voluntad propia o por haber quedado en el sorteo y fueron por obligación.
Trinchin cuenta que vivir allí no era fácil, cada vez que le tocaba salir de la base para visitar a su familia, el teniente a cargo del cuerpo de enfermeras, se paraba bajo el marco de la puerta de salida, con el ceño fruncido, con un tono de voz fuerte y autoritario, le hacía las preguntas más insólitas sobre la teoría que debía estudiar; si la respuesta era incorrecta, debía volver a desarmar su bolso y esperar hasta su próximo turno para ver a su familia. “Era algo triste por una parte, pero por otra, eso nos obligaba a estudiar mucho y no atrasarnos” confesó Trinchin.
Durante el año ´81, la ex trabajadora de la salud, fue queriendo un poco más su profesión pese al hecho de que cuando entró le impresionaba la sangre. Ya después de un año creía estar lista para cualquier cosa, menos para algo que nadie se esperaba, la guerra.
Con las lágrimas retenidas en los ojos y la voz cortada, Graciela Trinchin recuerda la época de Guerra, aún puede visualizar a los soldados llegar al Hospital del Puerto Belgrano, con sus pies quemados por el hielo del frío, consecuencia de tener puesta la ropa húmeda durante días, y que cuando volvían ya estaba incrustada en sus pies y piernas hasta la altura de la rodilla, formandose una capa de color negro, que era la piel quemada. “Vos apretabas la pierna, sentías como si fuese el papel celofán, ese crepitar que te daba a entender que todo eso era el tejido muerto, y había que cortarlo. Esas son las cosas que me quedaron más grabadas”, confesó Trinchin mientras sus manos temblaban de los nervios.

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Reconocieron a Graciela Trincin en la Cámara de Diputados. Créditos: Tres Líneas. 

A su memoria vienen los nombres de algunos de los soldados que esta ex enfermera, amante de la patria Argentina, había atendido en el Hospital de Puerto Belgrano. Uno de esos nombres es el de Pedro Marta, un excombatiente oriundo de la provincia de Córdoba, que había llegado al lugar luego de la exploción del crucero ARA General Belgrano, con su pie congelado y quemado por el hielo acumulado en sus botas. “En ese momento sentí que Graciela, como el resto del personal del hospital, era un hilo muy débil donde aferrarme para mantenerme con vida, moralmente estaba extenuado, 24 horas antes prefería estar muerto a seguir sufriendo. Los años años pasaron y revisando cajones encontré una cartita que me entregó Graciela antes de que me trasladen a otro hospital, por eso decidí ponerme en contacto con ella para agradecerle por ser un bálsamo en mis heridas”, contó en un hilo de voz Marta, al recordar la imagen de Trinchin en esos tiempos difíciles. Aunque destacó que a pesar de que hayan pasado 40 años de la Guerra de Malvinas, recién hace pocos años pudo hablar de lo ocurrido allí.

Volver de Malvinas
Si bien la guerra no duró mucho tiempo, la angustia y la incertidumbre hizo que las personas que se encontraban allí luchando por la patria argentina, sintieran que había pasado una eternidad. El aislamiento que sufrieron estos héroes y heroínas logró que reinase el miedo de no volver y no poder ver de nuevo a sus seres queridos.
Graciela Trinchin recuerda la carta que le llega de su mamá quién pide por la salud de ella y de su hermano, y rogándole que le informe si había novedades. Las cartas generalmente no llegaban o no se podían responder, puesto que en ese momento reinaba la censura.
La ex estudiante de Enfermería guarda en su memoria el sentimiento angustiante de no saber que era de su hermano José María Trinchin, un ex combatiente de Malvinas. María Graciela Trinchin vivió esos momentos con el miedo de que alguno de los heridos que entrase por la puerta de emergencias fuera su hermano. Aunque él expresa que “recuerdo el día que regresamos a Puerto Belgrano, fue el 2 de julio, que esperábamos que nos estuviese esperando la banda militar, suponía que iba a estar allí en el puerto mi hermana esperándome, pero no fue así ella no fue informada de nada”.
-¿Cómo fue ese encuentro con tu mamá después de la guerra?
- “Fue muy fuerte, parecía que nos habíamos ido, no sé al otro lado del mundo es como que me hubiera ido a China, no fue tanto el tiempo que pasamos sin vernos pero era tan fuerte lo que se vivió en ese momento que te hacía sentir que era interminable”. Expresó Trinchin dejando ver la angustia reflejada en sus ojos.

