Notas

Tener certezas sobre el porvenir es central para sobrevivir

Encuentran en Olavarría las claves para salvar a otros pueblos


Saber qué nos depara el futuro es fundamental para proyectarnos como sociedad. Un grupo de investigadores mexicanos asegura que Argentina todavía lo sabe. Dicen que Olavarría, Buenos Aires y La Plata son ejemplos de supervivencia por su organización y participación social

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Presentación de libros /Foto: Julio Merlo

El Dr. Robinson Salazar es investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa (México) y trabaja sobre las comunidades en riesgo y los miedos de los pueblos. Las comunidades en riesgo son aquellas poblaciones que no tienen certezas para construir su futuro. La faltan bases sólidas sobre las que construir el porvenir porque han sufrido la desaparición de las mayores fuentes de trabajo a causa del temor instalado por la cultura del narcotráfico por crisis del entorno. Argentina, según analizan, está a salvo y en el Partido de Olavarría sobran modelos.

Las certezas del pasado sirven también para las del futuro e Hinojo es un ejemplo. La creación de un museo comunitario que recupera la historia del pueblo, les devolvió ese sentimiento de pertenencia que tanto necesitaban para sobrevivir unidos en una identidad común. Como tantas otras poblaciones, Hinojo corría el riesgo de desaparecer ante la privatización de su fuente primordial de trabajo: el tren. Sobrevivió, según los investigadores, gracias a la capacidad de construir nuevas actividades laborales, estrategia que le permitió subsistir con un objetivo común: la construcción del futuro desde el sentimiento colectivo.

El Dr. Salazar observó que en Hinojo las certezas de un futuro posible fueron construidas en comunidad, ahuyentando los miedos a la extinción. “Si un pueblo no tiene en cuenta las cosas que tuvo en cuenta Hinojo difícilmente pueda resolver su futuro y ése es el riesgo mayor de los pueblos en extinción. No sólo porque se les ha quitado la fuente de trabajo  sino porque no son capaces de consolidarse como sujetos, olvidan su pasado, tienen fricciones internas y no pueden construir un proyecto  común  que consolide a la comunidad a largo plazo”.

México y Argentina, distintos lenguajes del miedo

En distintos países de Latinoamérica se está realizando una investigación sobre los tipos de miedo. Para los doctores Luis Ernesto Ocampo y Adolfo Lisarraga, pertenecientes a la Universidad de Occidente, el objetivo de este estudio es  caracterizar los cambios en el comportamiento colectivo a partir del miedo para comprender posibles soluciones.
En México el miedo está vinculado a la violencia, originada principalmente en la delincuencia organizada y la cultura del narcotráfico. La delincuencia común crece día a día y contribuye a generar en la sociedad una sensación permanente de inseguridad. La caracterización del miedo a partir de la violencia y la inseguridad, generan en la población un cambio de comportamiento colectivo, la vida se recluye en el interior de las casas y el contacto con el vecino es cada vez menor porque los otros son considerados como potenciales agresores.

Miedo real o inducido

En México la población tiene miedo de ser víctima del crimen organizado y prefiere ocupar espacios privados en donde esté libre de cualquier tipo de daño colateral. En Olavarría, como en todo el país, la vida colectiva es más tranquila y los ciudadanos se apropian mucho más del espacio público, según observaron los investigadores.

Una de las características principales en la apropiación del espacio es una juventud organizada y activa, que contribuye a consolidar una dinámica de participación social y que permite fortalecer las fuentes de certidumbres  para el futuro. En México la participación se reconstruye de a poco. “Recién ahora se está iniciando un proceso de participación activa y proactiva en donde los jóvenes  participan de las decisiones para su futuro, ya no simplemente se preocupan sino que también se ocupan por proponer un esquema que construya certidumbres “, analiza el Dr. Lasarraga.

Otra característica en Argentina es que existen fuentes de trabajo sólidas y estatales, mientras que en México la ocupación laboral de sus habitantes depende de empresas transnacionales. En nuestro país hay diferentes órganos y mecanismos de la política de gobierno que posibilitan el equilibrio de diferentes órdenes en la comunidad, según analizan los investigadores.  “En México nos preocupa qué va a pasar mañana, qué va a pasar conmigo, de qué vamos a vivir, qué vamos a comer y las fuentes de esas certidumbres no son claras y en muchos casos no tenemos educación, entonces se restringen las posibilidades de construir certidumbres desde lo colectivo”, observa el investigador Lisarraga.

La cultura de la delincuencia y el narcotráfico se originan en México por un modelo económico neoliberal incapaz de crear la cantidad de empleo requerido para la población, y que obliga de alguna manera a la mayoría de los jóvenes a formar parte de la delincuencia común u organizada, analizan los académicos. En Argentina, observan en cambio, que en los últimos tres años se originaron tres millones de empleos y se creó un sistema de sustentabilidad basado en la sustitución de importaciones.

En relación a la estructura organizativa de ambos países, los investigadores analizan la forma sustancial del miedo y su origen. El miedo es siempre inducido porque es una construcción mediática y se utiliza para controlar el espacio público por lo tanto, la clave está en su grado de sustentabilidad en la realidad.

En México, según los investigadores, el miedo es mediático, percibido y real. El espacio público se encuentra criminalizado por la presencia de la delincuencia organizada y el narcotráfico que sustentan el miedo de la población a ser víctimas, obligándolos a recluirse en sus hogares. En Argentina, en cambio, el miedo se ahuyenta mediante la utilización de los espacios públicos reflejando que el miedo percibido por los ciudadanos es, en realidad, inducido por los mensajes mediáticos.

Los investigadores buscan en Argentina las claves para replicar el modelo socioeconómico en su país. Analizar las comunidades en riesgo y sus estrategias de sobrevivencia es un modo de empezar, creen, a construir las bases sociales que los pueblos mexicanos necesitan. Hablar del miedo y estudiarlo de cerca en otros países es, para estos investigadores, una manera de comprender la lógica de organización y participación que pueden aplicarse en México, para que el espacio sea reapropiado y el miedo se aleje de la cotidianeidad de la sociedad. /AC - FACSO