Notas

Vivir la pandemia lejos de casa

El testimonio de cuatro argentinos que están atravesando la pandemia de coronavirus en Andorra, Burgos, Munich y Francia. Cómo lo viven y qué medidas toman.

Experiencia corona 2

Todos coinciden en un punto: quedarse en casa es la mejor vacuna contra el virus que sacude mercados y obliga a vincularnos a través de una pantalla. Los testimonios de argentinos que viven en Europa acuerdan en que en Argentina las medidas llegaron antes que en el viejo continente. Y aquí cuentan cómo viven el aislamiento en cuatro lugares diferentes.

Joaquín vive en Andorra, país que confirmó 12 casos positivos de coronavirus y 400 en sospecha. Por tal motivo como medida preventiva durante treinta días -mínimo- quedó aislado al cerrar la frontera con España y Francia.
Mientras intentan cumplir con la cuarentena a rajatablas, el tandilense expresa que nadie sale de la casa excepto para hacer compras necesarias en la farmacia o el supermercado y cuando salen es indispensable no hacerlo en grupo: “la policía siempre en las calles vigilando. Hay multas de entre 300 y 500 euros para los que estén deambulando por ahí, inclusive cárcel”.
Joaquín trabaja en un supermercado y asegura que toma medidas como “todo aquel que entre al super les damos guantes de látex y le tomamos la temperatura antes de entrar. Obviamente yo con barbijo y guantes también. El super es pequeño así que dejamos entrar a 6 personas a la vez”. En esta misma línea confiesa que en un principio la gente se llevó todo el alcohol y la carne pero “ahora salió un decreto que solo se puede vender por día 1 litro de alcohol por persona y un paquete de tabaco por día por persona”.
La desolación inunda el país europeo, los hoteles cerraron, se paró totalmente con el turismo, cerraron las pistas de esquí, pero deben permanecer abiertas las farmacia, el super y las gasolineras. En todo este caos “Se despidió a muchisima gente, a muchos argentinos que vinieron hacer temporada (como yo), pero yo tengo la suerte de trabajar en un super.
Arriesgo un poco mi salud.
Este argentino que permanece en Andorra concluye que “con precaución y con ganas voy a trabajar para ayudar a todo el mundo. Hay que cumplir con la cuarentena, cuidarse, no salir, ya no queda en ningún lugar alcohol en gel”.

Agustín Vicente en Burgos, España

Agustin es de Bolívar y hace un año que se encuentra en Burgos, España, junto a su padre. Trabaja de repartidor de una empresa de Coca-Cola y practica rugby. Ante la pandemia de coronavirus el país español es uno de los más complicados, Agustín expresa que a principios de enero el tema comenzó a estar en agenda informativa.

Las medidas más importantes que ha tomado el gobierno español según resalta el bolivarense corresponden a cerrar fronteras y poner gente en cuarentena para que haya el menor contacto posible.En el país europeo también siguen funcionando los supermercados y fábricas de comidas que son quienes tienen permitido circular por la ciudad. El por su parte trata de estar en casa el mayor tiempo posible y salir solo para cuestiones imprescindibles “e intento estar a un metro mínimo de cada persona, luego cuando vuelvo aplico todas las medidas de higiene posible”.

Experiencia corona 3Agustin Vicente

Agustín dejó de asistir a su trabajo hace algunos días ya que según lo expresa “el viernes el Presidente hizo un comunicado de alerta máxima”. Por esto mismo el hogar ha comenzado a ser su espacio habitual para las rutinas del deporte: “utilizo unas pesas y subo y bajo las escaleras como para correr y mantener en ejercicio mi cuerpo”. De a ratos mira televisión y aprovecha la luz de la ventana para observar a través de ella cómo algunos no cumplen la cuarentena, aunque son los menos, y otros que viven en edificios sacan a pasear a sus perros -actividad que está permitida-.

Su mensaje para los amigos y familiares argentinos que se encuentran en su ciudad es que “se cuiden que allá no llego mucho -por Argentina-, pero es mejor pararlo ahora. Hagan caso en lo que se dice que hay que hacer”. Agustín aclara que ante esta pandemia no tiene miedo pero que es muy cauteloso en todos los cuidados porque “aunque el coronavirus no me haga nada voy a pasar a ser transmisor y puedo afectar a otra persona”:

Sol Sraiber en Munich, Alemania

Sol Sraiber es de Olavarría y estudia Periodismo en la Facultad de Ciencias Sociales, aunque actualmente se encuentra en Munich Alemania en un intercambio laboral. A un mes de haber llegado a dicho país expresa que “se encuentra tratando de sobrellevar la situación positivamente”.

