Notas

Especial 30 años de democracia. Nelson Di Giácomo, presidente del HCD en 1983

"Si no hay democracia, no hay nada"

Nelson Di Giácomo fue el primer presidente del Concejo Deliberante luego del retorno de la democracia en 1983. A treinta años de aquellos días de 'primavera alfonsinista', el ex dirigente radical recuerda cómo vivió ese momento y reflexiona acerca de los legados de la dictadura y los desafíos de la democracia

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Di Giácomo sigue participando en política y gestión.
Actualmente es vice-presidente de Caaitba.
/Foto: AC-FACSO

A sus 78 años, Nelson Di Giácomo vivió más la mitad de su vida alternando entre gobiernos democráticos, pseudo-democráticos y golpes militares. Hasta el 30 de octubre de 1983, con 48 años, sólo había votado tres veces. "Alfredo Palacios, Illia y Balbín, esas habían sido mis elecciones", confiesa.

Su compromiso con la participación política nació cuando cursaba en la Facultad de Ingeniería en La Plata. Allí, militaba, estudiaba y se recibió de Ingeniero. Años más tarde cuando le tocó ocupar la presidencia del HCD, su compromiso político lo llevó a instruirse en "temas legales" para desempeñarse de mejor manera en su cargo. Otra vez, militancia y estudio. El ingeniero se recibió también de abogado.

Para Di Giacomo, la democracia es un valor fundamental para desarrollarse como país y afirma que a esta continuidad democrática, que se configura como un hecho inédito en nuestra historia, debemos defenderla todas y todos para poder lograr el país que nos merecemos.

¿Cuáles fueron sus pasos previos en política antes de asumir como Presidente del HCD en 1983?

Comencé en política en el área universitaria en la Facultad de Ingeniería en la ciudad de La Plata en 1958. Fui delegado estudiantil en la Federación Universitaria de La Plata (FULP), participé en el Consejo Académico y formé parte del claustro estudiantil en el Departamento de Hidráulica. Ya desde ese momento me di cuenta que me gustaba la participación política. Cuando me recibí en el '59, retorné a Olavarría e ingresé a la Municipalidad como director de Obras Públicas durante el gobierno de Carlos Portarrieu. Ahí conocí a Helios Eseverri y decidí formar parte ese grupo progresista dentro del radicalismo que se estaba gestando. Luego renuncié a mi puesto en la municipalidad y volví a la gestión pública en 1973 cuando ganamos las elecciones con Cacho —Raúl— Pastor (intendente de Olavarría de 1973 a 1976). Durante esa época nuevamente fui secretario de Obras Públicas hasta que llegó el '76, los militares tomaron el poder y nos mandaron para casa.

¿Cómo vivió esos años durante la dictadura militar?

Acá unos meses antes se suponía que se iba a cortar el proceso democrático. El golpe estaba muy anunciado. Mucha gente pensó que era un golpe militar más, uno de los tantos que ya habíamos vivido, pocos se daban cuenta de lo que se venía. Cuando lo pusieron a José Alfredo Martínez de Hoz, me di cuenta que además de la violencia iba a ser un golpe militar diferente. Las políticas neoliberales marcaban la diferencia.

¿Siguió participando en política durante esa época?

Era muy difícil. En mi casa nos reuníamos a veces. Algunos chicos que estuvieron presos antes del golpe y después, o que fueron desaparecidos venían a casa a plantear sus problemas. Yo no estaba de acuerdo con sus posturas políticas pero los trataba de ayudar. Mi posición tiene que ver más con que los cambios tienen que ser graduales.

¿En qué momento sintió que era posible el retorno de la Democracia?

Ya luego de la guerra de Malvinas se ve que el Gobierno Militar tenía poco apoyo, la sociedad venía cansada. Pero en el '83 cuando Raúl Alfonsín vino a Olavarría ya se veía que era inevitable el retorno a la democracia. Ese día, Alfonsín le hablo a una multitud en la plaza del centro. Nunca había visto tal cantidad de gente, se desbordaba por las calles laterales. Era impresionante. Durante ese acto Alfonsín le da su total apoyo a Helios Eseverri, le dice 'si realmente yo viviera en Olavarría, a lo mejor dudo en votar a Alfonsín, pero no titubeo un segundo en votar a Eseverri'. Ese gesto fue fundamental para la victoria electoral posterior.

¿Qué recuerdos tiene de la jornada electoral del 30 de octubre de 1983?

Yo voté en la Escuela Nº29 y además fui presidente de mesa ahí. Cuando vi que habíamos ganado en todas las mesas me dije 'si esto es tendencia, ya ganamos', y así fue. En ese momento no tenía desconfianza de que los militares no aceptaran los resultados, porque ellos estaban derrotados. Seguían teniendo poder pero estaban vencidos en términos políticos. Ese 30 de octubre fue un alarido interno, era un grito que decía 'por fin y nunca más'.

¿Qué significó ser elegido presidente del Concejo Deliberante?

Para mí fue un orgullo y una responsabilidad enorme. Mi compromiso fue tal que me puse a estudiar abogacía en la Universidad de La Plata, porque el puesto que tuve que ocupar requería de conocimientos legales. Finalicé la carrera en cinco años dando todas las materias libres porque mi puesto en el Concejo no me permitía realizar cursadas presenciales. Pude combinar estudio y gestión pública gracias a un gran sacrificio de mi familia.