Un reencuentro y un abrazo, la llave para abrir el cajón de los recuerdos

La protagonista de nuestra historia, tardó años en hablar sobre los fuertes momentos que había vivido durante el conflicto bélico, el motivo del despertar de sus recuerdos fue el reencuentro con sus ex compañeras por medio de las redes sociales.
Hace unos años en la casa de paredes azules y adornos de colores, Graciela Trinchin junto a su hija mayor, tomaron la decisión de buscar a sus compañeras que estuvieron con ella en la Armada cuando estudiaba enfermería. Luego de una ardua búsqueda por medio de las redes sociales, dieron con el perfil de Nancy Susana Stancatto. Inmediatamente se puso en contacto con su colega y organizaron su reencuentro, Trinchin viajó a la Plata y una vez juntas se pusieron en campaña para encontrar al resto de sus compañeras.
En su búsqueda encontraron a Claudia Patricia Lorenzini, una enfermera de Malvinas que había estudiado enfermería en la misma base naval, pero ella tomó un camino diferente que la llevó al suicidio. Lorenzini se dedicó a denunciar la falta de reconocimiento en la labor de las enfermeras que se ocuparon de mantener con vida a los que llegaban en estado crítico o con heridas graves a la base, como también ser un sostén emocional para los soldados que regresaban a la base con un estado de shock post traumático. Asimismo se ocupó de revelar los secretos que guardaron las autoridades militares con respecto a hechos delictivos que ocurrieron allí, como por ejemplo las violaciones y maltratos hacia el cuerpo de enfermeras. Graciela Trinchin no estuvo de acuerdo con las denuncias hechas por su ex compañera, “Cuando vos tenés una lastimadura, vos tenés que suavizarla, tratar de que quede en una cicatriz y nunca removerla porque esa cicatriz se puede infectar y te puede llevar a la muerte. Uno tiene que aprender a pasar el charco, si te mojaste deja que te seque, no vuelvas de vuelta a mojarte el charco”, reflexionó mientras se deslizaba por la silla de madera oscura y jugaba nerviosamente con su pulsera, al mismo tiempo sus ojos se llenaron de lágrimas y recalcó el hecho de que hay cosas que prefiere olvidar.

Disfrutar la vida antes que un reconocimiento en papel

Al entrar al hogar de esta heroína, lo primero que se ve es una pequeña mesa de madera adornada con un centro de mesa tejido al crochet color crudo, en ella hay fotos y algún que otro adorno, pero lo que más llama la atención es una paloma hecha en vitró de color azul, blanca y celeste. Esta paloma es el símbolo que eligió el Ministerio de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, para honrar, en el año 2014, a las estudiantes de enfermería del Hospital Naval Puerto Belgrano, que atendieron a los soldados heridos durante la Gesta de Malvinas.
En el lugar se reunieron 45 mujeres provenientes de las distintas provincias del país como Buenos Aires, Salta, Córdoba, Rosario, Tierra del Fuego, Mendoza, Misiones y San Luis.
En el, la Ministra de la Provincia de Buenos Aires de ese tiempo, Cristina Álvarez Rodriguez , le dedicó estas palabras a Graciela Trinchin:
“Declaro a la Señora María Graciela Trinchin “FORJADORA DE LA PAZ” por su labor y compromiso como estudiante de Enfermería en el Hospital Naval Puerto Belgrano durante la Guerra de Malvinas, por su fuerte compromiso humanitario de contención y apoyo emocional a los Soldados heridos, y su rol pacificador en un contexto hostil, mediante la palabra, la acción y el amor”.

Forjadoras de la paz Quilmes hoy

Graciela Trinchín fue reconocida por la Provincia como "Forjadora de la Paz". Créditos: Quilmes Hoy. 

La homenajeada recuerda ese momento mientras observa a través de la ventana, el sol escondiéndose entre los árboles de la vereda de su casa. Reconoce que este acto de homenaje hacia ellas fue un “mimo al corazón” , pero que para ella los verdaderos héroes son los que estuvieron en la guerra, los que se "plantaron" en el frente y los que perdieron la vida, los que enfrentaron el peligro real, aquellos que protegieron su "jardincito del patio delantero", así se refiere Trinchin a nuestras Islas Malvinas.
Con una mirada melancólica y una voz suave esta ex enfermera afirma: “Yo ya tengo el orgullo de haberlos atendido a mis héroes, aunque mi héroe favorito siempre va a ser mi hermano”. Asimismo valora el accionar de sus compañeras que lucharon por ser reconocidas, pero con la foto de su marido difunto en mano la acaricia y acumulando lágrimas en los ojos destaca que ella valora otras cosas en la vida.

Graciela Trinchin portada.  centro de noticias

Graciela Trinchín, en la vereda de su casa. Créditos: Central Noticias. 

El compromiso con la vida
María Graciela Trinchin, una amante de la vida que asume el compromiso de vivirla de la mejor manera posible, disfruta los buenos momentos y aprende de los que no son tan buenos.
A lo largo de sus 60 años, esta heroína sin capa, se dedicó a prestar servicio a los demás. Desde su profesión aportó su granito de arena en la guerra y en la posguerra le entregó todo su amor a todos sus pacientes; pero desde su vida sin el ambo puesto, se ocupó de no negarle ayuda a nadie.
A unos 10 kilómetros de Olavarría hace algunos años Trinchin y su familia tuvieron un comedor dentro de su hogar, el cual estaba destinado a niños en situación de calle; por diversas circunstancias tuvo que mudarse al interior de la ciudad de Olavarría, pero nunca dejó de estar al servicio de los vulnerables, le dió techo un tiempo en su propia casa a jóvenes que hoy llama “hijos del corazón”, y ellos se dirigen a ella como “mamucha”.
María Graciela Trinchin, también sintió y sufrió la guerra. Recordemos su nombre cuando gritemos por la hicieron de la memoria, no dejemos que lo que hizo por la Patria Argentina se olvide.