Notas

El testimonio de los que eligieron Olavarría para emigrar

“El que se queda en Venezuela es para subsistir, no para vivir”

Más de 100 venezolanos viven hoy en Olavarría. Cómo llegaron, qué hacen, qué extrañan y qué dolores trajeron consigo. En esta nota el testimonio de los que eligieron Olavarría para vivir mejor.

Emigrar es algo cada vez más común en el mundo. Las motivaciones son varias: por elección, para cumplir sueños, conocer culturas y otras formas de vida. Pero emigrar y abandonar el país y la vida entera por obligación, porque el contexto así lo exige y las necesidades lo imploran, es muy diferente. Tener que empezar de cero es algo que los venezolanos conocen muy bien. Y no solo eso, sino que en muchos casos ese “empezar de cero” significa que no hay una fecha de regreso.

Con necesidades y expectativas, miles de venezolanos eligen Argentina como un país de “rescate”, de apoyo, de ayuda para encontrar una mejor calidad de vida y escapar, tristemente, de la realidad tan dolorosa y trágica que hoy atraviesa Venezuela. Sin ir más lejos, en Olavarría hay más de 100 venezolanos radicados y cada uno de ellos tiene una gran historia que contar.

foto marquesina venezolanos

Distintas fueron las razones que los llevaron a tomar la decisión de irse de Venezuela, pero todos coinciden en que la situación ya era insostenible. “Sabía que en otro lugar iba a estar mejor que en Venezuela”, confiesa Lizbeth, que llegó con su hija Sarah de 18 años a Buenos Aires hace 7 meses y en unos días se cumple un mes de su llegada a Olavarría. Se fueron de Venezuela por la necesidad de darle estudios universitarios de calidad a su hija, algo que era imposible viviendo allá. Por otro lado Yetsenia, quien llegó en marzo de 2018 directamente a Olavarría porque en su país no le alcanzaba para cubrir los gastos básicos, incluso teniendo dos sueldos. “Pasé más de un año sin ver a mis dos hijos, porque los tuve que dejar con mi mamá hasta que pudiera instalarme acá”, cuenta Yetsenia. Algo distinto fue el caso de Yonny, que llegó a Olavarría en diciembre de 2016 ya con un trabajo estable.

Realidad venezolana

La definen como una sensación de incertidumbre, de temor, de no saber qué es lo que va a pasar. “La gente me pregunta si es verdad lo que ven por la televisión y yo les digo que no, es peor aún”, relata Jonny. Por otro lado Yetsenia cuenta que se ha perdido la libertad para vivir tranquilos, que ya no hay calidad de vida y también que la clase media desapareció, “es una lucha constante que vives todos los días y que te agota, sientes que si te descuidas un instante al día siguiente no tendrás ni qué comer”, ratifica.

Escuchar en primera persona que deben escoger entre tener champú, papel higiénico o carne porque no alcanza para comprar todo o en ocasiones para comprar ninguno es mucho más impactante que verlo por la televisión. Y ni hablar de las colas diarias que se hacen para poder conseguir alimentos. Jonny cuenta que su tía falleció porque no pudieron conseguir un medicamento para sus ataques epilépticos, unas pastillas que debían estar en cualquier farmacia pero no era así porque el gobierno no las quiso negociar con ningún país. “Eso le costó la vida a mi tía y a muchas personas más”, agrega y “es como una película, pero súper real”.

También hablan de la inseguridad constante que vivían. Lizbeth lo siente por su hija ya que “ella nunca pudo salir sola allá, por temor”. Además agrega que “si te subes a un colectivo corres el riesgo de que te atraquen con pistola y que te quiten los bolsos, celulares. Lo mismo si vas caminando por la calle o manejando”, y que ese miedo es muy difícil de quitarlo, su hija aún lo padece e incluso aquí en Argentina sigue teniendo temor a salir sola.

“El que se queda en Venezuela es para subsistir, no para vivir”, afirma Lisbeth y cuenta que a su mamá se le subió la presión hace poco y en el hospital principal no tenían ni siquiera con que tomarle la presión. “En los hospitales no hay nada, ni algodón, ni alcohol. Solo el capital humano”, agrega.

Reconstruyendo en Argentina

Hablamos de empezar de cero, sanar y rehacer. Estas personas son sólo algunas de las tantas que eligieron Argentina para tener una mejor vida y confiesan estar muy agradecidos con como los trata nuestro país.

