Notas

Coronavirus: una olavarriense cuenta la experiencia desde Italia

“Lo único seguro es que sin gente circulando, el virus no encuentra donde alojarse”

Calles vacías, gente aislada y ahora, recién con miles de muertos, mayor conciencia. Cómo se vive el coronavirus en Italia, desde la mirada de una olavarriense. Por qué son positivas las medidas que se tomaron en nuestro país.

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Fernanda Alvarez - Agencia Comunica

18/03/2020

“Que Argentina aproveche de los errores nuestros para evitar la propagación del virus, que la gente se quede en su casa”. El comentario de una olavarriense que vive en Trento, Italia, suena mas a un clamor que a un simple pedido. Porque ve y siente, en vivo, en directo y con preocupación, los errores que se cometieron en el “Primer Mundo” en torno al coronavirus.
En diálogo con esta agencia -desde su casa, obviamente- Laura Rivas relata la experiencia y analiza los efectos de un virus que desafió, puso a prueba y le ganó a los países mas poderosos del mundo.

“Los gobiernos se iban dando cuenta de a poco de lo que pasaba. En principio estaba en China y estaba lejos, después llegó a Italia pero eran pocos casos, y la percepción era ´a mi no me va a pasar´. Hay 20 casos en Milán pero estoy en Trento, otros en Roma, y entonces se los seguía viendo como algo lejano”. Hoy los italianos solo pueden salir de sus casas a hacer las compras de comida o a las farmacias. Nada más. El paisaje cambió y la policía patrullas las calles para evitar que salgan de modo innecesario.

Laura Rivas vive en Trento, cerca de la frontera con Austria. Una zona de montañas y centros de esquí, con mucha actividad turística. Es socióloga, realiza trabajos de comunicación on line y había vuelto a estudiar, algo que también suspendió el microscópico y potente virus. Hoy pasa sus días en su departamento con su perro. Y espera que los números cambien.

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Laura Rivas, desde Trento, una zona turística del norte de Italia.

Desde el principio

El primer caso que se supo en Italia fue un viernes por la tarde. “Cuando se hizo público, el sábado hubo corridas a los supermercados, pero se vio que fue contraproducente. A partir del domingo a la noche o lunes, empezaron a cerrar escuelas y todas las instituciones de educación. Era 24 de febrero y la orden fue cerrar hasta el 1 de marzo. Estuvimos saliendo normalmente, pero con escuelas y conciertos cerrados. ¿Que hizo la gente? Se lo tomó como vacaciones, aprovecharon para ir a esquiar, salieron y eso fue muy contraproducente”, relata. Cualquier parecido con la situación argentina, no es mera coincidencia.

“Era un período de incubación y se diseminó el virus. Por eso desde el 5 de marzo decidieron cerrar todo. Igual lo hicieron de manera blanda y la gente seguía dando vueltas, tuvimos carnaval, en fin...se generó confusión. Recién el 6 o 7 de marzo no se pudo salir más que a la farmacia y supermercado. Se le pide a la gente una declaración de por qué se sale. Si ese motivo no corresponde a la verdad, hay sanciones por no respetar las órdenes de salud pública. Sentimos que no se hizo todo enseguida”.

Por si esto fuera poco, cuando el gobierno anunció que al día siguiente cerrarían ciudades la gente salió desesperada a tomarse los últimos trenes para ir a sus casas. Otro efecto boomerang: el virus que estaba concentrado en Milán, por ejemplo, se diseminó a otros lugares. Por eso para la argentino/italiana “frontera cerrada o fronteras abiertas, que la gente que se quede en su casa. Una vez que llegó el virus, sin importar cómo, se esparce”.

Por eso, es central tener en cuenta qué hacer para evitar que en países como el nuestro avance a pasos agigantados. Laura sugiere “salir lo menos posible y no tener ningún tipo de contacto físico con otras personas, mas allá de los grupos familiares. Debe salir una sola persona del grupo familiar a hacer las compras, hay que entenderlo. Otra cosa importante es preservar médicos, enfermeros y sistema sanitario en general. Se han puesto aquí números especiales a los que la gente llama si tiene síntomas y los médicos o enfermeros vienen a tu casa. Si sos positivo y estás bien, te quedás en tu casa, no podés salir ni a sacar la basura. Se encargan los voluntarios de traerte todo”.
La idea es “no ir al hospital porque se lleva enfermedades a quien no se debe enfermar”. Es que el coronavirus puede pasarse sin riesgos dentro de casa, siempre con consulta médica.

Otra recomendación es “no acapararse cosas. Alcohol, barbijos, guantes, comida. No falta nada en los super, entonces no hay que ir a comprar desesperadamente. Lo que aquí llamamos DPI (Dispositivos de Protección Individual), les sirven a los que custodian la salud pública, no a nosotros. Lavarse mucho las manos, mantener buen aseo y desinfección. Yo cada vez que entro a casa me saco los zapatos, me lavo las manos y después me saco campera. Luego agarro desinfectante y limpio manijas, porque eso es lo que toco cuando vengo de afuera. Mucho más que hacer, no hay”.

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Más allá de las contradicciones que se han ido generando en los diferentes países debido a que es un virus sobre el que se conocía poco, “lo único seguro es que si la gente no circula y no hay contacto entre personas, el virus no encuentra huéspedes donde alojarse”. Y como ejemplo sirve lo que sucedió en un pueblo de 4 mil personas donde el 60% tenía coronavirus. “Hicieron pruebas a todos y después de 15 días de cuarentena total, ya hoy no hay casi contagios”.

“Ojalá en Argentina usen los errores que cometimos en Europa”, desea Laura Rivas. “Es necesario reaccionar enseguida, desde el principio y bien”.
El miedo puede generar alertas y ser útil en muchos casos. El pánico, en cambio, trae confusión. Pero ¿qué ha sucedido en sociedades donde el mercado parecía ser lo más importante? ¿Qué efectos puede tener el virus tanto a nivel económico como personal y emocional?

“Vivimos en sociedades aceleradas donde parece que está bien trabajar 14 horas por día, 6 días por semana y que esa es la medida del éxito. De alguna manera esta situación nos ha puesto de frente a nuestros límites humanos. Ha obligado a mucha gente a ver con ojos nuevos hasta a su propia familia, a ocuparse de cosas que todos dicen que son importante como jugar con los hijos escuchar a su pareja pero que nadie hace y ahora está obligado a hacer. No hablemos de la polución, que ha disminuido muchísimo desde que la gente no se mueve. La economía es el tema por el cual los gobiernos no toman decisiones tan rápidas como deberían, y también hay todo un nacimiento de sentimientos de solidaridad que se desarrolla cuando hay gente necesitada. Algo asi nos pasó durante la inundación del ´80 en Olavarría. Si algo bueno tiene que salir de todo esto, puede ser que sea eso”, analiza.

Ojalá. Ojalá el tiempo compartido ahora -por obligación- sea el más valioso que hayamos compartido.