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En 1985 dejó la presidencia del HCD para
asumir como Secretario de Obras Públicas.
/Foto: Gentileza Nelson Di Giácomo 

¿Qué experiencias viviste en tus años en el Concejo Deliberante?

Estuve dos años porque cuando asumimos, se realizó un sorteo en la Legislatura de La Plata para ver qué puestos duraban dos años y cuáles cuatro. Se tenía que regularizar la sucesión. Durante los primeros meses nos dedicamos a reorganizar el Concejo. Paulatinamente la gente comenzó a asistir a las sesiones y se podía ver más interés por la política. Era tan así que una vez me pasó que un ciudadano que asistió a la sesión, preguntó acerca de un tema que estábamos tratando. De acuerdo a las formas legales no se podía dar lugar a las peticiones informales pero en ese momento, y por esto fui criticado, le explique cómo era la situación. Para mí si el pueblo quiere saber está en su derecho, su duda era espontánea sobre algo puntual así que no tuve problema en contestar fuera de las formas institucionales.

¿Existían demandas en el Concejo de familiares o víctimas del terrorismo de Estado?

Puntualmente en el Concejo no, por lo menos en los años que estuve yo, del '83 al '85, pero muchas veces los jueces pedían información y acá apoyamos eso. Había voluntad política tanto en el gobierno nacional como en el municipal. Algunos de los deudos, vinieron, charlamos con ellos, les dimos todo el apoyo. Por suerte Olavarría ha sido defensora de los Derechos Humanos. No voy a decir que uno era un héroe, se hizo lo que se tenía que hacer y dimos todos los apoyos necesarios. Acá poníamos a disposición todos los datos que podía haber.

¿Qué resabios de la dictadura todavía permanecen activos en la sociedad?

Mirá, en los primeros años había personas y también medios en Olavarría con discursos antidemocráticos o nostálgicos de la época militar. Eso todavía persiste pero en menor medida. Pienso que cuando escuchamos decir 'estábamos mejor con los milicos' hay que tomarse el tiempo para explicarle a esa persona lo que fue realmente la dictadura. Otro de los problemas que nos dejó la dictadura es que cuando la gente se acostumbra a vivir de un modo, después cuesta sacar el miedo y que empiece a pensar que se puede actuar de otro modo. Dentro del Concejo no tuvimos problema, no tuvimos miedo en plantear lo que había que plantear. Resabios de la dictadura quedan disfrazados también bajo ciertas formas aparentemente democráticas. El no dejar opinar, el tener miedo al debate son legados que quedan de esa época. Si hay algo que consideramos que no es conveniente hay que plantearlo sin miedo.

A Helios Eseverri muchos lo consideraban autoritario y fue duramente cuestionado por designar a Omar 'Pájaro' Ferreyra al frente de Control Urbano ¿Qué posición tiene al respecto?

Coincidía con las ideas de Eseverri pero muchas veces con sus formas no estaba de acuerdo. Yo estaba acostumbrado a dialogar más y llegar a un acuerdo en común con las partes. Helios tenía una idea y hasta que no salía como él quería no paraba. Era difícil negociar con él, al punto que cuando me reunía llevaba un grabador para que no queden dudas de lo que habíamos dicho de uno y otro lado. Las ideas generales de él eran buenas, pero estaba acostumbrado a que era así y entonces que se haga así.

Lo del 'Pájaro' Ferreyra evidentemente fue un error. Porque él estaba involucrado en esa época nefasta. Creo que fue una equivocación haberlo mantenido, porque Eseverri decía 'mientras la Justicia no lo diga, no es culpable'. Con Helios tuvimos una buena relación. Muchas cosas de su gestión son reprochables, merecedoras de haberlas encarado de otro modo.

¿Qué balance hace de estos 30 años de democracia?

Los hemos transcurrido con aciertos y con errores. En parte hemos caminado con piedras en el zapato. Pudo haber gente que no nos haya gustado por lo que hizo, pero hemos podido hacer cambios de acuerdo a las formas que marca la Constitución. Hoy tenemos un gobierno democrático, republicano y federal. Estos 30 años continuos de democracia son un hecho inédito en nuestra historia. Esta continuidad va a colaborar para que con el tiempo consigamos que en el país se desarrolle una democracia aún más plena que es lo que el país necesita y merece para crecer. La democracia es clave, si no hay democracia no hay nada. El que se acostumbra a obedecer, después se transforma en un esclavo. /AC-FACSO


Nelson Di Giácomo:

Es ingeniero, abogado y técnico en administración de empresas. Ocupó los cargos de Director de Obras particulares (1961-1969); Secretario de Obras Públicas (1973-1976); Presidente del Honorable Concejo Deliberante (1983-1985); Secretario de Obras Públicas (1985-1987); Administrador del Instituto de la Vivienda y Sub-secretario de Obras Públicas (1991-2005). Actualmente está jubilado y es vicepresidente de la Caja de Previsión Social para Agrimensores, Arquitectos, Ingenieros y Técnicos de la Provincia de Buenos Aires (Caaitba).