Notas

La celebración más colorida y elegante de Olavarría es de los bolivianos
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Virgen en la sede de ARBO/Fotos:S.Boggi

La procesión de la Virgen de Copacabana y la conmemoración de la independencia de Bolivia transforman, cada agosto, la quietud de dos barrios de la ciudad en una fiesta compartida
En la vereda, Arnold arregla los últimos retoques a su vestimenta Tinku. Sobre la cabeza viste un adorno con astas de vaca y plumas amarillas, verdes y rojas, los colores de la bandera boliviana. También lleva puestas fajas de colores fosforescentes, sandalias y una remera naranja que porta el nombre que lo identifica: La Nueva Generación-Tinkus Koriwayras uno de los dos grupos tinkus que participa en la celebración de la Virgen de Copacabana. Gran Poder es la otra agrupación que baila en la procesión de la Santa patrona, que se realiza cada año el segundo domingo de agosto en las calles de los barrio Provincias Unidas y Villa Mailín, de Olavarría. Arnold, que pertenece al primer grupo, aclara que los Koriwayras representan a Cochabamba Punata, en el centro de Bolivia. 
El clima festivo se respira desde las primeras horas y reina durante el resto del día en la esquina de Pelegrino y Santa Cruz, sede de la Asociación de Residentes Bolivianos de Olavarría (ARBO). Además  de celebrar la fiesta de la Santa patrona, festejan también el 187 aniversario de la independencia de su país. Adentro aguardan  tres imágenes de la Virgen morena de Copacabana (que los fieles cargarán luego  en la procesión) ataviadas con vestidos de delicados bordados, rodeadas de ofrendas y velas.
Sobre la calle esperan cuatro arcos repletos de flores, peluches y ornamentos típicos de la cultura boliviana. Completan el cuadro los tejidos de lana, los  tradicionales aguayos que se realizan con la técnica ancestral del telar y algunos instrumentos  de viento como las zampoñas, similares al sikus o a la quena. Sobre las coloridas arcas pasarán en un rato la Virgen y los grupos de bailes. También desfilarán los carromatos; autos adornados con mantones, muñecos y objetos de plata que representan la abundancia.
La procesión comienza. Entre el público está Silvina Laboratto,  Antropología de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNICEN.  Está observando la peregrinación atentamente y explica que estas manifestaciones culturales, además de ser impactantes por su colorido y elegancia, están cargadas de simbolismos. Es autora del libro “Entre la tierra y el cielo”, producto de una investigación con la comunidad de inmigrantes bolivianos en Olavarría,  en el que analiza las concepciones y representaciones sociales de la muerte que posee la colectividad. Mientras marchan  los tinkus aclara que ese baile representa al pueblo boliviano sometido por el conquistador. Por eso cuando danzan lo hacen con la mirada gacha y caminan encorvados y algunos, inclusive, bailan y peregrinan descalzos.
Detrás de la Virgen de Copacabana también van los caporales que representan al capataz mulato en tiempos de la colonia.  A diferencia de los tinkus, su baile es ágil, con patadas, saltos y giros que remarcan la supremacía del Caporal. Sus vestimentas son sumamente atractivas y constan, en el caso de los varones, de  trajes adornados con lentejuelas. En sus espaldas tienen  un cóndor, símbolo de la libertad. Llevan botas con cascabeles y sombreros de ala ancha. Las mujeres en su baile resaltan la sensualidad. Visten blusas, polleras y sombreros de cholita. Todo decorado con finos bordados y abundantes brillos. Las agrupaciones caporales olavarrienses, como las tinkus, también son dos: Sangre Morena y Caporales de Corazón.
Los grupos danzan durante toda lo procesión, acompañando a las imágenes religiosas. Al finalizar bailan frente la Virgen de Copacabana.  La saludan mostrándole su devoción y derraman cerveza en forma de ofrenda. El papel picado, la pirotecnia y el denso humo con los colores de las banderas de Bolivia y Argentina son otras características de la festividad. También los olores y sabores bolivianos están presentes en los puestos de comida que ofrecen tamales, sopa de maní y picante de pollo.
La colectividad boliviana es, según Laboratto, una de las más importantes de Olavarría. Emigraron en la década del 50 y se instalaron en los barrios locales de Provincias Unidas y Villa Mailín. En 1988 algunos de sus integrantes fundaron la ARBO para contener a los inmigrantes que llegaban en busca de trabajo y preservar sus prácticas y rituales a través del tiempo. En la actualidad la comunidad boliviana local mantiene viva su identidad y comparte su rica cultura con el resto de los vecinos de Olavarría que se muestran respetuosos y curiosos ante el paso de la procesión./AC-FACSO.