Notas

Entrevista con el bailarín callejero más popular de Olavarría

Raby Martínez pasó de los techos al arte

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Raby en un encuentro callejero/
Foto: Raby Martínez

Rubén era techista y estaba desocupado cuando se presentó a Talento Argentino. Hoy se dedica a lo que más le gusta, enseñar sus habilidades a los demás. Gracias a su nuevo trabajo tiene planeado terminar la secundaria y estudiar un profesorado de baile

Rubén "Raby" Martínez, de 25 años, es techista de oficio. Desde los 17 años practica break dance y hasta el día de hoy se sigue perfeccionando en destrezas artísticas. Hace un año, cuando decidió presentarse al casting televisivo Talento Argentino para demostrar su talento en el baile, estaba desocupado. La visibilidad que le dio el programa transformó su vida y lo ayudó a trabajar de lo que le gusta.

¿Cuándo empezaste a bailar y por qué?

Comencé a bailar casi a los 17 años. Había dos chicos que bailaban en la época de matiné en Ticket. Siempre me llamó la atención y me impresionaba que pudieran moverse así. Los molestaba para que me enseñen algún paso. Tanto les insistí que me enseñaron el básico. Después fui aprendí mirando videos en Youtube. Es algo que aprendí solo, nadie me enseñó. Nos juntábamos con amigos a practicar, bailábamos en la calle, en el centro o en alguna esquina con un grupo que tenía, deambulábamos, no teníamos un lugar fijo porque siempre nos sacaba la Policía.

¿Qué es para vos el baile y qué te interesa transmitirle al público?

Mi cuerpo baila solo. Para mí es un estilo de vida. Algunos tienen la adicción del cigarrillo para mí eso es el baile. En el baile que hago yo, que es break dance (la gente lo conoce como hip hop pero el hip hop es muchas cosas no solamente la danza), es un baile muy mental. Por ahí tenés un problema y el baile te habita en otro mundo, te metés a un mundo más feliz, el baile transforma muchísimo porque es corporal pero también mental. Me gusta transmitir disfrute, que la gente vea que lo disfruto y que también pueda disfrutar conmigo.

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Raby en el encuentro anual de
Callejeada/ Foto: Raby Martínez

¿Por qué decidiste presentarte a Talento Argentino? ¿En qué cambió tu vida esta experiencia?

Mi sueño era que la gente me conociera por el baile. Tuve oportunidad de dar clases en algún salón de arte y danza. Quería ir a algún casting, busqué en internet y salió lo de Talento Argentino. Fui hasta Bahía Blanca a hacer la presentación. Me presenté y desde la producción me dijeron que me iban a llamar en cuatro meses. La verdad es que pensé que no me iban a llamar. Pero a los cuatro meses me llamaron para decirme que había quedado seleccionado. Participé en las presentaciones de Mar del Plata y Buenos Aires. Fue una experiencia muy linda, gracias a eso la gente me conoce por lo que hago, ahora trabajo de lo que me gusta porque antes además de dar clases trabajaba de techista, me dedicaba más a eso y la danza la tenía como hobby. Gracias a Talento Argentino se me abrieron muchas puertas, shows a diario, más lugares para dar clases, trabajo en la municipalidad para dar talleres en el Programa Callejeada y en Centros de Día. Hoy vivo de esto. Hasta ahora solo hice algunos cursos de baile pero en realidad me fui capacitando solo, gracias a este trabajo ahora estoy pensando en terminar la escuela y hacer un profesorado.

¿Cuál fue la reacción de la gente en Olavarría después de tu aparición en la televisión?

Fue buenísimo. Uno ve siempre como a un famoso le piden fotos, autógrafos. Me sentí igual porque cuando volví a Olavarría, la gente se amontonaba para pedirme autógrafos, fotos, me sentí un famoso. La gente estaba enloquecida, me pedían que les hiciera pasos, cuando no tenían papel me pedían que les firme el brazo. Me impactó muchísimo que les haya gustado y les interese a la gente de Olavarría. Antes cuando bailábamos no le importábamos a la gente, fuimos muy discriminados. Nos gritaban de todo, nos veían bailar en la calle y nos decían que éramos vagos a pesar de que todos en el grupo trabajábamos. De a poco y con lo de Talento Argentino la gente nos empezó a ver más como show y no tanto como vagabundos.

