Notas

Hip Hop en Olavarría

Los raperos de la Colonia

Fabricio Etchegaray y Lauri Guzmán viven en Colonia San Miguel y rapean desde hace más de 8 años. Para sus vecinos ellos son 'la voz del pueblo'. Sus letras reflejan lo que los rodea y lo que les pasa

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Juntos durante la grabación del videoclip
'Sueños de rapero'. /Foto: Gentileza Lauri Guzmán 

Calles de tierra. Sierras. Llanura. Una vecina que riega las plantas. Entre el paisaje pampeano se recortan dos figuras. Remeras 'XXL'. Pantalones anchos. Gorras hacia atrás. Cadenas brillantes. Fabricio Etchegaray, de 20 años, conocido como 'FJ' y Lauri Guzmán, 'Domink', de 18, son raperos o mejor dicho 'Los' raperos de Colonia San Miguel. Lo rural del entorno y lo urbano de sus estilos se mezclan.

Fabricio Etchegaray nació en Colonia San Miguel y allí vive hasta hoy. Creció escuchando folklore e improvisando temas con una guitarra criolla. El rap llegó más tarde, cuando tenía 9 años y veía en la tele a Eminem o Vico C. "Me di cuenta de que lo que escuchaba me gustaba más por la letra que por la música", cuenta. Decidió entonces dejar la guitarra de lado y agarró una libreta. Ese es hasta hoy su principal instrumento, donde plasma todo lo que pasa por su cabeza.

Lauri Guzmán es oriundo de la ciudad de San Juan, en Republica Dominicana. Allí el hip hop forma parte de la cultura popular. "Mis influencias vienen desde chico. Nací con la cultura hip hop, rap, gangster", dice. Vivió hasta los 11 años en Dominicana, en un barrio popular donde muchas veces faltaba la comida y su familia tenía que racionar el almuerzo para llegar a comer algo a la noche. "Mi historia es dura. En el barrio había droga, tiros, y tuve que ver cómo mataban a una persona frente a mis ojos", recuerda.

Los caminos de ambos se cruzaron en Colonia San Miguel, luego de que Dominik viniera a vivir a Argentina, hace ya 7 años. Se entendieron a la perfección. Durante las horas libres en la escuela los demás chicos querían escuchar cumbia, pero ellos se adelantaban y ponían cd's de rap. "Cuando íbamos a formar en la escuela, resaltábamos del resto por nuestra ropa ancha. Éramos los únicos dos locos en Colonia que andábamos con esas ropas y con gorrita para atrás", recuerda Dominik.

Fueron los actos escolares los primeros escenarios para Fabricio y Lauri. Ambos fueron motivados por profesoras que sabían que escribían y rapeaban pero no se animaban a demostrarlo frente al público. Otro gran estímulo y soporte para que desarrollen su música fue el programa Callejeadas que les permitió mostrar sus raps no sólo en Colonia San Miguel sino en todo en Partido de Olavarría y en las localidades vecinas.

Las letras

Las letras, los estilos de FJ y Domink son muy diferentes. Sus vivencias y experiencias son distintas pero tienen algo en común: lo que cuentan es real. No son raperos impostados que venden una imagen que no son.

"Además de lo enraizadas que están las letras con el entorno, con lo que viven ellos, los raps tienen la intención de omitir cualquier intento metafórico de referirse a una situación puntual. Ellos son literales en lo que están manifestando y eso es lo que le da esa fuerza bárbara", analiza Nicolás Zangara, Licenciado en Comunicación Social especializado en análisis de letras de rock.

Dominik en sus letras refleja cómo era su vida en Dominicana, plasma sentimientos personales y cuenta situaciones difíciles que le tocó atravesar como la muerte de su abuela. "Ella era la madre del barrio entero. Era la señora que controlaba a todos los nenes. Todos los que eran compañeritos míos de la escuela, después de su muerte empezaron a vender droga, a fumar, se descontroló todo. El barrio quedó triste, silencioso". En sus canciones se mezclan el desarraigo y el optimismo por la nueva vida que está llevando. "No me quiero enredar en esa vieja vida. Dominicana te amo pero me quedo en Argentina", canta Dominik en 'Sueños de rapero'.

