Notas

Estudiar con frío, humedad y paredes electrificadas

Los problemas edilicios son recurrentes en las escuelas de Olavarría. Techos y paredes a punto de desmoronarse, conexiones eléctricas y calefacciones precarias y baños en malas condiciones son algunas de las dificultades con las que se encuentran a diario los estudiantes y los directivos

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El alero de la entrada al colegio Nacional 
presenta rajaduras visibles./Foto: AC-FACSO

Manuela y Antonella, de 17 años, cursan sexto año en la escuela secundaria Nº6, Brown y Sáenz Peña, que funciona en el establecimiento conocido como Nacional o Comercio. Son muchos los problemas a los que se enfrentan concurriendo a la escuela, pero les preocupa principalmente el alero de la entrada al edificio porque está a punto de caerse. "Siempre discutimos entre nosotros y decimos que hasta que no se le caiga en la cabeza a alguien no van a hacer nada", advierte Antonella.

Además de este problema, para ellas primordial, pueden enumerarse unos cuantos más: la falta de agua, cables de electricidad a la vista, un sótano con paredes electrificadas, techos rotos y sus consecuentes goteras y la ausencia de un paredón perimetral que delimite al edificio. Uno de los días más fríos registrados en abril pasado, los estudiantes decidieron hacer un "frazadazo". Para pedir calefactores, llevaron frazadas a la escuela y se taparon con ellas. Esa vez la protesta no tuvo mediación previa porque la respuesta oficial los había decepcionado en otras oportunidades. "Nos acercamos personalmente al Consejo Escolar para hacer otros reclamos y siempre nos dijeron lo mismo: que nosotros no cuidamos las instalaciones. Nos llevan para ese lado como excusa", interpreta Manuela.

El paredón perimetral ausente y los problemas eléctricos también son un problema en el edificio de la escuela primaria Nº 6, en Alberdi y Trabajadores. Allí funciona también la escuela secundaria Nº 18. Su directora, Sandra Juárez, reclama año tras año la construcción del paredón para separar los espacios porque tienen serios problemas con un grupo de jóvenes que se reúnen en el patio de la escuela mientras se dictan clases. Y, para peor, algunos arreglos mal hechos se tradujeron en nuevas averías: una conexión eléctrica precaria en la secundaria se originó tras un arreglo en el techo de la primaria. La incomodidad, además, es general. Las aulas son pequeñas y los directivos y administrativos usan "oficinas" con paredes de machimbre, ubicadas en medio de los corredores. Los ruidos del recreo se perciben sin atenuantes y dificultan cualquier tipo de reunión y la circulación constante de personas interrumpe la privacidad de ese espacio de trabajo.

Para la escuela Nº 22, ubicada en 9 de Julio y Juan XXIII, la construcción de un paredón perimetral también es una demanda urgente. No sólo corren riesgo de que la pared se termine de derrumbar y caiga sobre algún estudiante, docente o directivo sino que deben lidiar, además, con la gente que ocupa el patio para pasar el rato.

Aunque en la escuela secundaria Nº 12, en Amparo Castro y Vélez Sarsfield, se están construyendo dos salones más, los espacios reducidos siguen siendo un problema. El edificio cuenta con nueve aulas y dos de ellas están divididas por paredes de madera. Para la directora Patricia Borro la división es antipedagógica porque se siente como si los cursos estuviesen juntos; se mezclan los contenidos y el ruido de un aula distrae a los estudiantes de la otra. La electricidad es otro problema importante. En lo que va del año se suspendieron unas diez veces las clases en el turno noche porque no había luz. Los problemas en los baños y en las aberturas del edificio también dificultan el uso del espacio. Cada vez que llueve el agua se filtra por las enormes y antiguas ventanas. En el uso diario de los baños se mezclan niños y adolescentes, situación no recomendada por las diferencias de madurez entre ambos rangos etarios. La directora Borro ironiza que "lo único que tiene sano el edificio es el techo, todo lo demás necesita mantenimiento y en muchos casos los arreglos requieren una inversión importante de dinero".

