Notas

Sierras Bayas, historia e identidad 

La fábrica cerró y los vecinos buscan preservar el patrimonio

La primera fábrica de cemento del país cerró definitivamente hace poco tiempo. Pero en Sierras Bayas, los vecinos luchan por convertir ese espacio en algo más que un gigante abandonado. Se les juega nada más y nada menos que su propia historia.

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Fernanda Alvarez - Agencia Comunica

Ingresar a la localidad de Sierras Bayas y no ver el humo de las chimeneas ya había resultado un golpe. Pero saber que la primera fábrica de cemento Portland, fundada en 1919, ya no tendrá más vida, es directamente un knock out. Los vecinos defenderán el espacio porque es, ni más ni menos, que parte de su identidad.
La planta perteneció a Cemento San Martín hasta que en el 1992 fue adquirida por Loma Negra, ahora manejada por Camargo Correa. Los vaivenes económicos y el menor flujo de trabajo llevó a la firma a decidir el cierre. Ya no se producía cemento y el lugar se dedicaba a la molienda y embolsado de cementos especiales. Solo quedaban 22 operarios de los tantos que crecieron económicamente gracias a la fábrica.
Hoy, los vecinos esperan que la empresa les dé más precisiones sobre los planes que tiene para la enorme construcción, que forma parte del paisaje urbano de la localidad. Porque si bien tuvieron un primer acercamiento ayer jueves, aún hay mucho por debatir.
También esperan que, más allá de los enroques por la cercanía al cierre de listas de los partidos políticos, tanto la dirigencia local como la oposición les den respuestas a las demandas que han hecho. Hasta el momento, todos parecen estar ocupados en otros temas.
Por eso realizaron un abrazo simbólico hace unos días y quieren preservar el lugar que es parte de su identidad, pero además proyectan hasta un geoparque en la zona que creció y se desarrolló alrededor de la fábrica. Nadie, absolutamente, quiere a ese gigante dormido y, por el contrario, pretenden darle otra vida.

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El 28 de mayo llegó el abrazo simbólico al espacio con el que tienen gran sentido de pertenencia. 

“El interés nuestro es rescatar todo lo vinculado al patrimonio local”, asegura Dora Tassara, una docente jubilada de Sierras Bayas que entiende que “queremos rescatar el pasado pero enfocándonos en el presente y el futuro”.
Por eso, defiende el patrimonio, recordando junto a un nutrido grupo de vecinos que “lo primero que debemos saber es que este espacio surgió como un campamento minero, gracias a eso se hicieron las primeras construcciones. La cal marcó el origen de la minería en Olavarría y ese origen fue Sierras Bayas. Y la fábrica es un espacio donde se hicieron muchas relaciones humanas, fue testigo de muchas generaciones de familias. Por eso el sentido de pertenencia”.
Matías Rigo, de 19 años, también es parte del grupo de vecinos que defiende el espacio, ya que “es un histórico trascendental, no hay persona que no tenga un antepasado o ancestro que haya trabajado en la fábrica. Si se declara Monumento Nacional histórico puede convertirse en Museo y ser un gran impulso económico”, sostiene.
Por eso para él, como para tantos, el resguardo de la obra que dio impulso a la localidad “no es una cuestión sentimental. Sierras Bayas no hubiera sido lo que es hoy sin la fábrica, que generó abundancia económica e impulsó el pueblo”.
Para el joven es imprescindible “valorar nuestra historia y desde el pasado mirar a un futuro”.

Proyectos

Los vecinos autoconvocados quieren saber cuáles son los proyectos de la empresa. Por ahora, ven que “la fábrica se está desmantelando y se pierden piezas importantes que hicieron a la producción propia del lugar”, explicó Dora Tassara. Por eso quieren rescatar lo que queda y lograron dialogar por primera vez con las autoridades, algo que deberá repetirse.
Lo que se busca es recuperar el espacio y convertirlo en un Museo Cultural Industrial: “que tenga archivo, una biblioteca, senderos, visitas, un centro de interpretación, que Sierras Bayas sea parte del geo parque. Queremos dejar asentado este patrimonio local. Tenemos mucho contenido histórico, cultural y el pueblo tiene una geografía privilegiada. Cada rincón tiene un toque especial y por eso recibimos gente todo el tiempo, queremos dar a conocer nuestra propia historia, trabajar con niños y jóvenes para que reconozcan el patrimonio y que se siga investigando y divulgando el patrimonio geológico y cultural en nuestro territorio”.

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Vista aérea de sector fabril. Foto: Dante Lartirigoyen.

Es que la misma fábrica se ocupó de construir la escuela primaria y el Club San Martín en 1921, la Iglesia Cristo Rey en 1938, la casa parroquial en 1945 y el sanatorio, así como las casas de los jefes que se ubican cerca de la majestuosa obra del cemento. “¿Cómo no vamos a revalorizar todo lo que está hecho?”, se pregunta esta mujer que habla con tanto orgullo de su lugar en mundo.
Los vecinos de la localidad que forjó su historia y su identidad alrededor de la fábrica siguen movilizados. Empezaron a reunirse en 2019, pero las últimas novedades los llevó a pensar en ideas y propuestas. Sobre todo cuando, hace un mes, no llegaron a detener la topadora de la cementera que arrasó con la casa ferroviaria que consideran parte del patrimonio cultural ferroviario.
Hoy siguen esperando respuestas, buscan generar acercamientos y diálogos, pero están firmes en la decisión de poner en valor el patrimonio cementero de Sierras Bayas.
Son parte de un pueblo que sabe defender su historia.