FJ trabaja y estudia desde los 9 años. Nunca le faltó nada, tampoco le sobró y lo que ganó fue en base a mucho esfuerzo. Escribe desde ese lugar y muchas veces con bronca. Sus letras dejan entrever un discurso más político y social. Critica las desigualdades, reivindica a los héroes de Malvinas, no se olvida de nuestro pasado como país y hace visible los problemas cotidianos del lugar en el que vive. "Puse la cara y la voz por todo el pueblo por el tema de los baches. Hice un tema sobre eso. La gente me apoyó pero sé también que hubo funcionarios a los que no les cayó nada bien", afirma.

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Dominik participa siempre en el encuentro anual
de Callejeadas. /Foto: Gentileza Lauri Guzmán 

Lo 'real', lo 'auténtico' se percibe en las letras de ambos. Ese efecto se produce porque el proceso de escritura es muy íntimo y cotidiano. Dominik cuenta que todo el día está imaginando frases e intentando que rimen. Las escribe en hojas, en el celular y hasta en las paredes. "El tema 'Sueños de rapero' tiene muchos sentimientos diferentes adentro: mis amigos, las drogas, mi abuela, mi sobrina. Cuando me senté a escribirlo primero tenía un pensamiento y lo ponía y eso me desahogaba. Después estaba más optimista y agregaba ese sentimiento también. Eso hizo que el tema gustara mucho porque te podés identificar con muchas frases", explica Dominik.

FJ trabaja hace un tiempo en Canteras Piatti. Arriba de un volquete compuso 'Saturado'. Durante tres días se tomaba un poco de tiempo para escribir y así nació el tema. "Sigo cumpliendo mis horarios y escapándome del tiempo. Pa' escribir en partes diarios carillas en sentimiento", dice la letra.

Las situaciones cotidianas, las broncas diarias son el mayor motivo de inspiración para FJ. Su canción 'Los hijos de' refleja esos sentimientos de injusticia y critica a aquellos que nacen privilegiados por el hecho de portar un 'apellido distinguido.' El detonante para componer el tema fue que él no tenía carnet, la Policía lo paró y le secuestró la moto. "Sólo por ser yo me quede sin mi motora, sólo por ser yo ando en zapatilla ahora" reza la primera oración de la canción. "Mientras estábamos ahí con la Policía, pasó un pibe más chico que yo, 'hijo de', con un cuatriciclo que es un vehículo rural que no puede andar en la ruta y faltaba que le lustren las gomas. Yo laburaba lavando camiones, se me complicaba para pagar la multa y sale de ahí el tema" explica.

La mayoría de las letras demuestran una situación de descontento social, político y personal. Para Zangara este tipo de canciones con contenido social y llenas de críticas plantean un desafío: "saber cómo estas manifestaciones culturales pueden organizarse en una movilización de resistencia concreta, con práctica militante".

Dominik y FJ cuentan que la gente del pueblo los apoya en todo. "Antes éramos los raperitos, los raros de pantalones anchos. Ahora nos entienden y nos van a ver a los festivales que se hacen en las localidades serranas", cuenta FJ. También afirman que a pesar de su corta trayectoria muchos chicos los ven y les hablan con admiración. "Te dicen 'quiero rapear como vos' o se ponen el logo de algún disco como foto de perfil en Facebook. Esas cosas te llenan de orgullo", admite Dominik.

Zangara opina que Dominik y FJ logran retomar esa energía con la que nació el rap durante los años '80 en Estados Unidos. "Lo que rapean tiene que ver con el enfado de vivir en esta época, se trata de una resistencia cultural. La primera forma de escapar es con el discurso y eso los pibes lo tienen claro. Nada de metáforas, nada de cuestiones encriptadas en la redacción. Es la ebullición del sentimiento", concluye. /AC-FACSO