Notas

Escuela secundaria como modo de vida 

CEPT N° 8 de Espigas, una forma distinta de aprender 

El Centro Educativo para la Producción Total N° 8 de Espigas es una escuela secundaria agropecuaria de alternancia. Se encuentra dentro del partido de Olavarría pero recibe estudiantes del campo, desde todas las zonas aledañas.

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Luciana Pedernera - Agencia Comunica

El viaje a Espigas son 80 kilómetros. Casi una hora es lo que separa a este pueblo del centro de la ciudad de Olavarría. Día de sol y mucho calor, 64 kilómetros de ruta, al pasar el conocido puente de Blanca Grande tenes que doblar a tu derecha y te esperan 16 kilómetros de camino de tierra. Es un frondoso recorrido lleno de verde, un entoscado cuidado por el cual el auto va dejando huellas con grandes nubes de polvo. Las vías del ferrocarril abandonado acompañan en todo el recorrido. Aquí hay 107 años de historia, historia que el pueblo no ha olvidado.

El Centro Educativo para la Producción Total Nº 8 llegó a Espigas en 1992. La comunidad necesitaba una escuela secundaria para sus hijos y es por eso que los vecinos, junto a la directora de la escuela primaria Nº 30, Rosana Poncetta, se organizan en búsqueda de esta posibilidad. En este contexto se les ofrece un sistema educativo de alternancia que implicaba que lo alumnos permanecieran una semana en la escuela y dos semanas en su hogar, algo nuevo y distinto, para ese entonces había siete escuelas con este modelo en la provincia. Al CEPT Nº 8 lo esperaba con los brazos abiertos un pueblo tranquilo que tenía la esperanza de revivir cada rincón de esta localidad, que tuvo su auge con la llegada del ferrocarril pero que para la década del 90 sentía apagarse.

La primera imagen a la vista, en un edificio que hoy está cerca de la entrada al pueblo, es un letrero enorme que contiene las siglas CEPT pero ¿qué significa? CEPT. Significa Centro Educativo para la Producción Total. Para quienes pertenecen a él, es vida, experiencia, aprendizajes y educación. Es recorrer distintos caminos de la mano de las familias con un enorme grupo de docentes y auxiliares. Es un camino con amigos donde hay acción, movimiento y vida, donde cada desafío que se presenta es diferente.

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Cumplir con el Cept Nº 8 consta de cumplir una semana dentro de la institución, compartiendo con docentes y compañeros una convivencia, se vuelve una gran familia, para ellos la semana de permanencia. Dos habitaciones repletas de camas esperan para ser vestidas cada semana. Una semana vas a encontrar a 1º y 2º año, luego 3º y 4º año y finalmente a 5º, 6º y 7º año. Mientras en una semana la escuela es habitada por dos cursos, el resto permanece en su hogar por 15 días con tareas escolares y agropecuarias, en estos días también reciben la visita de los profesores en sus casas. Son dos semanas las que se encuentran lejos de la institución ya que la rotación de cursos así lo requiere.

Agustina: “Era un proyecto de vida y de familia”

Agustina Esquiros es docente jubilada del Cept y también fue su directora. Con una sonrisa y carisma propio de su personalidad habla del nacimiento de la institución, porque ella fue una de las personas que en 1992 vio levantar la escuela, acompañó y fue parte del proceso. Agustina estaba cuando la comunidad decidió alquilar una casa antigua que había en el pueblo, frente al club, porque ese sería el edificio de la escuela. Esta es la misma comunidad que salió en busca de una matrícula de alumnos por los alrededores y los primeros que se animaron fueron 18 chicos de San Bernardo, el Peludo, Blanca Grande y Espigas.

“La primera vez todas las familias trajeron sus platos, ollas y repasadores. Una familia bajo con una heladera y otra con un armario. Las camas las prestó el ejército de Olavarría, una vecina prestó una mesa, otro vecino trajo una garrafa y otro aportó una salamandra porque no teníamos otra forma de calefaccionarnos”, recuerda Agustina Esquiros. Muy emocionada agrega que “entre un grupo de docentes postulantes, familias y vecinos pintaron cada pared que habitaron los alumnos y así en aproximadamente cinco meses nace el CEPT Nº 8 de Espigas, que tenía alumnos pero aún no tenía docentes”.

