Notas
Arte y niñez

Las ventajas del teatro en el desarrollo infantil

La importancia de la formación teatral para el desenvolvimiento infantil y su preparación para la vida cotidiana. Los cambios en las habilidades cognitivas, expresivas y artísticas mediante el juego.

Las luces se apagan y sólo el escenario queda iluminado. Una niña se para frente al público y presenta la obra que, junto a sus compañeros, armaron minutos atrás: “Hola, señoras y señores. Hoy le presentamos ‘El Hombre Perro’…”. Suenan los aplausos y el juego comienza. El teatro se exhibe como un arte que fomenta la capacidad para pensar, razonar, tener una mirada crítica, resolver problemas y tomar iniciativas. En cualquiera de sus clases se aprenden una serie de valores y destrezas que sirven tanto para la vida cotidiana como para otras esferas, como el mundo escolar o laboral.

El juego es una de las bases de la actividad infantil y de gran parte de la actividad humana, así lo manifiestan diferentes profesores de teatro de Olavarría. Las escuelas de teatro, a través de juegos y actividades en grupo o individuales, ayudan a los niños y niñas a desarrollar la expresión verbal y corporal, estimular la imaginación y la creatividad, romper con la timidez y potenciar el desarrollo social. Alejandro Potenza es profesor de Tésera Teatro y realiza talleres para niños, adolescentes y adultos. Su intención es incentivar al niño y niña a entender que lo creativo es el compromiso emocional, ya que a través de éste realizará un juego que dará como resultado una interpretación concreta. “Hay que interpretar al juego como esa libertad expresiva donde uno no está demarcado por nada”, aclara. Por lo tanto, la importancia del niño y/o adolescente que estudia teatro radicará en ver desde otro lugar la proyección del adulto en la vida diaria, ya que si pueden entender y expresar ese compromiso emocional en el escenario a través del juego podrán trasladarlo a cualquier ámbito de su vida, ya sea en el escenario o en cualquier actividad. “Ayuda a resolver problemas, desarrollar la imaginación y la creatividad debido a que enseña a estar en un juego permanente. Y cuando queda el juego en una persona, todo cambia. Cambia la sensibilidad de una persona y obtiene una interpretación de la vida más relajada, lejos de toda locura” afirma Potenza.

“A mí me gusta venir al teatro porque me divierto. Me despeja de la escuela, de las tareas de la casa y porque me gusta todo lo que sea actuar y cantar” aclara Pilar, de 11 años, estudiante de teatro. “Asiste por un tema de recreación que tiene que tener por encima de la escuela, ya que necesita distraerse y además le gusta”, expresa Romina, madre de Pilar. Niñas y niños recrean diferentes actividades y juegos a la hora de participar en los talleres, estimulando la imaginación y la creatividad. “Podemos caminar y hablar de diferentes formas y hacemos muchos personajes” destaca Emilio, de 9 años.

A diferencia de la formación académica en las escuelas, el teatro infantil busca que el niño logre expresarse a través de diferentes actividades, conectando a lo lúdico con lo material y a las personas con su entorno. “Es una herramienta muy importante en el desarrollo humano. Hay que identificar qué sintieron, qué les pasa, y en lo emocional ninguna escuela educa para eso” aclara Florencia Domínguez, profesora de la Escuela Municipal de Teatro, quien además asegura que el teatro es el arte más completo que existe debido a que involucra el canto, la danza, la estética e incluso la plástica a la hora de armar la escenografía. “En principio si un chico es tímido, te da herramientas para comunicarte desde otro lugar, desde otros códigos que pueden ser lo gestual, la postura o la mirada” profundiza. A través de estas herramientas, la persona podrá enfrentarse a situaciones inesperadas y complejas de forma más efectiva y creativa.

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“El juego tiene la posibilidad de amplificarse con el trascurrir del tiempo, es muy difícil volver a jugar pero es más difícil dejar de jugar” sostiene Potenza./ Foto: Gentileza Alejandro Potenza

Además de las cualidades anteriormente mencionadas, el teatro desarrolla en los niños y niñas otros rasgos como la empatía, la confianza y el trabajo en grupo. Aquellos que más disfrutan creando personajes e historias posiblemente quieran seguir actuando más adelante y formarse de manera profesional. Pero también ayuda a tratar con enfermedades, alteraciones o discapacidades. “Vienen chicos con, por ejemplo, TGD que son trastornos en la conducta y del aprendizaje. Y el teatro logra aportar a que eso se equilibre, a una posibilidad de liberación que a lo mejor en otros espacios, donde son más convencionales, es mucho más difícil sostener porque tienen que estar quietos, callados u ordenados”, afirma Domínguez. Bajo estas prácticas, se le permite al alumno reconocer, explorar y trasformar su conducta como así también fortalecer el autoestima y la confianza en sí mismo. “El teatro no sana, pero nos ayuda a orientarnos y ayuda a eliminar prejuicios”, concluye Potenza.

La terapia teatral

Los psicólogos, en ocasiones particulares, también recomiendan a la práctica teatral como una actividad a realizar para ayuda terapéutica. “Se pretende que un niño pueda soltarse en esos espacios ya que generalmente las técnicas que se utilizan dentro del teatro tienden a que pueda contactarse con sus propias cuestiones y pueda sacarlas afuera” señala Lucrecia Aramburu, psicóloga especializada en niñez. Sin embargo, aclara que “las técnicas que se usan en teatro pueden ayudar o desequilibrar emocionalmente, depende de la estabilidad de la persona que ingresa a ese espacio”. De esta forma, lo terapéutico en el teatro existe cuando hay una posibilidad de contención, evitando que el alumno se retire angustiado.

Los recursos teatrales dirigidos más específicamente a la terapia tienen como objetivo la relajación e introspección, es decir, conocerse a sí mismo por medio de diversos juegos teatrales. “Uno se puede expresar a través de la timidez y tal vez es una particularidad del niño que marca su vida y que desde ahí salga su propio talento como persona” destaca Aramburu. Que una niña o niño sea tímido no significa que tenga que cambiar, puede que simplemente viva y disfrute las cosas a su manera. “La vida es un teatro y un niño que juega es un chico sano” sintetiza. El teatro brinda la posibilidad de adaptarse al mundo de otra manera, de auto-conocerse y desplegar un potencial latente. Es por eso que su práctica, en especial durante la niñez, es de suma importancia para el desarrollo integral de las personas como creadoras de distintos valores, fomentando la comunicación, los vínculos y las habilidades expresivas y cognitivas en su formación./ AC-FACSO