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Entrevista a Claudia Lajud

Educación sexual en las escuelas: derechos en el aula

El programa nacional de Educación Sexual Integral (ESI) asume como horizonte los derechos sexuales y reproductivos desde una perspectiva de género en la escuela. Para Claudia Lajud, esta ley es superadora de las legislaciones anteriores ya que abre las puertas de la sexualidad hacia la afectividad.

 

Desde 2006, con la sanción de la ley de Educación Sexual Integral (ESI), la temática comenzó a tratarse de manera sistemática, obligatoria y transversal a todos los niveles educativos. En la escuela secundaria, su carácter integral intenta abandonar la mirada biomédica sobre sexualidad, para que docentes y estudiantes puedan articular los aspectos físicos, emocionales, intelectuales y sociales del tema. Entre sus objetivos se busca promover el respeto por el cuidado del propio cuerpo, las relaciones interpersonales y el ejercicio responsable de la sexualidad. En el marco del proyecto de investigación “ESI: su aplicación como política pública en las escuelas secundarias de Olavarría” del Observatorio de Niñez y Adolescencia de la Facultad de Ciencias Sociales, Claudia Lajud, subdirectora de la Dirección de Psicología Comunitaria y Pedagogía Social de la Dirección General de Escuelas, explica los avances y desafíos del programa.

¿Qué cambios trae la ley y cómo se está implementando en las escuelas secundarias?
La ley surge en 2006 en un momento de ampliación de derechos y de construcción de ciudadanía. Para quienes veníamos militando desde estos espacios, en mi caso desde Che Sida, fue algo muy esperado y bienvenido. En 2008, por una resolución del Consejo Federal de Educación de la Nación, se promulgaron los contenidos federales de la ley. Ésta maneja una noción de sexualidad integral donde se trabaja desde lo biológico, lo afectivo, los valores, lo ético, lo normativo, con una conceptualización de sexualidad más amplia. Hoy lo que está en juego es abrir el campo mirando con una perspectiva de derecho y género. Y creo que lo más interesante de la ley es que pone en juego el deseo, el proyecto de vida y el amor. Es superadora de todo lo que venía sucediendo en la escuela secundaria hacia la afectividad. Una cuestión es la ley y otra es cuando ésta se traduce en una ampliación de derechos en la práctica cotidiana. El año pasado, por medio de la Dirección de Psicología Comunitaria y Pedagogía Social en conjunto con la Dirección de Educación Secundaria, llevamos a cabo una articulación con el Programa Nacional de ESI, donde implementamos un curso de capacitación para todas las escuelas secundarias de la provincia de Buenos Aires, 6.600 escuelas en total, tanto de gestión pública como privada.

¿Qué resultados ha dejado la aplicación de estos cursos formativos para docentes?
Tuvimos muy buenos resultados, se acreditaron aproximadamente 17.000 docentes de la provincia, el 94% presentó todas las condiciones para la acreditación. Este año esperamos que sean 30.000 entre primaria e inicial, estamos hablando de 11.000 escuelas. Para hacer un seguimiento sobre cómo se viene llevando a cabo el programa, se le da a cada jefe distrital de educación de cada ciudad un CD con todos los archivos de los proyectos presentados por las escuelas para que la supervisión se lleve a cabo por los propios inspectores de cada institución.

¿Cuáles fueron los problemas que se presentaron y se presentan a la hora de implementar los lineamientos?
En la propia capacitación siempre hay niveles de resistencia, los esperables, y estamos preparados. Toda la capacitación consiste en poder desestructurar esas resistencias que sabemos que vamos a encontrar. Durante las jornadas se trabaja sobre la propia subjetividad del docente, es decir, ¿Qué le pasa al docente con su propia sexualidad y con su historia de la sexualidad? Y entonces empezamos a abrir puertas, a derribar resistencias y a sensibilizar la temática. La idea es que puedan desnaturalizar aquello que daban como hecho y problematizarlo, es un trabajo que tampoco se resuelve en dos jornadas pero después va acompañado por mucho material didáctico y de lectura para poder dar cuenta de los lineamientos en el aula. En las estrategias de trabajo se pone en juego lo afectivo, lo corporal, lo emocional, y además tiene esa característica muy valiosa que es colectiva, no es un docente solo que va de la escuela sino que es un grupo de docentes de una institución que participan, que están convocados y deben sentarse después en su escuela a trabajar juntos.

¿Los padres han mostrado apoyo a esta iniciativa?
Uno de los artículos de la ley marca que la escuela tiene que trabajar e informar a los padres acerca de la ley y los contenidos que se van a trabajar en el aula. En general, cuando uno lee los contenidos de la ESI a los padres, se alivian y entienden de qué se trata, no oponen resistencia y le dan la bienvenida. ¿Por qué? Porque cuando decís “voy a dar Educación Sexual Integral en el nivel inicial”, los padres se alborotan diciendo “¿qué le van a enseñar a mi hijo?” y bueno, a tu hijo en el nivel inicial le vamos a enseñar a conocer y a cuidar su cuerpo, a reconocer las diferencias, a tratarse bien entre sí, a respetar al otro. Los padres sienten alivio porque dicen “¡Qué suerte! Entonces nos van a ayudar a explicar cómo nació el hermanito” y sí, vamos a trabajar juntos esas cuestiones. En el nivel secundario los padres tienen mucha necesidad de ser acompañados durante la etapa en que se encuentran con un sujeto que es su hijo/a pero a veces resulta totalmente desconocido. Los padres dicen “¿pero éste es el hijo que yo crié, que yo eduqué?” y ahí entra el acompañamiento de la escuela, saber que se va a trabajar todo lo que tenga que ver con los derechos sexuales y reproductivos. Saber que se va a trabajar con las problemáticas que se presentan con los embarazos no deseados o con la violencia en los noviazgos, o la cuestión de la elección sobre la orientación sexual de cada uno, de respetar la orientación sexual de los otros y la verdad nadie se opone.

