Notas

Especial Monte Pelloni

Las escuelas secundarias presentes

A un mes del inicio del juicio, 520 estudiantes secundarios de entre 16 y 18 años participaron de las audiencias de la primera etapa. Acompañados por sus docentes y directivos, jóvenes de escuelas públicas y privadas de Olavarría pudieron hacer de la construcción de la memoria una experiencia educativa desde el presente.

Algunos vestían sus distintivos de egresados, otros se animaban a portar sobre su pecho la fotografía de un desaparecido. Lejos del murmullo constante del aula, durante las audiencias se los veía oír con atención, observar detalladamente cada movimiento y algunos, incluso, emocionarse hasta las lágrimas. Desde agosto del presente año, el ingreso de estudiantes secundarios a las salas se viene desarrollando en todo el país en diferentes causas por delitos de lesa humanidad. El proyecto se apoya en el programa nacional “La escuela va a los juicios”, creado por la  Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, e impulsado por el espacio Memoria y Derechos Humanos que funciona en la ex ESMA. En el juicio por la causa Monte Pelloni, la iniciativa fue promovida por el gremio docente SUTEBA. Como actividades previas, los chicos y chicas participaron de talleres informativos y de debate a cargo del Centro de Asistencia a Víctimas de Violaciones de Derechos Humanos Dr. Fernando Ulloa, además del trabajo realizado por cada grupo en su escuela. Los docentes, por su parte, contaron con capacitaciones sobre delitos de lesa humanidad, los sentidos de la justicia y la pedagogía de la memoria, brindadas por el espacio Memoria. A través de los testimonios de los detenidos y sus familiares, los estudiantes lograron conocer de una forma más directa y significativa los sucesos vinculados a la última dictadura cívico-militar en Olavarría.

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Aprendizajes, opiniones e impresiones de jóvenes que pasaron por el juicio:

“A mí me parece muy importante que los chicos de las escuelas pudiéramos estar. Porque una persona grande sabe más o menos lo que se vivió porque estaba en ese tiempo. Pero nosotros en esa época no estábamos y por más que a vos te lo cuenten… Me parece interesante que hayan llamado a gente joven a participar del juicio (…) En el juicio escuchabas lo que vos ya sabías, lo que vos leías: que había gente que había sido torturada. Pero el hecho de escucharlo de las personas que lo vivieron es impactante. Y ver a los acusados ahí que los miraban, que estaban ahí, y vos veías que las caras de ellos no se… no trasmitían nada. Y te decían que los habían atado con alambre de púa, que le habían disparado cerca de la oreja, cosas inhumanas. No podías creer que hubiera pasado” (Sol, 5° año, Escuela Nacional Adolfo Pérez Esquivel, ENAPE).

“Me parece muy importante venir al juicio, porque a la historia no sólo la queremos conocer en los libros sino que queremos presenciarla, ser parte de ella para escuchar los testimonios, que comentaban y en ellos ver cómo se vivieron esas experiencias” (Santiago, 6° año, Instituto Nuestra Señora de Fátima).

“De Monte Pelloni estuvimos hablando un poco en la escuela y lo que uno se va enterando a medida que te enseñan en tu casa. Para mí lo más importante es la forma en que lo cuentan ellos, cada uno tiene sus formas de contar las cosas y qué mejor forma de escucharlas que de parte de quienes sufrieron eso” (Martín, 5º año. Libertas).

“Antes del juicio la mayoría de las cosas ya las sabía: los circuitos, quienes estuvieron detenidos, también los represores. Vimos el tema tanto en Jóvenes y Memoria como en la escuela en Proyecto de Investigación e Historia, aparte sabía por curiosidad propia. Nos preparamos para ir, fuimos al taller organizado por SUTEBA. Lo que más me llamó la atención es la mecánica del juicio porque nunca habíamos presenciado uno y además cómo se declara detalladamente porque capaz vos le vas a preguntar y te evitan cosas, pero ahí tenían que contar todo, tenía otro significado” (Paula, 6° año, Instituto Nuestra Señora de Rosario).

“Es chocante la forma como cuentan el transcurso de su paso por Monte Pelloni, también por La Huerta de Tandil. El detalle, en cierto punto, enseña, pero por el otro pega, choca. Uno no se imagina las cosas que vivieron, vos lo podes imaginar pero es diferente estar escuchándolo por ellos acá” (Camilo, 5º año. Libertas).

“Fue la primera vez que vine a un juicio, no sabía que había fiscales, no sabía qué papel cumplían los acusados, ni los abogados defensores. No sabía nada de eso, estuvo bueno porque aprendí también cómo funcionaban y cuál era el rol de cada uno de los jueces. También fue impactante escuchar los testimonios y las torturas que fueron sufriendo. Al entrar y sentarme a escuchar sentí que la justicia tendría que haber llegado mucho antes. Por eso esta bueno valorar que se hace justicia después de tantos años. Aprendí un montón de Monte Pelloni y sobre las cosas que pasaban. Esta bueno que se los reconozca y que además se hagan trabajos en la escuela” (Melina, 5° año, ENAPE).

“El año pasado como habíamos estado trabajando en Jóvenes y Memoria sabíamos mucho de la “Poquito” (Araceli Gutiérrez, ex detenida) porque le hicimos un par de entrevistas. Por ahí lo que me impactó más fue la mecánica del juicio y el testimonio de Butera (ex detenido) que al ser del Servicio Penitenciario fue completamente distinto a lo que es un testimonio de un militante de la época. Me gusta que vayan las escuelas y que puedan interesarse” (Thiago, 6° año, Instituto Nuestra Señora de Rosario).

El juicio no sólo devuelve verdad y justicia sino también memoria para las futuras generaciones. En Olavarría se logra, por primera vez, inscribir los testimonios de los ex detenidos y testigos en el espacio de lo público. Y ello es lo que más valoran los estudiantes: comprender lo que pasó desde la voz de los protagonistas, sin libros ni intermediarios./AC-FACSO