Lizbeth tuvo que atravesar situaciones dolorosas desde que llegó a Buenos Aires, incluso pensó en regresar a Venezuela porque después de 7 meses y con un solo trabajo de 15 días ya no tenía más dinero, ni cómo cubrir los gastos básicos. “La señora me sube el alquiler y no me alcanzaba con los dulces que vendíamos en el tren, la casa estaba llena de humedad, las paredes con hongos, el techo goteaba, las dos estábamos enfermas, no podíamos ni respirar y se me pierde el teléfono también, no podía comunicarme con Venezuela, y nadie podía contactarme por un trabajo”, relata Lizbeth entre lágrimas. Por suerte una amiga de Quilmes la ayudó y en menos de dos semanas estaba en Olavarría, con una familia que ellas no conocían pero que sin embargo se ofreció a darles una vivienda para que pudieran recomponerse. “Ahora nos sentimos felices, y tengo trabajo. Fue una bendición que Dios nos dio”, confiesa Lizbeth con brillo en sus ojos.

En cuanto a Yetsenia, cuenta que desde el momento que llegó a Argentina la recibieron bien, le prestaron ayuda y en cuestión de un mes ya tenía un trabajo. “Acá vivo bien, siento que puedo cubrir las necesidades de vivienda, alimentación, entre otras muchas cosas que con dos trabajos en Venezuela no podía hacer”, cuenta Yetsenia. Y además agrega que “mientras tenga trabajo siento que podremos vivir acá. Si bien Jonny afrontó otra realidad porque ya vino de Venezuela con un trabajo en Argentina relata que aún no ha podido enviarle dinero a su familia de allá, que es su gran objetivo.

Ayuda, empatía, compañerismo e inclusión fue lo que recibieron en Argentina. Los tres coinciden en que nunca se han sentido discriminados por ser de Venezuela, sino todo lo contrario, la mayoría de la gente les pregunta por la situación de su país y les desean suerte, aunque por supuesto que siempre hay excepciones.

¿Argentina igual que Venezuela?

“Nos choca bastante cuando dicen eso porque no tienen ni idea. Es un tema que implica sentimientos”, responde Lizbeth. “En Venezuela las subidas del dólar eran de 1000 a 2500 en una hora y obviamente el aumento de los precios de los alimentos era inmediato, hasta llegó el momento en el que no vendían más bolívares, todo en dólares”, reafirma. Respecto al agua, Lizbeth cuenta que “allá vivíamos acostumbradas a que tuviéramos un horario en que nos dieran el agua, únicamente tres veces al día”.

Yetsenia también sostiene que la situación de Argentina es completamente diferente a lo que se vive en Venezuela y cuenta que “el solo hecho de ir a un supermercado o una panadería y escoger lo que quieres o no comprar ya es diferencia, el tener acceso a servicios básicos, a servicios de salud, entre otras cosas. Poder salir a comer un helado con tus hijos o ir al cine”.

Por el contrario, Jonny no lo ve tan lejano, si bien confiesa que “cuando comparaban a Venezuela con Argentina me parecía que era inaudito porque en Argentina las personas pueden trabajar, comprarse cosas, alquilar, viajar, y en Venezuela no hay posibilidades”, sin embargo, después del resultado de las elecciones su visión cambió un poco. Él sostiene que el gobierno de Fernández, principalmente el de Cristina es “el mismo gobierno venezolano” y además agrega que “la gente al principio no lo ve porque todo es abundancia pero después viene el quiebre y Venezuela duró 20 años para que pueda ver ese quiebre”. Sus palabras fueron “me da miedo que Argentina pueda llegar a ser una posible Venezuela”.

A pesar de estar viviendo muy bien en Argentina, los tres tienen el anhelo de algún día poder volver a su país, aunque según Yetsenia “no bajo estas condiciones”. No es fácil emigrar y más dejando una vida atrás, seres queridos atrás, hay que aferrarse a algo para seguir. “Tengo la fe y la esperanza de que Venezuela va a cambiar, esta gente (gobierno) en algún momento va a salir, van a caer, y yo personalmente, tengo la convicción de que Venezuela se va a recuperar”, afirma Lizbeth con mucha seguridad. Sabemos que lo que no le falta al pueblo venezolano es fuerza, ellos sí que entienden lo que significa empezar de cero.