¿Qué actitud se espera que adopten los docentes en el aula?
La idea es sensibilizar al docente con la perspectiva de la ley, lograr que se pueda tener una mirada crítica sobre los procesos de relaciones en la escuela. Por ejemplo: yo puedo dar la mejor clase de educación sexual integral en el aula pero si salgo al patio y les digo a las chicas “no corras porque pareces una machona”, entonces toda la clase anterior dejó mucho que desear. Re-pensar la institución escolar desde lo administrativo-organizacional, en la planilla de ingreso de los alumnos si vos pones el nombre de tu papá y el de tu mamá, dejaste toda la diversidad familiar que puede existir por fuera. Si vos decís “los integrantes de tu familia” se amplía un poco más el campo, lo mismo en lo organizacional, los primeros en la lista de asistencia son los varones y después las mujeres, la clase de educación física se da para varones y para mujeres y nunca una clase mixta. Parece que hay predominancia de los sexos en el desarrollo de las prácticas físicas. No se trata solamente de contenidos sino también de cómo una institución se piensa a sí misma con perspectiva de género y con una perspectiva de derechos.

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Lajud destaca la importancia de un trabajo institucional, comunitario e intersectorial respecto de la ESI./ Foto: Gentileza Claudia Lajud

¿Cómo participan los alumnos con este tema?, ¿Muestran interés?
Los alumnos participan plenamente cuando se les da estos espacios. Los chicos quieren hablar, tener esos debates en la institución escolar donde es el mejor lugar para que suceda porque la escuela es el lugar donde están los adultos para mediar, contener, acompañar. Eso no se da en todos lados, no se da en la calle o en internet, entonces yo creo que la escuela es el mejor lugar para que suceda la ESI, porque estás con pares, con compañeros y compañeras que les pasan las mismas cosas o que les pasan otras y tenemos que conocerlas. Con saber que hay un adulto que nos cuida, que nos mira y nos ayuda a debatir y a reflexionar sobre estas problemáticas, los pibes se terminan enganchando y quieren que esto suceda, de eso no me cabe duda.

Con la aplicación de la ESI en las escuelas, ¿Se han presentado más casos de denuncias sobre vulneración de derechos?
Nuestra dirección en el 2012 hizo la Guía de Orientación para la Intervención en Situaciones Conflictivas y de Vulneración de Derechos en el Escenario Escolar. La misma tiene la intención de orientar a la institución y a sus docentes sobre cómo proceder en el abordaje de las situaciones sobre vulneración de derechos. Fue muy buen recibida en la Dirección General de Escuelas y también en UNICEF, quienes decidieron publicarla con muchas mejoras en su diseño y presentación. La guía tiene una visión de intervención integral e intersectorial, nosotros trabajamos con los otros ministerios, con estos casos la escuela sola no puede, tiene que trabajar con salud, con justicia, con los servicios locales y zonales de niñez y adolescencia porque las conflictividades son muy complejas. Muchas veces ante una situación tan grave como el abuso sexual de un niño o de una niña, el docente se encuentra desprovisto, desarmado, a veces conmovido y sin saber qué hacer. Con la guía los docentes ya no están solos, hay otros en la comunidad, allí puede dar cuenta de con qué actores comunitarios se puede referenciar, cómo hacer una denuncia, dónde debe hacerse, cómo articular con otros para acompañar y contener a ese niño o niña.

¿Cuáles son los logros hasta el momento y cuáles los desafíos?
El logro fundamental es tener una ley, una resolución con los contenidos curriculares federales, contar con materiales didácticos para todos los niveles y modalidades, llevar a cabo las capacitaciones docentes con gran masividad. Creo que esos son logros que, si uno los analiza en términos de procesos históricos, en poco tiempo hemos construido cuestiones muy importantes. Los desafíos son sostenerlos, lograr instituciones comprometidas con la ley de ESI, con perspectiva de género, con perspectiva de derechos, posibilitar mayores canales de comunicación con las escuelas, las familias y otros sectores comunitarios. La ley de ESI debe tener fuerte trabajo institucional y también comunitario e intersectorial con otros sectores de la comunidad.

 

Claudia Lajud es licenciada en Antropología Social. Desde hace 3 años ocupa el cargo de subdirectora de la Dirección de Psicología Comunitaria y Pedagogía Social de la Dirección General de Escuelas. Además es profesora de sordos e hipoacúsicos y de estimulación temprana. Posee también el título de maestra de nivel primario. Desde 1997 integra el grupo de extensión  universitaria Che Sida dependiente de la Secretaría de Extensión, Bienestar y Transferencia de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNICEN.