Notas

Especial Monte Pelloni

Sandra Raggio: "Lo más interesante es que (los juicios) sean espacios no sólo para juzgar sino también  para comprender"

En el contexto del juicio por el terrorismo de Estado en Olavarría, la directora de Promoción y Transmisión de la Memoria de la Comisión Provincial por la Memoria, reflexiona sobre la memoria social, los olvidos y los silencios en la elaboración del pasado. Sostiene que en la ciudades más chicas los juicios  son “reveladores para la comunidad” de una historia que “muchos no conocieron, otros callaron y tantos otros no quisieron ver”.

¿Qué son las memorias colectivas? ¿Cómo se construyen y que rol cumplen en una sociedad?

El concepto de memoria colectiva es complejo, tal vez sea más operativo hablar de memoria social, entendiendo a esta como los procesos de significación que se activan en los grupos sociales y que se expresan en distintas configuraciones narrativas sobre lo vivido en común.  La memoria está vinculada con la identidad, no hay identidad sin memoria, pero no es única, aunque se trate del mismo pasado, sino que las memorias son plurales y en permanente conflicto, la disputa en gran medida es por definir quiénes somos pero sobre todo que pretendemos llegar a ser. Es decir, el trabajo de la memoria es un trabajo de construcción del futuro, como proyecto aún incierto y abierto.

El trabajo de la memoria es un trabajo de construcción del futuro, como proyecto aún incierto y abierto

¿Cómo funciona la relación entre memorias y olvidos en los procesos traumáticos de un pueblo, como lo fue para nosotros la última dictadura cívico-militar?

No hay memoria sin olvido, porque no se recuerda todo, la memoria es selectiva, y en esa selectividad es donde se construyen diferentes modos de narrar el pasado.  La disputa por la memoria es acerca de qué es lo que se debe recordar, y qué es lo que se debe olvidar, es decir cuál es el pasado significativo. Los pasados traumáticos no producen olvidos necesariamente sino abren a procesos complejos de elaboración del pasado, al que genéricamente podemos denominar procesos de memoria. Tal vez lo más notable de estos pasados caracterizados por experiencias de violencia extrema y muy  dolorosas, no es su indecibilidad sino que no se cierran fácilmente, retornan a la escena del presente de manera persistente.

La disputa por la memoria es acerca de qué es lo que se debe recordar, y qué es lo que se debe olvidar, es decir cuál es el pasado significativo

En nuestro país las memorias sobre la última dictadura han ido cambiando desde el “Juicio a la Juntas” y el “Nunca Más” hasta los actuales juicios a los represores ¿Podrías explicarnos cómo se da este proceso?

No sé si han ido cambiado tanto, el Nunca Más sigue siendo un relato fundante de la democracia y no estoy segura que hayan emergido otros modos de narrar que lo hayan desplazado. Sí es cierto que han proliferado otros relatos, sobre todo asociados con las memorias de la militancia, que reivindican la figura de los desaparecidos  desde sus opciones políticas. En algunos círculos de sociabilidad más politizados tienen mucha pregnancia, pero en general la militancia y la cuestión de la lucha armada continúa siendo algo bastante ausente en la transmisión, por ejemplo, en las escuelas, que es un territorio de memoria muy relevante para las nuevas generaciones.

En general la militancia y la cuestión de la lucha armada continúa siendo algo bastante ausente en la transmisión, por ejemplo, en las escuelas

Algunas percepciones persisten sobre la dictadura desde el presente: “acá no pasó nada”, “con los militares no había inseguridad”, “algo habrán hecho”: ¿Qué rol juegan éstas representaciones en la construcción de las memorias?

Son parte constitutiva de otras memorias que articulan pasado y presente de manera particular, reivindicando el pasado para impugnar el presente. Pero el “acá no pasó nada”,  no es necesariamente un relato negacioncita que busca reivindicar a la dictadura sino una forma percibirse en determinados acontecimientos, como sujetos. Tal vez esté asociado a cómo se ha narrado de manera hegemónica “lo que pasó” . Por ejemplo, en un pueblo donde no hay desaparecidos, dicen, “acá no pasó nada” porque la dictadura ha sido asociada sobre todo a la represión y a la desaparición de personas. Pero tal vez en ese pueblo cerró una fábrica muy importante o dejó de pasar el ferrocarril y eso no es percibido como algo que se asocie a la experiencia dictatorial.

¿Qué función cumplen los actuales juicios por delitos de lesa humanidad en la construcción de nuestras memorias colectivas?

No sé cuál es el impacto de los juicios en las memorias colectivas, no sé qué grado de difusión tienen, poco me parece por fuera del mundo de los “convencidos”. Pero en términos generales podemos afirmar que siguen ratificando las voces de las víctimas y deslegitimando una vez más la versión de los victimarios. Es cierto que cuando son en comunidades más chicas, como Junín o San Nicolás o Tandil, tienen un fuerte impacto en esa cuestión del “acá no pasó nada”, en la ruptura de muchos silencios que aún persisten.

No sé cuál es el impacto de los juicios en las memorias colectivas, no sé qué grado de difusión tienen, poco me parece por fuera del mundo de los ´convencidos´

En septiembre comenzó en la Facultad de Ciencias Sociales de la UNICEN, el juicio por delitos de lesa humanidad cometidos en el ex CCD “Monte Pelloni”: ¿Qué impacto crees que puede producir en una ciudad media de la Prov. de Bs. As como lo es Olavarría?

Esto que decía, son reveladores para la comunidad, se rompen silencios, se habla en un escenario validado como el judicial de ese pasado que muchos no conocieron, otros callaron y tantos otros no quisieron ver.  Lo más interesante es que sean espacios no sólo para juzgar sino que también  para comprender.

¿Desde qué supuestos se trabaja con los jóvenes en la construcción de las memorias en el programa que dirigís en la CPM “Jóvenes y Memoria”?

Que las experiencias pasadas son patrimonio de todas las generaciones, que el pasado no tiene dueños, que no les pertenece sólo a quienes lo vivieron. Las nuevas generaciones a través de sus preguntas habilitan nuevas voces, construyen nuevos relatos, y establecen puentes entre el pasado y el presente que hacen pie en su experiencia generacional. Las nuevas generaciones cuando activan los procesos de memoria no sólo aprenden del pasado, sino sobre todo nos enseñan el presente a través de él.

En Olavarría más de 500 estudiantes de escuelas secundarias presenciaran el juicio por Monte Pelloni ¿Cómo puede capitalizarse esto en las instituciones educativas?

Es una oportunidad para cruzar las fronteras del aula e ir al encuentro con la historia, al mismo tiempo que se es testigo de un acontecimiento histórico como el juicio. Pero también, tiene otra dimensión importante que es conocer el funcionamiento de la Justicia, un poder del Estado que siempre con su discurso y su modalidad burocrátoca produce mucha opacidad para la sociedad. Presenciar un juicio oral permite romper esa distancia, entender de qué se trata, e incluso desarrollar una mirada crítica sobre la Justicia y sus actores.

Como afirma Raggio, no existe la memoria, sino múltiples memorias que disputan el sentido que le otorgamos al pasado. Qué significados le otorgamos  a la última dictadura militar en Olavarría, cómo construimos  nuestros propios sentidos de verdad, memoria y justicia, y cómo nos repensamos como comunidad desde la última dictadura cívico militar, son preguntas que seguramente ensayarán otras respuestas a partir del juicio por Monte Pelloni./ AC-FACSO