Sol expresa que no es oficial la cuarentena “acá en mi casa se podría decir que estoy en cuarentena porque la Primera Ministra recomendó no salir a la calle, no usar transporte público, no ir a lugares públicos con mucha gente, suspendió lugares de ocio y los restaurantes abren sólo hasta las seis de la tarde”. Sol destaca como medida más importante que durante cinco semanas permanecerán cerradas todas las instituciones educativas por lo que “ahora estoy trabajando de mas, haciendo horas extras porque los nenes están continuamente en la casa, es un bajón. Puedo decir que acá se respeta bastante”.


Experiencia corona 1Sol Sraiber

Lejos de su familia y abrazada por el frío alemán expresa que “no la estoy pasando bien obviamente, es un bajón tener un fin de semana soleado y no poder reunirme con mis amigos”. En este contexto la olavarriense explica que la familia con la que vive cumple a rajatabla el protocolo de cuarentena por ende no se puede reunir con nadie ni en un hogar ya que ellos no saben con quien se relaciona el resto y si estuvo en contacto con una persona infectada, por eso “es preferible no tener relaciones sociales por un tiempo, acá lo respetamos mucho”.

Joaquin Braquet, en Francia

Joaquin Braquet es oriundo de Rauch, es profesor de español y actualmente está haciendo el doctorado. Desde hace un año y medio reside en Pessac, en el sudoeste de Francia, uno de los países más afectados de Europa por el Covid-19, donde ya se han contabilizado 7.730 casos y 175 muertes. Sin embargo, recién el martes 17 de Marzo entraron en cuarentena obligatoria. En este sentido, Joaquín comenta que “los colegios, las universidades y la mayor parte de los trabajos están cerrados. La gente no puede salir a la calle ni reunirse con otras personas”.
Agrega que sólo se puede salir cuando sea realmente necesario, y que “hay que llevar una declaración completada, fechada y firmada si se sale a la calle. Si te ven afuera sin la declaración, te hacen una multa”. En estos casos de extrema psicosis social, no es descabellado imaginar que los servicios básicos de la sociedad colapsen. Supermercados, bancos y hospitales son los principales afectados. Joaquin afirma en este contexto que “los supermercados están bastante vacíos, yo fui el lunes y había muchas gondolas vacias de productos de primera necesidad”, aunque destacó que se nota un ambiente tranquilo y cordial. En cuanto a los bancos, siguen funcionando pero se le pide a las personas que privilegien las transacciones virtuales. Pasa lo mismo con los sistemas de salud, a los cuales hay que llamar antes de concurrir para evitar el colapso. Por último, el rauchense sostiene que está tranquilo, tratando de tomar las medidas que se recomiendan e informarse con fuentes serias sobre lo que está pasando.

Elizabeth Kenny, España

Es comunicadora graduada de la Facultad de Ciencias Sociales (UNICEN) y logró ingresar a España hace unos días ya que estaba en Marruecos cuando todo comenzó. Con el paso de los días la situación se agravó, “pensábamos que lo mejor era esperar, la sensación de todo lo que se vive no es buena, es complicada. Pero todos queremos volver a casa” reflexiona en un audio “Eli” a Radio Universidad.

Si bien la embajada de Argentina en Marruecos “se ha portado excelente con los argentinos varados, de forma excepcional y con buena respuesta, en España no respondieron de la misma forma. Está todo colapsado, hay un clima muy tenso, la policía te para a cada momento y las restricciones son sumamente estrictas (para bien, me parece)” describe la argentina y agrega que no hay información desde la embajada pero todo está cuidado, desde el alcohol en gel, guantes y hasta barbijos.

Hoy Elizabeth aanhela que todo mejore y su idea es llegar a Madrid, ya sea a la embajada o a las empresas para anotarse en las listas de repatriaciones. “Son tiempos muy extraños, cambió el mundo. Queremos estar en casa” concluye Elizabeth.