Notas

El asesinato acecha a los jóvenes de la periferia

Olavarría, entre las tasas de homicidios más altas de la región

mapaba
Informe de OSEC

Es la tercera ciudad de la zona con más asesinatos por cada 100.000 habitantes. Laprida y La Madrid tienen los mayores índices de la zona. En la ciudad, la mayoría de las víctimas y de los acusados son jóvenes que viven en barrios de la periferia. Las disputas personales, el acceso a las armas y la falta de diálogo son las causas más frecuentes, según los especialistas

Las últimas estadísticas oficiales disponibles (elaboradas en 2010) establecen que Olavarría tiene una tasa de 7,9 homicidios cada 100.000 habitantes. La situación local duplica y triplica las estadísticas de ciudades vecinas de similares características como Azul donde la tasa es de 3,1 o Tandil, cuya tasa es de 2,5. La "capital del cemento" lidera, junto a Laprida (8,8) y La Madrid (8,3), la triste tríada. La realidad olavarriense es superior a la de otros municipios del interior. Los datos locales solo son semejantes a tres ciudades de la Bahía de Samborombón y a la mayoría de las localidades que rodean la Capital Federal como Ezeiza (7,6) o Merlo (7,8).

El Observatorio de Seguridad Ciudadana para los Municipios de la Provincia de Buenos Aires (Osecpba) es quien releva esas  tasas de homicidios dolosos —con intención—  en cada ciudad bonaerense y refleja, además que la mayoría de las víctimas tienen entre 14 y 24 años. Las cifras de Olavarría la ubican prácticamente como un caso testigo. En los últimos cinco años fueron asesinados 16 jóvenes dentro de ese rango etario.

 “Un joven es asesinado”. “En circunstancias confusas un adolescente pierde la vida”. ”Muere un joven baleado”. Titulares similares se repiten periódicamente. En mayo de este año en el barrio Lourdes le quitaron la vida a  Axel Soraiz, de 15 años, producto de un disparo en el cuello. De la misma forma y a doce cuadras, aunque un año antes, murió su hermano Leandro, de 19. Menos de un mes después a una cuadra del lugar falleció Fabián Fernández, de 17, a causa de un tiro que ejecutó un amigo de forma supuestamente accidental.

La noticia se repitió hace menos de un mes; el pasado 14 de junio en el otro extremo de la ciudad. En el barrio Facundo Quiroga II Renzo Sánchez, de 17 años, recibió un balazo en la sien que apagó su vida dos días después. El tiro, según las informaciones publicadas, se le habría escapado a un compañero cuando manipulaba un arma “casera”.

La mayoría de esos jóvenes vivían en los barrios más relegados de la ciudad. Marcos Germán Acosta, de 23 años y Ever Ezequiel Heffner, de 22, fallecieron apuñalados el año pasado los barrios Provincias Unidas e Hipólito Irigoyen, respectivamente. En el caso de los imputados suelen ser las mismas; jóvenes que viven en los barrios más alejados de la ciudad.

La pediatra  Alejandra Capriata, ex candidata a concejal por la Coalición Cívica y actual asesora de la Senadora Isabel Gainza , tiene un amplio recorrido en el ámbito del trabajo social y aclara que  “el origen de la violencia no es la pobreza sino la ausencia de un Estado que pueda  garantizar el derecho a una convivencia pacífica en los barrios”. La pediatra añade  que esto  debe combinarse  con otros derechos que  no están garantizados desde muchos puntos de vista como el acceso a la educación, a la salud, al transporte público, al agua potable, teléfono, etc.
Para  Capriata la violencia es una problemática que merece la atención especial del  Estado que tiene que ayudar a la organización del barrio y brindarles soluciones. Reflexiona y dice que los problemas comunitarios y relacionales necesitan de medidas a largo plazo  pero a corto plazo como por ejemplo, una política de desarme.

En los barrios del norte olavarriense como el Lourdes, el 12 de Octubre o el Sarmiento Norte los disparos son moneda corriente, según Yanina Bravo. Ella es coordinadora  del Servicio Territorial Nº 1, ubicado en Alberdi y Fassina, desde hace más tres años donde trabaja con chicos de todas las edades y conoce sus problemáticas.
Los jóvenes del barrio, según ella, muchas veces arrastran conflictos que sus familias tienen con otras familias por lo que las disputas son históricas y las heredan los chicos. “Establecer quién manda en el barrio o quién es el más polenta” es otra las razones frecuentes por las que se desatan enfrentamientos, según Bravo. Conseguir un status que los haga respetables antes sus pares puede usarse como justificativo, según observa, para iniciar una lucha territorial.

Axel Soraiz, el último joven que murió en el barrio Lourdes, tenía 15 años y asistía al Servicio Territorial tres veces por semana. Participaba en un curso de panadería. “Para nosotros era muy importante que estuviera porque sabemos que a los chicos  les cuesta comprometerse con algo y el lo estaba haciendo. Que de repente pase esto nos deprime un montón” se lamenta  Yanina con la voz entrecortada. Axel fue asesinado un sábado al mediodía a pocas cuadras del taller de panadería.

Abandonados a su suerte

El análisis estructural que plantea Juan Weisz, fundador del Movimiento Antirrepresivo de Olavarría (MAO), apunta que los jóvenes que viven en los barrios más alejados del microcentro están excluidos del sistema social por parte del Estado quien los abandona a su suerte. “El capitalismo ha generado un gran ejército de reserva y hay grandes grupos de personas que como mano de obra o fuerza de trabajo no encuentra lugar en este sistema. Lo que el Estado guarda para estos sectores es la represión;  abandonarlos en los barrios para que, en el mejor de los casos, se maten entre los mismos vecinos”.

MAO es un movimiento de personas creado a principios de de este año que se está organizando para difundir las medidas que pueden tomarse cuando ocurren  casos de represión. Forma parte del Encuentro Nacional Antirrepresivo que  está integrado por Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi) y otras organizaciones antirrepresivas de todo el país.

La mirada de un fiscal

El fiscal Martín Pizzolo hace cuatro años que ejerce su labor en Olavarría y es el responsable de Unidad Fiscal Nº5. La diferencia  entre el conurbano donde trabajó anteriormente y Olavarría es, según él, que allí la mayoría de los homicidios se dan en situación de robo mientras que acá las muertes se producen por enfrentamientos personales. Pizzolo aclara que si bien las tasas de homicidios en Olavarría se asemejan a la de algunos partidos del Gran Buenos Aires la situación de otras ciudades es más dramática. “Cuando yo me vine del conurbano tenía, solo en Lomas de Zamora, seis homicidios en tres días”. El fiscal expone, además, un dato que echa por tierra el mito popular que sostiene que la mayoría de los delincuentes no son olavarrienses. “Prácticamente todas las causas por homicidios registradas en Olavarría tienen como protagonistas —a víctimas y victimarios—  a personas nacidas en la ciudad”./AC-FACSO