La escuela Nº1, en Sargento Cabral entre Alsina y Lavalle, debe calefaccionar sus ambientes mediante un sistema de caldera cuyo consumo está estrictamente acotado al presupuesto escolar. Para no excederse, las autoridades apagan el sistema varias veces al día y padecen frío hasta que lo vuelven a encender. Sumado a la falta de mantenimiento, lo cual implica un peligro de explosión, la escuela se enfrenta a la imposibilidad de emprender una conexión de gas nueva ya que para realizarla, deberían reformar por completo las instalaciones ya hechas y la inversión requerida sería exorbitante. Pero hay más. Las filtraciones en el techo hacen de la escuela un espacio húmedo y frío.

La escuela Nº 50, ubicada en España y Mitre, también tiene su historial. La luminosidad es escasa porque muchas de las ventanas de las aulas dan a un paredón que impide aprovechar la luz del día. Hay, además, varios salones en desuso por falta de acondicionamiento: puertas rotas, falta de calefactores y filtración de agua inutilizan los espacios.

Sin baños, gas ni agua funciona la escuela de adultos en el barrio del Matadero. Para hacer sus necesidades los alumnos y docentes acuden a los sanitarios del jardín contiguo, siempre que esté abierto. Para calefaccionarse usan una garrafa y para consumir agua, un bidón.

El agua no potable es otro grave problema que afectó a las escuelas Nº 57 de Olavarría, en 9 de Julio y Canaveri y la Media Nº 2 de Sierra Bayas. Para solucionarlo, añadieron pastillas potabilizadoras que aminoran el peligro de uso.

De los 30 establecimientos educativos públicos, unos 10 expusieron problemas edilicios que afectan sobre todo a las escuelas primarias y secundarias. Los jardines y los centros complementarios, en general, funcionan en edificios relativamente nuevos aunque también hay algunos casos con deficiencias de infraestructura. Los problemas recurrentes a los que se enfrentan los distintos establecimientos educativos devienen de falta de mantenimiento y la demora en las inversiones prometidas para refaccionar los problemas que ya son frecuentes.

Qué dice el Consejo Escolar

Desde el Consejo Escolar se da respuesta inmediata sólo a los problemas edilicios urgentes, es decir aquellos que implican detener el dictado de las clases pero que pueden solucionarse con un monto pequeño de dinero, como la falta de calefacción o un problema de agua, por ejemplo. Esto quiere decir que la urgencia es, en realidad, económica y que no se mide el grado de peligrosidad.

La vicepresidente del Consejo Escolar, Inés Creimer, advierte que desde el área de infraestructura el objetivo es mantener los edificios de la mejor manera posible pero lograrlo requiere de una gran inversión porque muchos edificios escolares son antiguos y algunos tienen más de 40 años.

Frente al importante número de demandas por parte de los directivos de las escuelas, este año debieron establecer distintos grados de urgencia. "A principio de año acordamos que debemos darle a cada cual lo que necesita dentro de un marco de prioridades. Los problemas a atender rápidamente son los techos y el arreglo de los baños, sobre todo por los hechos que desencadenan", explica Creimer.

Edificios nuevos también con problemas

Una construcción nueva pero mal hecha puede traer inconvenientes tan serios como los de una muy antigua. La escuela Nº 504, en Ituzaingó al 1800, funciona en un edificio nuevo pero las paredes están partidas desde abajo. Si una de ellas se separa del resto, todo el edificio podría derrumbarse.

Las deficiencias edilicias llegan también a la zona serrana. La escuela Nº13 de Sierra Chica es un caso paradigmático. Las paredes tienen rajaduras profundas provocadas por las voladuras que se realizan en las canteras cercanas. Si alguno de esos muros se cae, se rompería parte de una ampliación reciente.

En la escuela secundaria Nº6 se da una paradoja: La obra de reparación de baños rompió una pared de un aula. Para no ver la decadente imagen, los alumnos colgaron una bandera con los colores de la escuela que esperan quitar cuando terminen todos los arreglos; los viejos y los nuevos./AC-FACSO