Notas

Diego Cocuzza, sobreviviente y presidente de No Nos Cuenten Cromañón

“Sentí que había que hacer algo para que nadie tenga que pasar lo que me pasó a mi”

La organización se formó en 2007, para mostrar una postura diferente a la de los medios cuando sucedió la tragedia. Hoy dan charlas, siguen derribando mitos y buscando justicia por cada una de las 194 muertes y los miles que dejaron una parte de sí en aquel boliche.

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Integrantes de No Nos Cuenten Cromañón, juntos para no olvidar.

Fernanda Alvarez - Agencia Comunica

Diego estuvo el 20 de diciembre de 2004 en Cromañón. También había estado el 28 porque, aunque no le gusta que le digan fan, a sus 19 años era de los que trataba de ver seguido a su banda. Diego se había ubicado cerca del escenario esa noche y no sabe cómo logró salir: “simplemente salimos”. Estaba con dos amigas que también sobrevivieron a la tragedia. Escuchó gritos, tuvo miedo, conoció la desesperante sensación de ahogo y conoció los efectos traumáticos posteriores a ese día. Diego, sus amigas y tantos otros que sufrieron la tragedia no necesitan que les cuenten cómo fue aquel episodio. Por eso asegura, con firmeza: “No nos cuenten Cromañón, nosotros lo vivimos”.
Ese lema plasmado en carteles acompañó las primeras marchas buscando justicia. Hoy No Nos Cuenten Cromañón se convirtió en una asociación que busca mostrar su postura, diferente a la difundida en los medios, sobre lo que sucedió hace casi 20 años. “Cuando nos empezamos a juntar con la necesidad de mostrar la verdad de lo que había sido ese día, la gente empezó a conocernos por ese nombre”, cuenta Diego Cocuzza.
Hoy son más de 30 los sobrevivientes, familiares y amigos de las víctimas que se reúnen asiduamente, planean actividades, difunden su historia, dan charlas en escuelas, organizan cada acto aniversario y se encuentran, todavía, con mitos para derribar. Lo hacen con el apoyo de numerosos artistas que, como ellos, se han sumado a lo largo del tiempo al pedido de justicia.Y también con la edición de un libro que se presentará el viernes 23, a las 20 hs, en el Centro Cultural Universitario. 

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Diego Cocuzza, en uno de los recitales de Don Osvaldo, mostrando el libro que se presentará el viernes en Olavarría.

Pero además, se convirtieron en la principal ayuda y sostén psicológico que recibieron los sobrevivientes y sus familiares. “Tenemos un programa de asistencia en salud mental propio, con profesionales, y eso surge porque el Estado no se ocupa.Las atenciones son deficientes o nulas”. Después del incendio en Cromañón, 17 jóvenes se quitaron la vida. Nadie contó esos suicidios, pero cada uno de ellos fue un nuevo golpe a quienes habían quedado con vida.
“Nosotros sentimos la necesidad de defender la verdad. Se murieron casi 200 personas. Y nosotros qué vamos a hacer?”. la pregunta sirvió como disparadora para organizarse. Y defender a Callejeros en aquel momento no fue porque era la música que les gustaba sino que “la banda representaba y aún hoy lo hace, ideas que compartimos”. Los sobrevivientes tuvieron que soportar que se los tildara de fans (asociado a la inconsciencia) y de irresponsables. Pero “es obvio. Cuanta más responsabilidades teníamos los jóvenes, menos tendría el Estado. El Estado se ocupó de que eso pase y los medios lo reprodujeron : Callejeros debía ser el responsable penal. Después compraron padres para que digan barbaridades. Y esos padres se encargaron de difundir cosas que no eran, como que se incentivaba la pirotecnia, como si fuéramos todos idiotas que prendemos la bengala porque un pibe nos lo decía”, denuncia Diego, categórico y sin dudar al afirmar que ante el dolor, hubo quienes eligieron la mentira.
“Es así, todo el mundo lo sabe. Hay determinadas personas que son los que salieron en la tele que recibieron guita”.
El resto, en cambio, recibió críticas. Y se defendió de mentiras, como la instalación de una guardería en el baño del boliche. “Esa es una de las mayores mentiras, pero si incluso hubiera existido la guardería, ¿que tiene que ver eso con el incendio?. Todo fue un gran intento de criminalizar a las pibas”, sentencia.
Diego Cocuzza y los integrantes de No Nos Cuenten Cromañón aprendieron, a la fuerza, sobre procesos judiciales. “En el fallo de primera instancia absolvieron a los músicos y al escenógrafo. La Sala de Casación y sin llamar a testigos nuevos, solo leyendo los mismos testimonios de otro tribunal, decidió bajar la responsabilidad de funcionarios públicos y condenaron a los músicos y al escenógrafo”. El proceso judicial fue largo: intervino la Corte Suprema, hubo absoluciones, luego condenas, se ordenó que vayan presos, luego que esperen en libertad…Finalmente, y tras mucho desgaste, la condena judicial llegó: “además de los músicos, se condenó al escenógrafo, que fue un pibe que colgó una bandera detrás del escenario, a 2 años y 9 meses de prisión. La misma condena que los funcionarios públicos que habilitaron el lugar. Son Ana María Fernández, Fabiana Fiszbin y Gustavo Torres. Y los nombro porque de ellos nunca se saben los nombres”. A ellos se sumaron Omar Chabán, dueño del boliche, su mano derecha y el comisario de la zona, que había recibido coima.
Hoy una de las tareas de No nos Cuenten Cromañón se centra en brindar charlas en las escuelas secundarias para generar conciencia sobre el cuidado en las salidas y para que la historia se conozca y no se repita. “Siempre supe que quería hacer algo con esto que me pasó. Algunos no querían ni contarlo, para mi fue al revés. Necesitaba hablar, hacer cosas, ponerme a disposición, para que nadie tenga que pasar lo que me pasó a mí”, concluyó Diego, pensando ya en el nuevo desafío: cómo construir memoria en el sitio donde fue la tragedia.