Los docentes después de tanto trabajo debieron postularse y después viajar a concursar al CEPT Nº 1 de Gral. Belgrano. Agustina era una de las postulantes y recuerda que “estuvimos tres días en ese concurso hubo coloquios, reuniones, muchas entrevistas de forma personalizada, nosotros con Pablo (su compañero) fuimos con nuestros dos hijos porque no teníamos con quien dejarlos”. Después de tres intensos días, el último les avisaron que los habían seleccionado. Para Agustina y Pablo, la propuesta era quedar los dos porque ellos desde Olavarría se mudarian a Espigas con sus hijos.

cept4Primera reunión entre docentes y padres de alumnos en 1992


La profesora, hoy referente del desarrollo local, comenta que “la propuesta era que los docentes se quedaran, porque en el pueblo había muy poquitos habitantes entonces era una familia más”. Hablando desde su experiencia viene a su mente que “cuando nos vinimos a instalar, nos vinimos con los dos nenes. Nos trajo un miembro del Consejo, no teníamos donde vivir así que el mismo Consejo de administración nos presta la casita de atrás de la iglesia a donde nos metimos los cuatro. Como no cobramos el sueldo la familia nos traía leche carne, nuestros familiares nos ayudaron y recién al sexto mes logramos cobrar. Dos de nuestros compañeros iniciales se fueron, era imposible aunque ellos tambien se habian instalado aca”.

Las dificultades fueron muchas, pero ni el pueblo, ni los docentes que pudieron aguantar aflojaron, mucho menos los padres que tenian la ilusion de ver a sus hijos terminar la secundaria cerquita de sus casas. La comunidad albergó y cobijó y como dice Agustina “además de ser un proyecto interesante, era un proyecto de vida. Era nuestro proyecto de familia, comenzar otra vez en el lugar”. Hoy para Agustina, quien ya se fue de la institución tras haberse jubilado, todo lo ve desde afuera y distinto: “no deja de ser tuyo, cuando pasa algo triste te pones triste y cuando pasan cosas lindas te llenan el alma, lo ves como si fuera un hijo”.

Marina: “las visitas eran un gran paseo, una aventura”

Marina Andrea Schwerdt camina todos los días una cuadra de calle tierra para llegar a la escuela. Ella es su actual directora. Desde el patio del Cept se puede ver alguna ventana de su hogar. Su piel blanca ilumina su sombra, su pañuelo rosa es característico, coqueta, dulce y “parlanchina”, siempre muy prolija.

Corría el mes de agosto de 1992 y Agustina y Pablo, después de tanta charla, la motivaron para que se presentará el mes de marzo en un concurso para el área de Comunicación. Así dió sus primeros pasos en el Cept. Marina había participado desde afuera de la creación del Cept ya que trabajaba en la escuela primaria de Espigas y su directora participaba directamente y con gran entusiasmo.

Ella creció junto con sus alumnos y el programa. En este contexto expresa que “esta experiencia tiene incluida en el proceso de enseñanza-aprendizaje a las familias y a la comunidad. ¡Fue maravilloso, aprendí tanto!”. Orgullosa de su trabajo, la directora, manifiesta que “siempre estuve enamorada de la educación rural, de la simplicidad de la gente, fue una experiencia única. Tuve que estudiar mucho porque mi título es de maestra y me enfrente a un nivel secundario, mi formación fue permanente”.

cept3Primer grupo de estudiantes junto a docentes y auxiliares 


Schwerdt tenía 23 años cuando empezó a quedarse en la escuela y dormir fuera de casa, a razón de esto expresó que “nunca me disgusto ni me peso dormir fuera de mi casa. Al contrario, pensaba en la gran responsabilidad que tenemos los docentes al dormir con niños que no son nuestros. Y qué gran satisfacción, que las familias nos confíen una semana entera a sus hijos”. Mamá de dos hijos a los que muchas noches tuvo que dejar al cuidado de una niñera dice “si extrañaba a mis hijos cada noche que me tocaba dormir, pero un buen abrazo cuando me Iba y una excentricidad de niñera, cubrían mi vacío. Sin las niñeras (madre del corazón) que trabajaron en mi casa y se transformaron en mis amigas, no hubiese podido trabajar y cumplir con las demandas del cept”.

El centro educativo para la producción total es un espacio que trabaja en clave de desarrollo local, para Marina esto significa que “cómo lo dice el nombre somos un "centro"; vamos más allá de la escuela. La escuela es una estrategia pedagógica para poder llegar a las familias y a las comunidades rurales. Cuando decimos "producción total" , vamos más allá de lo agropecuario, vamos a todas aquellas producciones que realiza la familia en su medio, ya sea conservas, costura, manualidades”. Es aquí donde nacen las visitas, con ellas se puede apreciar y fomentar el desarrollo local.

La visita es una herramienta pedagógica que se construyó con mucho esfuerzo, la visita incluye la llegada a cada familia en el periodo que su hijo no está dentro de la institución. La actual directora expresa que “a través de las visitas, se visualizan las necesidades familiares y/o comunitarias, y junto al consejo de administración se planifican acciones referidas al desarrollo de distintos lugares, pueden ser capacitaciones, charlas, actividades productivas o presentación de los alumnos de Proyectos Productivos, donde los integrantes de las comunidades visualizan las posibilidades de elegir una actividad para incrementar sus ingresos”.

