Notas
Diversidad social

Olavarría, desde la mirada de una afrodescendiente

Olga Díaz es médica y hace 13 años que emigró desde Colombia. En base a su experiencia, otorga algunas observaciones y detalla vivencias que reflejan particularidades propias de cada sociedad.

 

Los afrodescendientes constituyen un sector social importante en la construcción de la identidad latinoamericana al tener una participación activa en diferentes esferas culturales y sociales. La población afrodescendiente en Argentina, según el último censo de 2010, es de 149.493 personas (un 1.6% en relación al total de personas que habitan el país). La metodología respecto al registro, dio cuenta de un anexo complementario en el que se focalizaba, a través de una pregunta, si algún integrante del hogar pertenecía a la comunidad afrodescendiente. La información obtenida de los datos genera controversia ya que las comunidades afrodescendientes aluden a que la cifra es aún mayor, además de que las preguntas eran realizadas de manera aleatoria. En Olavarría no se presentan datos concretos de la cantidad de personas afrodescendientes en la actualidad.

Olga Yolanda Díaz tiene 45 años, es médica profesional y especializada en Endocrinología Ginecológica y Reproductiva. Oriunda de la ciudad de Bucaramanga (Colombia), donde la población de afrodescendientes es minoría, emigró a Olavarría en 2002 donde formó una familia. La transición entre Colombia y Argentina le advirtió rápidamente las implicaciones que esto conllevaría. Mientras tenía dificultades para validar su título de médica profesional, consiguió un trabajo temporal en otra área laboral. “El primer día de trabajo lloré. Si bien tenía trabajo había cambiado radicalmente mi situación. Era como que perdí el esfuerzo que hice durante mi vida para lograr un objetivo”, describe. Fueron seis años en total los que le llevaron a Olga convalidar su título académico obtenido en la Universidad Industrial de Santander (Colombia). Luego de ello, ingresó al ámbito médico profesional en el Hospital Héctor M. Cura, donde se desempeña en la subdirección administrativa. afro1En relación a su historia de vida y su trayectoria laboral, Díaz observa algunos paralelismos y da algunas impresiones acerca de cuestiones que le han tocado vivir. “Argentina más que racista es clasista (...) Acá se mezclan varias cosas, no sé si es por afrodescendiente o por ser de otra nacionalidad, en algunos aspectos alguna diferencia o una demostración más tenés que hacer, como que está en duda lo que haces o sabes (...) A pesar de haber pasado distintas pruebas siempre faltan 5 para el peso”, señala. A pesar de ello, afirma que no ha sentido casos de discriminación concreta en las áreas donde se desempeñó, pero sí observa, desde lo social, concepciones que enmarcan a los profesionales en diversos estratos laborales. “La medicina de por sí, en el imaginario social, genera un status, acá, en Colombia, donde sea. Yo no le daba mucha importancia hasta que las perdí. Cuando vine no era nada hasta que convalide el título”, detalla.

Luego de cinco años ejerciendo la medicina en Olavarría, Olga advierte que el contexto laboral en el que se desempeña presenta algunas particularidades. “Allá hay muchas mujeres en cargos jerárquicos y acá veo mucha subordinación de las mujeres con los varones. Por ahí está el jefe de servicios y está rodeado de mujeres que no opinan. Usualmente veo mujeres que tienen una formación técnica igual o mejor y se subordinan. Eso es algo que me llama la atención”, reconoce.

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Otorgándole aún más valor a su condición de médica profesional, Díaz reconoce que dicha práctica le sirvió, además, para fortalecer su personalidad y aprender a lidiar con distintas situaciones. “Cuando estudiaba medicina por ahí ni loca iba a plantear algo públicamente. Ahora no tengo ningún problema de hacerlo pero no es porque siempre fui así sino porque me fui haciendo con los desempeños profesionales que tuve”, agrega. De esta manera, la superación de diversos obstáculos y el comprender distintas realidades le valió a Díaz la construcción de una forma de ser que posibilitó su participación activa en áreas laborales para así comenzar a eliminar prejuicios propios de cada contexto. Si bien Olga no percibe actos de discriminación y ha logrado realizar proyectos personales, la minoría étnica que representa aún no ha logrado concretar una visibilidad plena para determinar si hemos superado la exclusión que dominó nuestra escena social desde los comienzos del Siglo XIX. /AC-FACSO