Notas

Especial Monte Pelloni

“Me queda la esperanza de que haya justicia y tengamos una respuesta”

Stella Maris Follini de Buché es hermana de Graciela Follini y cuñada de Rubén Argentino Villeres. Ambos son detenidos desaparecidos por el Terrorismo de Estado.

Stella Follini trabajaba como locutora en LU 32 Radio Coronel Olavarría en el momento de la detención de Graciela, ocurrido el 16 de septiembre de 1977. Sin embargo, decidió ir un poco atrás en el tiempo para comenzar su testimonio. Contó que pasado el golpe de Estado del 76, Walter Grosse había sido enviado por autoridades militares e intervino la radio. “No aportó ninguna iniciativa sobre la emisora. Venía acompañado por ayudantes, soldados en forma permanente. Marinelli era una de ellos. Entraba con un perro a la sala de locución a intimidar, ejercían una suerte de presión sobre nosotros, para sembrar miedo”, describió Stella Follini. De sus días de interventor en la radio, Stella recordó que “se paseaba detrás del ventanal, intimidando. Era parco, no hablaba con nadie, y en la radio no aportó nunca nada”.

Follini relató una situación específica que vivió con Grosse. “Un día entró a la sala de locución, sin saludar. Se quedó un rato y se fue. A los 10 minutos me cita en la dirección y cuando voy me preguntó si era consciente de que le había faltado el respeto, porque no lo había saludado”. Stella le dijo que en la sociedad civil se acostumbra a que saluda el que llega, y que en ese caso él había llegado, no saludó y ella decidió no saludarlo pensando que su saludo lo molestaba. “Luego de unas palabras, de manera descortés, me dijo que no saludarlo era sublevarse contra la autoridad, que me podían aplicar la ley”. Al otro día, en la pared de la sala de locución había un memorándum con los sietes puntos de las características de consideración subversiva. Stella  no volvió a verlo ya que como interventor estuvo muy poco tiempo y luego ingresó el Teniente Coronel José Avalos.

Graciela Follini brindó su testimonio frente al tribunal. Foto: Prensa FACSO.

“Nos dimos cuenta que iba a ser una pelea muy larga”

Stella relató el último día que vio con vida a Graciela, su hermana. “Íbamos a ir al circo con mi sobrino Juan Pablo y mi hija". El 16 de septiembre de 1977, alrededor de las 17 hs, tocaron el timbre de su casa. Eran Pura Puente y Argentino Villeres, padres de Rubén Villeres, pareja de Graciela. Le contaron que el ejército se había llevado a Graciela y a Cacho. “Entraron de manera muy violenta, rompieron todo. Además de ellos, se llevaron cosas de la casa, cristalería y una cámara de fotos de Cacho, que estaba haciendo un curso de fotografía”.

Una de sus primeras búsquedas fue a través del teniente coronel Ávalos, quién era el nuevo director en la radio donde trabajaba. “Esperá un momentito”, le dijo Avalos, mientras fue a otra habitación y realizó una llamada. Al cabo de unos minutos regreso y le dijo: “Toma, anda al regimiento de Azul y entrega esto”. Era una carta que no abrió porque estaba sellada. En Azul, la recibe el 2º Jefe, del cual no recuerda el nombre. “¿Sabía que su hermana y cuñado eran activistas políticos?”, le preguntó. A lo que ella le respondió que tenían ideas políticas, como todos. “Bueno, procedimientos hubo, en Olavarría y en otros lugares. Los primeros días son por averiguación de antecedentes, quédese tranquila que si su hermana no hizo nada va a volver a su casa”, le dijo el 2º Jefe. “Sé que algo sabía de Cacho porque de él no me dijo nada”.

Cuando volvió a Olavarría, sus compañeros de Radio le decían que se quedara tranquila, que seguramente si hubo procedimientos iba a salir en los comunicados diarios. Una vez llamaron de Tandil para una conferencia de prensa. Fue Raúl Buzeki, un compañero. A Raúl le dieron una lista con un registro de personas de los detenidos de Olavarría. Figuraban 8 o 9 y al no ver a todos Raúl preguntó si era la lista completa. Le dijeron que sí, que era la lista completa. “Ahí nos dimos cuenta que iba a ser una pelea muy larga, porque ya no sabíamos dónde más buscar”.

La llamada de un tío que vivía en Las Flores la desconcertó un poco. Su tío le dijo que ni bien pueda lo llamara. “Estábamos seguros que los teléfonos estaban pinchados, para vigilarnos, así que ni bien pude lo llamé”. Cuando habló con su tío, éste le dijo que Alanis había visto a Graciela Follini en Las Flores, y que le había mandado saludos. Alanis era un policía que en ese entonces trabajaba en Las Flores. “Una vez Araceli Gutiérrez me contó que los primeros días estuvieron secuestradas en Las Flores, en la Brigada de cuatrerismo. Mi hermana le contó que había reconocido el timbre del colegio de enfrente y a un médico que las fue a atender porque estaban muy golpeadas. El policía Alanis la vio ahí seguramente”, expresó Stella. A partir de 1978 es cuando se pierden los rastros de ellos. Osvaldo "Cacho" Fernández le contó que había estado detenido en La Plata junto a Graciela y Cacho en la Unidad 9.

Walter Grosse tomó nota de las declaraciones de los testigos propuestos por su defensa y los de la querella. Foto: Prensa FACSO.

La búsqueda en hospicios, hospitales, y la desilusión de encontrarlos con vida

La incertidumbre y la angustia por el desconocimiento le hizo pensar que quizás podían estar en algún hospicio “Si perdieron la identidad, quizás hasta la razón por el maltrato sufrido, pueden que estén ahí”, pensó Stella y fue al Borda. El enfermero que la recibió le dijo que era un hospital de varones, aunque había un pabellón con siete mujeres identificadas como NN. Stella revisó y comparó registros y padrones, pero no encontró lo que buscaba. En el Hospital Moyano y en el Melchor Romero de La Plata, tampoco obtuvo datos. “A principios de los '80 el pastor Reyes me cuenta que en la farmacia AOMA se entera que a los desaparecidos se le inyectaba droga y luego los arrojaban al río”, contó Stella. “Ahí nos dimos cuenta que buscarlos en prisión, en hospicios, ya no tenía mucho sentido, ya no los íbamos a encontrar vivos”. Luego de 37 años  y con un Estado que ha dado pocas respuestas, Stella se refirió al juicio: “Tengo la esperanza de que el veredicto traiga luz y verdad, no éramos una familia muy grande, pero ya no van a estar Graciela, Cacho, mi madre, para presenciar, y eso me pone muy triste. Me queda la esperanza de que haya justicia y tengamos una respuesta”, concluyó./ AC-FACSO