Notas

¿Qué hay después del cáncer de mama?

Octubre se tiñe de rosa

No las identifica el cáncer, sino lo que hicieron después de él. En su diálogo con Agencia Comunica las mujeres de Ola Rosa, con sus paladas de fuerza y esperanza en el Bote Dragón, recuerdan que la vida florece con mayor belleza después de la tormenta.

portada ola rosa
Magdalena Jaureguiberry - Agencia Comunica

24/10/2023 


Hace unos años, en 2018, dos almas valientes, una nacida en Olavarría y la otra en la apacible localidad de Hinojo, se unieron en un abrazo de esperanza para redibujar la historia de la supervivencia al cáncer de mama. Ambas habían enfrentado los oscuros desafíos que esta complicada enfermedad les había lanzado y habían emergido de las sombras más fuertes y resilientes que nunca.

Lo que comenzó como una chispa de esperanza se convirtió en un movimiento que abrazó con cariño a muchas mujeres en la ciudad de Olavarría. Inspiradas por la reveladora investigación del Dr. Don McKenzie de Canadá, que arrojó luz sobre las luchas y desafíos de las supervivientes del cáncer de mama, estas dos de las mujeres comenzaron a indagar en cómo mejorar la vida de quienes habían enfrentado esa encrucijada. Una mañana de agosto, en la esquina de las calles Coronel Suárez y Vicente López, justo donde se alza el icónico Café Vega, estas dos almas extendieron una invitación a través de las redes sociales a todas las mujeres que conocieron en primera persona al cáncer de mama, para compartir un desayuno y discutir su visión.
El objetivo del Dr. McKenzie era claro: encontrar una opción terapéutica que no limitara las vidas de estas, sino que las llenara de vitalidad y alegría. Esa respuesta, descubrieron, yacía en el majestuoso Bote Dragón, una embarcación con raíces ancestrales en China que se convertiría en el emblema de su lucha.
Este bote alargado y esbelto tenía la capacidad de acoger a 20 o 24 palistas en dos hileras, pero lo que lo hacía especial era que no se trataba del tradicional remo en el que ambos brazos trabajaban en conjunto. Aquí, un brazo remaba a la vez, permitiendo a las mujeres ejercitar y fortalecer sus extremidades de manera individual. "Cada una rema con el brazo que se encuentra del lado donde fuimos operadas", explicaba una de las partícipes de Ola Rosa.
En el Bote Dragón, las mujeres reman en perfecta sincronía, casi rozándose el hombro, mientras el incesante latido de un tambor marca el ritmo en la proa, y un timonel valiente se encarga de mantener el rumbo desde la popa. La escena es una metáfora de la vida misma, donde se trabaja juntas para vencer las adversidades y navegar hacia un futuro rebosante de esperanza y luz, como comentaba una de las miembros de esta organización.

No obstante, no fue un camino fácil. Reuniones, preparación física y apoyo emocional se erigieron como pilares fundamentales de esta travesía. Muchas mujeres se aventuraron a probar el remo en el Parque Sur, anhelando no solo mejorar su bienestar físico, sino también su salud mental. Este deporte ancestral, recomendado incluso por algunos oncólogos, ha demostrado ser beneficioso para quienes han librado la batalla contra el cáncer de mama. Las integrantes de Ola Rosa están de acuerdo en que las paladas en el Bote Dragón no sólo fortalecen el cuerpo, sino también el espíritu.
Ola Rosa se compone de más de 30 mujeres, algunas de las cuales son supervivientes del cáncer de mama, mientras que otras se unen a la causa, incluso sin haber experimentado la enfermedad en carne propia.

Screenshot 20231024 114920 InstagramLas mujeres de Ola Rosa junto a un Bote Dragón en Sierra de los Padres. Créditos: Ola Rosa


Las mujeres de Ola Rosa rompen las cadenas de los estigmas que rodean al cáncer de mama. La gente puede pensar que se reúnen solo para llorar, pero en realidad, están celebrando la vida en su máxima expresión. "Cada día después del cáncer es una nueva oportunidad, vivimos con una perspectiva renovada", añade con determinación una de las integrantes.
Asimismo comentan que la preocupación más frecuente que plantean las personas a las que se les diagnostica esta enfermedad es la pérdida del cabello. La duda de si afeitarse antes de la quimioterapia es un tema común. No obstante, ellas sostienen la idea de que lo que importa no es la apariencia externa, sino la fuerza interior. "Estar pelada significa que te estás curando", susurra una de ellas, mientras las demás asienten en un círculo de apoyo muy cálido.
En este mes de octubre, mientras la sociedad se concientiza sobre la importancia de la prevención y la detección temprana del cáncer de mama, las mujeres de Ola Rosa han llevado a cabo diversas actividades. Han compartido sus historias en charlas en las escuelas y han notado que el cáncer de mama ya no es un tabú. Los jóvenes muestran interés y hacen preguntas. Estas charlas no se centran únicamente en la enfermedad, sino en quiénes son estas mujeres, en lo que han logrado después de la oscuridad del cáncer y en cómo han encontrado la luz en medio de la tormenta.
La Ola Rosa, con sus remos y su espíritu inquebrantable, es un faro de esperanza que ilumina el camino hacia un futuro prometedor para todas las mujeres que enfrentan el cáncer de mama. Cada golpe de remo en este viaje de resiliencia es un testimonio de vida, un tributo a la fuerza interior y una celebración de la sororidad. Estas mujeres nos recuerdan que, después de la tormenta, la belleza de la vida florece con más fuerza que nunca.