 

cept1Visita al hogar de la familia Fierro (1992)

Para Agustina y Marina las primeras visitas fueron inolvidables. Agustina habla de que “teníamos una camioneta para hacer visitas y el auto viejo de Enrique (profesor y vecino del Cept), las visitas se hacían en cadena así que salíamos a la mañana y volvíamos cerca de las nueve de la noche. Comíamos, desayunabamos, almorzabamos merendábamos y llegabamos a cenar a la casa de las familias”. Marina por su parte dice que “las visitas eran un gran paseo, una aventura. Siempre nos atendían y nos atienden de la mejor manera. Las tranqueras, eran lo peor. No había teléfono para avisar ni tranqueras con candado. Sabíamos que cualquier día, la familia estaba en su casa”.

Una vez al año, la familia para festejar, celebrar la educación y el encuentro, una vez al año se realiza el Fogón Familiar, símbolo de tradición. Este evento inició como un espacio de muestra de trabajos realizados por los alumnos, en distintas áreas. En ese momento se iniciaban los trabajos interareales. Marina junto con Andrea Rivas, quien era profesora de Arte en ese momento, inicialmente fue en octubre para festejar el día de la familia y fomentar el encuentro de las familias rurales, se disfrutaba de comida a la canasta y no había baile. Finalmente el clima hizo que la fiesta de la escuela se realizará en noviembre y desde ese momento quedó en el mes de noviembre, sumandole el día de la tradición y la posibilidad de recordar a José Hernández.

“El cept hoy”

Para la actual directora que participó desde los cimientos de la institución, el Cept ha crecido mucho. Este año llegó a tener 106 inscriptos, 98 de ellos permanecieron, es importante tener en cuenta que en el campo hay mucho trabajador golondrina. Con un equipo de 19 profesores y una conducción desde la dirección, secretaría y el CAP que es el Coordinador de Alternancia y Producción (nexo entre las familias y la comunidad) el Cept abre hoy sus puertas todos los días. Frente a él, al levantar la vista, tus ojos observan el predio de los entornos, que es la identidad rural de los alumnos: allí se producen pollos, gallinas, cerdos, vacas, hay huerta y un invernáculo.

Para la comunidad cepetiana cada año es un logro, estos últimos han sido tan especiales como el resto. Han podido establecer objetivos y cumplirlos, el Cept es mucho más que una escuela, es una comunidad. Esto le ha permitido que del programa de desarrollo local que elaboran en conjunto con el consejo de administración puedan vender pollos bebes y cerdas de alta calidad genética. Con el sistema de visitas y un plan de estudios adaptado, pudieron llevar a cabo un proyecto de titulación ya que había muchos chicos que egresaban en sexto año pero que no titulaban. Además, entre otras cosas, recibieron una valija con elementos de laboratorio por el programa “Los Suelos de mi País” y realizaron un estudio de suelos que terminó en un informe que expusieron en Azul.

Volvieron a trabajar con las escuelas de base de sus alumnos, las tesis (trabajos de investigación que se realizan en cuarto año) y proyectos productivos (proyectos de producción familiar que se realizan en sexto año) comenzaron a exponerse en estas escuelas promoviendolas como punto de encuentro y de conocimiento de este sistema educacional.

cept7Reencuentro de docentes y auxiliares 


El Centro Educativo para la Producción total tiene un 7mo año de tecnicatura que le da continuidad a el Bachiller en Educación Agraria. Marina expresa que “es un valor agregado al proyecto productivo de 6to, un técnico puede llegar a ser administrador en un campo, puede tener personas a cargo, es un plus”. En este contexto compartió su experiencia con Catriel Boyero, en la actualidad único estudiante de la tecnicatura que participó con su Proyecto Productivo en las Olimpiadas Agropecuarias y quedó seleccionado luego de superar todas las instancias para viajar a Misiones y representar al cept en las Olimpiadas Agropecuarias Nacionales.

“Los cept no cerramos, los padres siguen en movimiento, siguen trabajando, el personal educativo como corresponde legalmente se toma sus vacaciones, y el cierre es pedagógico como en todas las escuelas. El cierre es un poco melancólico cada grupo de permanencia se despide porque al año siguiente se va a encontrar conviviendo con otro grupo, son semanas de mucho llanto, abrazo, de te voy a extrañar, el cierre de convivencia es especial”.

Así cerramos este viaje al Centro Educativo para la Producción Total Nº de Espigas a casi 30 años de su inauguración hay más de 30 Cept en toda la provincia. En Espigas, la comunidad lo ve crecer, le da cobijo a quienes llegan y suelta sus manos a quienes se van. Pero hay un lazo invisible que se queda cada vez que desean volver.