Notas
Responsabilidad social

La sensibilización ante el abuso sexual infantil

La importancia del trabajo en conjunto de profesionales de diversas áreas a través del tratamiento y acompañamiento colectivo. La intervención judicial en defensa de la integridad física y psíquica de los niños, niñas y adolescentes.

 

El abuso sexual infantil (A.S.I.) es una grave falta a los derechos de los niños, niñas y adolescentes que perjudica su infancia y genera lesiones físicas, psíquicas y sociales. “Lo definimos como la invasión de la sexualidad adulta en la sexualidad del niño. Es una actividad que no es consentida por el niño por una cuestión de maduración”, explica Jorge Garaventa, psicólogo  e integrante de la “Red Nacional por la Visibilización del A.S.I”. El licenciado asegura que “lo que se busca fundamentalmente es la satisfacción de la sexualidad del adulto, del abusador, del perpetrador”. Esta problemática no se produce a partir de la existencia de una vulnerabilidad social sino que puede encontrarse en cualquier cultura, sociedad y estratos sociales donde se desarrolle la crianza del niño, niña o adolescente. “El abuso y maltrato sexual de los niños y niñas es un flagelo social con raíces culturales y psicológicas (…) y la responsabilidad ante esta problemática es siempre del adulto y la sociedad”, detalla Malena Manzato, Psicóloga Social e integrante del Equipo Técnico de la “Asociación Civil Pablo Besson”, quienes trabajan en la prevención y asistencia en violencia familiar.

Los distintos profesionales consultados indican que el A.S.I tiene eje en la seducción y el secreto. Mayoritariamente ocurren dentro de las relaciones intrafamiliares o en un ambiente cercano al familiar. El abusador, a través de estrategias de acercamiento y persuasión que se imponen sobre el niño, genera en este último una etapa de confusión y de culpa, ya que siente que fue quien ha causado esta situación. El secreto, la prohibición de contarlo y la vergüenza es lo que sostiene el abuso y la culpa durante años, y es la instancia donde, mediante presión y amenazas, el abusador convence al niño para que no hable de lo que está sucediendo. Este proceso, además, está acompañado de otra técnica  que se denomina “encantamiento”, donde el niño, niña o adolescente ingresa en una situación de vulnerabilidad, no logrando dimensionar de manera consciente lo que está ocurriendo y produciendo una devastación de la psiquis, de muy difícil recuperación. El acompañamiento colectivo y los tratamientos por parte de los especialistas de diversas áreas se vuelven factores de suma importancia, a la par de respetar y validar lo que el niño exprese. La palabra no debe ser manejada como un secreto sino como una denuncia, ya que esa relación que existía entre el abusador y el niño se quiebra a través de contar la experiencia traumática.

La labor de los agentes sociales

Los psicólogos, que cumplen un rol importante dentro del acompañamiento y tratamiento en los casos de abusos sexuales en niños, niñas, adolescentes o mujeres adultas, son parte de una red interdisciplinar que involucra diversas áreas. Aunque no siempre se respeta el procedimiento, es el hospital en primera instancia, y más específicamente los médicos de guardia, quienes atienden a las personas que sufrieron algún tipo de abuso. Éstos son quienes suministran la medicación correspondiente y realizan una revisación física haya habido o no, por ejemplo, un caso de violación con penetración. Por último, se emplea el uso de retrovirales para evitar enfermedades de transmisión sexual y la pastilla del día después para prevenir embarazos no deseados.

Una vez efectuado el tratamiento, la persona que padeció el abuso puede presentar la denuncia acompañada de la fuerza pública o familiares. “La denuncia de un ataque sexual es algo que solamente puede hacer una víctima y es un delito de instancia privada, solo si es adulta. Si es menor, lo hace la madre, padre o pariente que esté encargado”, explica María Blanco, licenciada en psicología y coordinadora del Programa de Asistencia de Víctimas de Delitos Sexuales, dependiente de la Dirección General de la Mujer de la ciudad de Buenos Aires. Los profesionales consultados aconsejan que se debe concurrir a una fiscalía o dependencias zonales de los complejos de la niñez y adolescencia como primer paso para iniciar lo denuncia; y de no ser posible, se indica que la Comisaría de la Mujer y la Familia cumple un papel importante al igual que una comisaria común, pero esta última suele tener mayores dificultades para recibirlas, debido a que difícilmente se presenten pruebas concretas en una primera instancia. Cuando la denuncia es radicada en alguna de las dependencias mencionadas, la justicia actúa a través de protocolos que están regulados bajo normativas nacionales e internacionales, estableciendo un perímetro restrictivo que corta de manera inmediata la relación entre el niño abusado y su supuesto abusador, hasta comprobar la existencia o no de este hecho.

as1

Jorge Garaventa destacó la importancia de que niños, niñas y adolescentes víctimas de abuso sean escuchados y contenidos./ Foto: Agencia Comunica

Rubén López es abogado y plantea que quienes decidan hacer la denuncia no solo se queden en esa instancia sino que se presenten en la fiscalía bajo la figura de “particular damnificado”. “Es una figura en la que puede ser el denunciante o el familiar si es menor, que lo ubica a la par del fiscal y le permite aportar todo tipo de pruebas e incursionar en el proceso penal”, puntualizó. Asimismo, el jurista profundizó su testimonio aclarando que las victimas abusadas o violadas pueden tener un resarcimiento económico en la parte civil por haber sido víctimas de un delito, debido a que no muchas veces este tipo de información se les es suministrada. Independientemente, en la misma parte penal se pueden presentar con otra figura que se denomina “actor civil” para pedir la reparación económica de la misma causa penal.

Los psicólogos consultados abordan el A.S.I a través de terapias familiares e individuales que comprenden psicoanálisis, horas de juego y entrevistas para el tratamiento. “Cada área trabaja con una dinámica diferente pero es fundamental que el niño este en un proceso terapéutico adecuado, que además es largo porque el daño es bastante difícil de revertir”, especifica Garaventa. La concientización y sensibilización ante el abuso sexual infantil debe ser tomado como política de Estado en conjunto con el aumento de la participación ciudadana para promover la integridad física, sexual, psíquica y moral de niños, niñas y adolescentes. Romper el silencio ante el abuso y el acompañamiento colectivo desde las diversas áreas e instituciones deberán ser insignias de lucha para lograr una sociedad que cuide y respete los derechos. /AC-FACSO