¿Qué pasó con tu grupo de amigos luego de tu presentación en la televisión?

La mayoría de los chicos con los que empecé a bailar abandonaron. De a poco fui armando un grupo como pude, con los mejores alumnos que tuve. Ahora tengo dos grupos. Uno se llama de "The pakman crew", somos cuatro los bailarines y nos dedicamos a hacer trabajo en el suelo, giros, saltos. El otro se llama "The puppet masters", significa titiretero o marioneta, en este somos tres y nos dedicamos a bailar popping, que es baile al estilo robot, y con el que me presenté en Talento Argentino. En Olavarría hay muchísimos chicos que bailan, trato de hacer torneos. En la época que yo bailaba éramos cuatro o cinco, ahora hay muchos chicos que quieren bailar, por eso hago los torneos porque muchos de ellos no pueden viajar a competir. Mi idea es motivarlos un poco más para que no dejen el baile.

Lograste transformar tu pasión en un trabajo formal, ¿Cómo lo vivís?

Después de que surgió lo de Talento, la cantidad de alumnos se duplicó, porque al verme en la televisión los chicos querían tomar clases conmigo. Desde la municipalidad me contrataron para dar clases en las Callejedas de los barrios Aoma, Lourdes, y del CIC de mi barrio, el Facundo Quiroga II, también en los centros de Día uno, dos y cuatro.

Yo estaba acostumbrado a trabajar con chicos más grandes. En Callejeada y los centros de Día me tuve que adaptar a trabajar con chicos muy chiquitos. Me fui adaptando de a poco porque después para ellos pasé a ser un súper héroe. Ahora cada vez que llego me dicen 'profe me salió el paso de ayer'. Esas son las cosas que me gustan, porque veo que le estoy enseñando a un chico un paso que por ahí hoy no le salió en todo el día, al otro día cuando llego me muestra que le sale, es cuestión de que estuvo todo el día practicando el paso y que le pone ganas. Me gusta porque los chicos dan mucho cariño, no solamente ellos aprenden de mí sino yo de ellos. Aprendés a tratarlos, aprendés su manera. El trato es diferente, uno le pone más empeño, más garra, porque responden de la manera en que uno quiere.


"Soy Hip Hop", un modo de ser

Este domingo 30 de diciembre a las 20 horas en la Casa del Bicentenario, en el marco de la competencia de Hip-Hop que Raby organizó para ese día en el Skate Park –que será desde las 15 hs– se proyectará por primera vez el documental "Soy Hip Hop". El material audiovisual fue elaborado por las estudiantes de la carrera de Comunicación Social Yanela Alves, Denise Becher y Paula Siracusa. Las autoras iniciaron el proyecto tras ganar el concurso "Hacé tu documental" propuesto por el área de Producciones de la Facultad de Ciencias Sociales.

"Soy Hip Hop" muestra cómo un grupo de chicos de la ciudad crearon alrededor del Hip Hop una cultura con crecientes adeptos y que busca sus propios espacios para manifestarse. El objetivo es demostrar cómo los "hiphoperos" viven esta expresión artística como un modo de vida.

En el relato fílmico se centra en la historia de Rubén "Raby" Martínez como el impulsor del Break Dance, primero entre su grupo de amigos y luego en la ciudad enseñando en distintas instituciones públicas y privadas. Manifiesta una problemática común para quienes experimentan este estilo de vida: la falta de un espacio físico donde reunirse a practicar. Yanela Alvez, una de las realizadoras sintetiza la necesidad de los bailarines. "Comenzaron bailando en la calle pero la policía los sacaba. Ahora van al Skate Park pero deben procurar no molestar a quienes juegan al basket o andan en patineta, entonces se les complica bastante, más que nada porque para hacer las piruetas y movimientos que hacen, necesitan un piso que 'resbale' bien".

En el documental se destacan las figuras de Raby Martínez y Fabricio Etchegaray quienes, en torno al baile y al canto, lograron que la Cultura del Hip Hop sea reconocida socialmente en Olavarría, posicionando su arte como un estilo de vida y no como una expresión marginal. /AC- FACSO